El fútbol de barrio revive con la afición del Sant Andreu y el Europa
Ambos equipos barceloneses, con un gran sentimiento de pertenencia, se enfrentaron al Betis y Las Palmas la semana pasada en lo que fue una fiesta social llenando sus estadios
El Sant Andreu y el Europa gozan de la pasión por el barrio de sus aficionados. Desde hace unos años ambos clubes han vivido una gran explosión social de reivindicación del fútbol modesto, de afirmación de personalidad propia e identidad común. Las gradas se llenan en los partidos, cada vez con más gente joven que se aleja del fútbol de élite para reencontrarse y reconciliarse en el fútbol modesto. Ambos clubes militantes en Segunda RFEF, la pasada semana, se enfrentaron a equipos de Primera División en la segunda eliminatoria de la Copa del Rey en sus propios estadios. Y aunque el Europa no pudo vencer a Las Palmas el martes cuatro (1-2), y tampoco el Sant Andreu al Betis el miércoles cinco (1-3), cada partido se convirtió en una fiesta social. Aunque son rivales sobre el césped, comparten algo: el despertar de unos seguidores que apuestan y sienten el barrio. También sus grupos más radicales, los Desperdicis y Eskapulats, ambos con valores similares de izquierdas y antifascistas. Los dos clubes pertenecen a poblaciones anexionadas a Barcelona en el 1897. Pero en Sant Andreu del Palomar aún se sienten un pueblo. En Gràcia, una vila. Este miércoles, además, ambos equipos vuelven a enfrentarse al reanudar el encuentro suspendido el pasado 17 de noviembre por la caída de una valla. Queda prácticamente toda la segunda parte por disputar, pero no habrá público, no habrá afición: el partido será a puerta cerrada
👏 Honor al fútbol de barrio.
— Fútbol en Movistar Plus+ (@MovistarFutbol) December 5, 2024
💛❤️ Honor al @uesantandreu.#LaCopaMola #LaCasadelFútbol pic.twitter.com/rKnseMRdvF
El Sant Andreu, con 115 años de historia y con un Narcís Sala lleno hasta la bandera, estuvo cerca de la victoria frente al Betis. Antes del encuentro, el grupo Ginestà —Júlia y Pau Serrasolsas, ambos del barrio— estrenó una nueva versión del himno del club. Las gradas del Narcís Sala —con capacidad para 6.563 espectadores— no dejaron de llenarse, con mucha gente joven entre el público, y otros tantos cumpliendo el cliché de las tres generaciones: abuelo, padre e hijo. Desde hace unos años, la UESA —como también llaman al club— ha catapultado su masa social, pasando de los 1.000 socios en 2022 a los más de 4.000 esta temporada. Entre medias se asociaron con la marca Meyba, que ya en los 80 y 90 vistió al Barça. Pero el crecimiento ha sido tan grande que incluso desde la marca barcelonesa se vieron superados con las ventas. Contra el Betis, las entradas se agotaron en tan solo 24 horas.
En el gol norte, en la grada de animación, vibraron con el grupo de los Desperdicis, fundado en 2007, aficionados radicales y antifascistas. Cada partido, con ellos, se transforma en una fiesta, con enormes tifos creados a mano, banderas gigantes —algunas independentistas, otras de palestina— y cánticos que no cesan. Ante el Betis, celebraban cada córner o disparo como un gol, e incluso tras la derrota, alzaron sus banderas y voces para mostrar el apoyo a su club. “Han aguantado hasta el final. Ha estado super bien”, comentaba un aficionado saliendo del encuentro. “Merecíamos ganar”, aseguraba una madre, sorprendentemente contenta a pesar de la derrota, a su hijo camino a casa. Sus lemas, claros: “L’orgull del poble” o “Forjats en l’adversitat”. En megafonía ya lo anunciaron: son un “pueblo”.
Su gran rival, el Europa. Cerraron la temporada pasada prácticamente sobre los 2.000 socios —la cifra más alta de este siglo—, con un 40% de ellos residentes en Gràcia. El club, nacido en 1907 y fundador de Primera División, es el otro gran exponente de incremento de masa social. Ante Las Palmas quedó claro en el Nou Sardenya: 4.018 aficionados —lleno absoluto con todas las entradas vendidas— cantaron y disfrutaron del partido desde las gradas. Algunos asomados a las ventanas de los imponentes edificios que rodean el estadio. Otros muchos, de pie en las escaleras o al final de la grada. Los jugadores salían tranquilamente por la puerta para saludar a algunos de sus familiares y amigos en la entrada al estadio. “Papá, hazme una foto”, pedía un niño que quería inmortalizar su pequeño momento con un futbolista.
Hem de valorar moltíssim el que estem vivint al @CEEuropa en els últims anys.
— Alex Cano (@alexcano4) December 4, 2024
Estem normalitzant viure ambients de més de 4000 persones al Nou Sardenya quan fa pocs anys era impensable.
El creixement social i esportiu del club és brutal. Ahir vam viure una altra nit màgica 💙🤍 pic.twitter.com/DSfZQEVbji
El Europa tampoco pudo disfrutar de una victoria, aunque estuvo cerca. Al igual que el Sant Andreu, su afición es cada vez más joven, y no dejaron de animar incluso después del pitido final. En la grada de animación, en el gol sud, el grupo de los Eskapulats, formado en 2013 con ideales de izquierdas, antifascistas e independentistas. “Derrota que nos elimina de la Copa, pero victoria social del club”, aseguraron en sus redes sociales. Antes del partido contra Las Palmas mostraron una estelada con una frase: “Catalunya no oblida, 1-10-2017″. Y es que aquel día hace siete años el equipo balear bordó una bandera española en su camiseta para enfrentarse al Barcelona tras el referéndum.
7 anys després, els catalans no oblidem la repressió de l'1 d'octubre. No oblidem qui estava a cada bàndol. Seguim lluitant per ser i existir. pic.twitter.com/X0MQx98bzK
— Eskapulats (@Eskapulats) December 4, 2024
Ambos equipos, rivales sobre el césped y formando un acalorado derbi cada vez que se enfrentan, comparten valores. En el Narcís Sala, en un cartel, puede leerse “La pilota no discrimina”. El Nou Sardenya luce una pancarta con “Diem no”, aunque ante Las Palmas fueron obligados a taparla por parte de la Real Federación Española. Desde 2021 el Europa recoge en sus estatutos que el club de Gràcia se declara antifascista, antimachista, antihomófobo, antirracista y antibullying. Los Desperdicis de Sant Andreu muestran también sus tifos que trasciende lo futbolísticos, con un importante trasfondo social. Ambos clubes han llevado a otro nivel el fútbol de barrio, con la reticencia de olvidar sus orígenes, y lo más radicales con la premisa de luchar por las causas sociales.
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