Principios sólidos
El diseñador Quique Vidal defiende lo ético y lo sostenible en Becomely, su marca de ropa y complementos
Trabaja con proveedores locales, solo produce bajo pedido y explora nuevas vías como la impresión 3D. Quique Vidal prioriza lo ético y lo sostenible en su marca de ropa y complementos, Becomely. Quiere hacer las cosas de otra manera. Su compromiso cubre toda la cadena de producción. “No soy diseñador solo para hacer ropa bonita”, explica. Tiene 24 años y las ideas muy claras. Acaba de presentar su nueva colección en un desfile virtual.
Taller inesperado. Su lugar de trabajo está en La Nave, un alucinante espacio para startups que inauguró el Ayuntamiento de Madrid hace cuatro años. Junto a una antigua fábrica de ascensores se alza un edificio donde distintos emprendedores desarrollan sus proyectos. “Lo encontré por Internet. Buscaba un sitio donde poder trabajar en equipo. Era imposible pagar un local teniendo aún una producción tan pequeña. Este lugar es increíble. Nos ceden el espacio gratis y además nos dan formación”, celebra. En la quinta planta está su mesa, en la que las revistas de moda se apilan junto a patrones y prototipos. Lo que parece un microondas es una impresora 3D. Con ella fabrica pendientes, pulseras, colgantes y otros complementos. Al empezar el confinamiento se la llevó a casa. “Pensé en qué podía hacer para ayudar y se me ocurrió fabricar pantallas protectoras”. Se puso a ello y diseñó más de 100 que regaló a residencias y centros de salud.
Nos imponen el género desde la infancia, asignándonos colores y prendas determinadas, pero podemos ser quienes queramos ser llevando la ropa con la que mejor nos veamos
Joyería biodegradable. Descubrió la impresión en 3D buscando soluciones para crear de manera sostenible. “Me metí en este mundo de manera fortuita. Hace dos años compré la primera impresora, que es la que sigo utilizando, y estoy encantado con ella. Es genial porque es una manera de fabricar que no requiere intermediarios, permite hacerlo bajo pedido y no hay que almacenar grandes cantidades de stock”. Los materiales son de origen vegetal: almidón de maíz, fécula de patata o caña de azúcar. “Son polímeros 100% biodegradables”. La joyería sostenible impresa en 3D se ha convertido en el mayor éxito de ventas de Becomely. Tiene piezas a la venta desde 19 euros. Los pendientes con forma de conejito, como el logo de su marca, son los más demandados. Cuando llega un pedido a través de la página web, Quique pone en marcha la impresora. Apenas hace ruido. Es muy silenciosa.
Libertad total. Tras participar en dos ediciones de EGO, el certamen para marcas emergentes de la antigua Cibeles, el diseñador ha presentado su última colección en un nuevo formato: un desfile virtual. “Es más económico, más práctico y puedes mostrar tu espíritu al 100%”, razona. “Llevaba tiempo dándole vueltas y con la pandemia me decidí. Creo que tiene muchas ventajas: es más democrático, más sostenible y puedes llegar a más gente. Quien quiera puede ver el desfile cuando quiera y donde quiera”. En menos de tres minutos se descubre la colección “Sueño de una noche de verano”. Sobre un suelo lleno de paja y heno, aparecen modelos luciendo prendas en las que los géneros se diluyen. “El mismo vestido vale para un chico o para una chica, al igual que una camisa. Nos imponen el género desde la infancia, asignándonos colores y prendas determinadas, pero podemos ser quienes queramos ser llevando la ropa con la que mejor nos veamos”. Ya está trabajando en la siguiente colección. “La verdad es que está muy adelantada. La idea es lanzarla en septiembre, con presentación en formato digital”.
Confección por encargo. Las prendas de Becomely son confeccionadas por mujeres víctimas de la explotación sexual. El director creativo de la marca encarga la confección de sus diseños a APRAMP, una ONG que ofrece ayuda, formación y trabajo a víctimas de la trata. “La labor social es uno de mis motores”, afirma Quique Vidal. Él es un firme defensor del made-to-order, o lo que es lo mismo, producir exclusivamente por encargo. Ese modelo, que cada vez abrazan más firmas pequeñas, es una respuesta a la producción masiva. “Nosotros no tenemos que deshacernos de stock en rebajas porque solo fabricamos bajo pedido”. No tira ni los tejidos sobrantes. “Los aprovechamos como podemos. Con los retales solíamos hacer diademas. Ahora los estamos utilizando para hacer mascarillas. En un principio era reacio, pero nos las pedían y al final nos decidimos a hacerlas”.
Planes continuos. Nacido en Valencia en 1996, Quique empezó a diseñar cuando iba al instituto. “Para mi graduación hice mis primeros vestidos, para mi madre y para dos profesoras”. Con una de ellas, Aleth, le une una relación especial. “Era mi profesora de Historia del Arte. Es como una segunda madre para mí. Aprendí a dibujar con ella. Tuvo cáncer y pasamos muchas tardes juntos dibujando y viendo películas de Almodóvar, cine clásico…”, recuerda. Hace cinco años llegó a Madrid. Su experiencia con Becomely la aprovecha ahora también en Estudio Cartulina, que ha fundado para colaborar con otras marcas. “Es un estudio creativo para ayudar a trabajar la identidad de proyectos. Llevo siete años con mi marca y los palos que he tenido puedo evitárselos a otros. Además, puedo contribuir a mejorar su sostenibilidad, dar servicio en impresión 3D…”. Partidario de una economía supralocal y de cercanía, no visualiza grandes cambios a corto plazo. “Tendemos a idealizar que todo va a cambiar después de la pandemia, pero no creo que cambie pronto todo lo que tiene que cambiar”.
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