La ultraderecha busca la bendición de la jerarquía de la Iglesia para su “batalla cultural”
El presidente de la Conferencia Episcopal clausura un curso del instituto de Vox y Le Pen que preside un apologeta de Franco y Pinochet
La ultraderecha busca la bendición de la jerarquía de la Iglesia católica para dar su “batalla cultural” contra la izquierda. Y parece que está en camino de conseguirla. El ISSE (Instituto Superior de Sociología, Economía y Política), el semillero de futuros líderes ultras montado en Madrid por dirigentes de Vox y Marion Marèchal —sobrina de la líder del Reagrupamiento Nacional francés, Marine Le Pen, y flamante eurodiputada— celebra esta semana su segundo curso de verano. Si el año pasado tuvo lugar en Segovia, con el patrocinio de la Junta de Castilla y León, entonces cogobernada por PP y Vox, esta vez lo celebra en El Escorial (Madrid), de la mano de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), propietaria del diario en línea El Debate.
Entre los 15 conferenciantes del curso, dedicado a ensalzar la colonización española de América frente a las denuncias de los representantes de los pueblos indígenas, no hay una sola mujer. La mayoría pertenecen al plantel de profesores de la universidad de los propagandistas (CEU San Pablo) o están en la órbita de Vox. Entre estos últimos figuran Francisco José Contreras, diputado de dicho partido en la anterior legislatura; Kiko Méndez-Monasterio, principal asesor del líder de Vox; Gustavo Bueno Sánchez, coautor de un libro con Abascal; Paco Santas Olmeda, Hughes, director del suplemento cultural de La Gaceta, órgano de la formación ultra; o José Javier Esparza, presentador de El Toro TV, el canal oficioso del partido de Abascal. A ellos se suman otros oradores como Santiago Muzio, un abogado franco-argentino director de la filial española del ISSEP y partidario de expulsar a la religión musulmana de Francia; Nacho Cano, el productor y exmiembro de Mecano que estos días ha saltado a la actualidad tras ser detenido por un presunto delito de favorecimiento de la inmigración irregular; o Agustín Laje, un politólogo argentino próximo a Milei que participó en junio pasado en la gran convención internacional de la ultraderecha en Madrid, con Vox como anfitrión.
El curso de El Escorial no pasaría de ser un encuentro más entre ideólogos de extrema derecha que han decidido llevar al campo académico su “guerra cultural”, impulsando teorías revisionistas de la historia o cuestionando la lucha contra el calentamiento global, si no fuera por la presencia de un ilustre invitado en su acto de clausura: el arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello. A preguntas de EL PAÍS, un portavoz de la CEE ha justificado la presencia del máximo representante de la jerarquía eclesiástica en este foro alegando que su intervención versará sobre la figura de Isabel la Católica y que su diócesis es promotora de la beatificación de dicha reina. Su proceso de beatificación lleva más de dos décadas paralizado sin motivo aparente, aunque distintos expertos advierten del escándalo que provocaría elevar a los altares a la monarca que expulsó a los judíos o promovió la inquisición.
La clausura de su curso de verano por el arzobispo Argüello da un marchamo de institucionalidad a un centro que se caracteriza por su falta de transparencia. El ISSEP Madrid es la sucursal española del instituto del mismo nombre fundado en 2018 en Lyon (Francia) por la nieta predilecta del fundador del Frente Nacional francés, Jean-Marie Le Pen, elegida eurodiputada el pasado 9 de junio en las listas del partido ultra Reconquista. Desde el punto de vista legal, es una fundación inscrita en el registro correspondiente en octubre de 2021 y constituida por Gabriel Ariza Rossy (hijo del patrón de El Toro TV) y Javier Tebas Llanas (hijo del presidente de LaLiga, quien también figura como profesor del ISSEP), tanto a título personal como a través de sus respectivas empresas: Tizona Comunicación SL y Skeleton Enterprise SL. En el patronato de la fundación se sientan también Kiko Méndez-Mosterio, el asesor de Abascal, y la propia Marion Marèchal-Le Pen.
Sin embargo, el personaje más significado es Miguel Menézdez Piñar, nieto del capitán de navío Camilo Menédez, condenado por el golpe de Estado del 23-F: y de Blas Piñar, líder de Fuerza Nueva, principal partido de extrema derecha durante la transición. En 2004, Miguel Menéndez y su hermano asaltaron el Círculo de Bellas Artes de Madrid y agredieron al actor Fernando Incera y al dramaturgo Íñigo Ramírez de Haro al grito de “¡Viva Cristo Rey!”. Sus ideas no han cambiado desde entonces. En 2012 participó en Chile en un homenaje al dictador Augusto Pinochet; en 2014 celebró el 75 aniversario de “la Victoria en la última Cruzada [de] la mejor generación española de todos los tiempos comandada por el Caudillo”; y en 2019, tras la victoria electoral de Pedro Sánchez, escribió un artículo para la Fundación Nacional Francisco Franco en estos términos: “Es época de elegir trinchera, organizarse y volver a jurar defender a España allá donde sea necesario. Hay que mirar el lado positivo porque este último capítulo del proceso revolucionario no va a ser liderado por la derecha del Partido Popular, dedicado a anestesiar y no provocar. La derecha no revuelve, adormece. [...] Es preferible el ataque directo y declarado. Ya lo tenemos. Ahora España debe demostrar que sólo está dormida y no muerta”.
Miguel Menéndez no solo es fundador y patrono del ISSEP sino que también es su presidente. Uno de los aspectos más oscuros del funcionamiento del instituto son sus finanzas. Aunque la fundación se inscribió en octubre de 2021 y la ley 50/2002 le obliga a depositar cada año sus cuentas en el Registro de Fundaciones, en abril pasado todavía no había presentado ninguna memoria económica.
Formalmente, Vox no tiene una vinculación orgánica con el ISSEP, pero la dirección nacional del partido remitió el pasado abril un correo a los concejales, coordinadores y técnicos de los grupos municipales de la formación en toda España en el que les animaba a inscribirse en un curso impartido por el centro de Menéndez Piñar para ampliar sus “conocimientos y habilidades mediante la profundización en tres bloques esenciales: municipio, batalla cultural y comunicación [...] ¡No dejes pasar esta oportunidad! Inscríbete ahora y tendrás un 15% de descuento”, concluía. El precio del curso es de 1.800 euros.
Lo sorprendente es que el contrato de matriculación en el curso, a pesar de llevar el sello de ISSEP, no se firma con la fundación sino con una empresa privada: Gestión y Desarrollo de Instituciones de Formación Superior SL. Esta fórmula, según los expertos consultados, permite repartir beneficios, lo que está vedado a las fundaciones, pero para los alumnos supone pérdida de beneficios fiscales. El administrador único de Gestión y Desarrollo de Instituciones de Formación Superior SL. es el propio Miguel Menéndez Piñar, que mezcla así su empresa con la fundación que preside. El domicilio social de la compañía es el mismo que el del ISSEP: la antigua sede de Vox.
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