Cristina García Rodero, la fotógrafa antropóloga
La Nau Gaudí de Mataró expone ‘España oculta’ en la que inmortalizó las fiestas y tradiciones de todo el país, antes de perder su sentido y naturalidad
Cristina García Rodero (Puertollano, Ciudad Real, 72 años) es una de las fotógrafas más destacadas de nuestro país y un referente del reportaje fotográfico documental. En 1973, con apenas 24 años, fruto de una beca, decidió abandonar los pinceles en los que se había formado y coger la cámara con la que sentía que podía contar más cosas. Poco después comenzó a recorrer la geografía española para documentar los rituales, las creencias y las costumbres religiosas arraigadas en cada localidad, huyendo de los tópicos de la España negra y de la ideal que el régimen franquista quería mostrar, en un momento en el que parecía que los cambios políticos y sociales que estaban por venir acabarían con todo eso.
Durante 15 años, miles de kilómetros a sus espaldas por caminos y malas carreteras, primero en autobuses y trenes, luego, pasados ocho años, en su primer coche, un 600 de tercera mano, recorrió España aprovechando los fines de semana, cuando descansaba de su actividad como docente en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid. Cuando llegaba a una localidad convivía y hablaba con todo el mundo y participaba en las fiestas como una más del pueblo. En 1989 publicó un libro que cambió la historia de la fotografía en este país: España oculta, que editó Lunwerg con una selección de esas 126 fotografías.
En este trabajo de documentación visual y de antropología de campo plasmó en imágenes unas costumbres que, efectivamente, desaparecieron, y que se ha convertido desde entonces en un clásico. Y a García Rodero la catapultó y le dio fama internacional después de que su trabajo se expusiera en el antiguo Museo de Arte Contemporáneo y el libro fuera premiado en los encuentros de Arlés (Francia) y triunfara en la Feria del libro de Fráncfort. “Desaparecieron, no porque no se sigan celebrando, porque con la llegada de las Autonomías se potenciaron; sino porque la naturalidad con que se vivían ha desaparecido para siempre y porque ahora es más difícil trabajar con 200 personas haciendo fotos con sus móviles”, explica esta tímida, pero locuaz artista, la primera fotógrafa española que entró en la agencia Mágnum.
Ahora este trabajo puede verse (gratis) en un sitio único, la Nave Gaudí, considerada la primera obra del arquitecto modernista, en la exposición con las 72 imágenes que forman parte de la Colección de Arte Contemporáneo de La Caixa, que posee desde 2009 gran parte de esta serie.
“Soy una afortunada”, comenta la fotógrafa, Premio Nacional de Fotografía en 1996 y PhotoEspaña 2017, mirando la cubierta curva de madera que creó el arquitecto en 1883 para la cooperativa la Obrera Mataronense, poco antes de comenzar a explicar sus fotografías. “Solo fotografío lo que me emociona, si no me emociona no puedo apretar el botón”, explica García Rodero ante estas imágenes contundentes, crudas en su mayoría, pero también llenas de humor y de mucha emoción. Todas en blanco y negro.
“Cuando comencé a hacer las fotos había una gran ignorancia. El gobierno de Franco solo fomentaba las grandes fiestas, como la de Sevilla, el Rocío, las Fallas, los Sanfermines y los carnavales, prohibidos, pero que se hacían como Fiestas de la primavera. Todo para atraer turistas. Pero nadie se interesaba por otras más antiguas y desconocidas y que formaban parte de nuestra historia, de la cultura y de nuestra personalidad. Pero es que a nadie le interesaba mostrar esa España, ni hacer el tipo de fotografía que hacía yo, porque había que ser modernos”, explica García Rodero.
Sus fotografías, presentadas de acuerdo con el ciclo festivo anual arrancan con acontecimientos paganos como el carnaval y las fiestas de la primavera y continúan con otras religiosas, como la Semana Santa, con imágenes como las que rememoran el robo de la imagen del Cristo de Sahuco en la localidad de Peñas de San Pedro, en Albacete, que ha fotografiado en varios años. Unas fotografías en las que abundan personajes como El peliqueiro de Laza (Orense), de 1975; el picao, de San Vicente de la Sonsierra (La Rioja); el empalao, de Valverde de la Vera (Cáceres), las dos de 1979; el jarramplas de Piornal, también de Cáceres, de 1980 y el cascaborras, en Orce (Granada), de 1987, en las que estas personas, la mayoría hombres, salen a la calle con su rostro oculto y actúan de chivos expiatorios para acabar con los males y, por lo tanto, reciben todo tipo de agravios y maltrato físico. Y detrás de las imágenes, la fotógrafa recuerda cuándo llegó al pueblo, como la recibieron, qué pasó a lo largo del día, de forma prodigiosa. “Si he hecho esta obra es porque no he tenido ni sentido del tiempo ni del dinero”, explica.
Para García Rodero una de las imágenes más importantes es la del colacho, una fiesta que se celebra en Castrillo de Murcia (Burgos) en la que un hombre salta sobre una cama en la que reposan los recién nacidos de la localidad en una especie de exorcismo. “La foto la hice en 1975 y cuando se publicó el libro le quise llevar un ejemplar, pero ya había fallecido y se lo entregué a su hijo y se emocionó”, recuerda.
La parte final de la exposición está formada por un amplio reportaje de una tradición gallega en pueblos como Ribarteme, dentro de la línea de los exvotos por haber pasado una enfermedad, en la que los niños que habían estado a punto de fallecer salen en procesión dentro de un ataúd para dar gracias por haber salida adelante. Todas sobrecogen. Pocas como El niño del ataúd, de 1982, en la que el triste protagonista custodia la caja de la que se ha salvado, al menos, por entonces.
Con esta exposición es la séptima vez que la Fundación La Caixa expone las fotografías de España Oculta, después de hacerlo en los CaixaForum de Tarragona (2010), Lleida (2011) y Palma (2012); la Casa de la Provincia, en Sevilla; el Castillo de Santa Catalina, en Cádiz; el Antiguo Hospital de Santa María la Rica, en Alcalá de Henares (todos en 2011), y el Museo Regional de Arte Moderno, en Cartagena (2012).
España oculta. Fotografías de Cristina García Rodero. Nau Gaudí, Mataró. Entrada gratuita. Hasta el 16 de enero de 2022
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