Portugal sigue sin conquistar las tres estrellas Michelin en su primera gala independiente de España
El restaurante Antiqvvm, en Oporto, consigue las únicas dos nuevas estrellas, en una gala que rindió homenaje al fallecido chef Hugo Dias de Castro
Fue la fiesta del orgullo y la decepción. La primera Gala Michelin que Portugal ha celebrado de forma autónoma en su historia había levantado tantas expectativas que era casi inevitable que desembocase en cierta desilusión. Coronar alguno de sus restaurantes con tres estrellas, la máxima distinción que concede la guía Michelin, habría sido el colofón perfecto a una noche de afirmación de la cocina portuguesa. Sin embargo, la gala celebrada este martes en Albufeira, en el Algarve, la primera que se organiza al margen de España, se clausuró con ese regusto amargo del tampoco esta vez.
Hubo reyes, cierto. El principal: el chef Vítor Matos, que logró su segunda estrella para el restaurante Antiqvvm, de Oporto. Y no solo eso, también su local en Lisboa, 2Monkeys, de Matos y Francisco Quintas en el hotel Torel Palace, recibió su primera estrella en una consolidación fulgurante en apenas un año de trayectoria. La tercera alegría de la noche para Matos fue ver reconocida de la labor de su pupila Rita Magro, galardonada como mejor Joven Chef, al frente del restaurante Blind (Oporto), donde Matos elaboró un menú degustación inspirado en el Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago, durante el centenario del nacimiento del Nobel de Literatura en 2022.
Al final de la gala, Matos se mostraba exultante por su triunfo al frente de Antiqvvm, abierto hace ocho años en Oporto, pero sin ocultar cierta decepción por el balance final. “Hemos estado perjudicados durante el tiempo que íbamos de la mano de España y tampoco hoy hemos tenido lo que merecíamos. A mí me han dado la segunda estrella y ahora veo a colegas que llevan años con dos y que son superiores a mí, creo que Portugal tiene tres o cuatro restaurantes para subir de categoría a las tres estrellas”, explicaba a este diario. “Es una noche brillante para mí, pero han faltado cosas para Portugal”, resumía.
El Belcanto, de José Avillez, era uno de los favoritos para esa consagración. El chef ironizaba tras la ceremonia sobre las expectativas y las frustraciones: “Nunca he visto la famosa lluvia de estrellas Michelin, pero creo que Portugal merecía más galardones de una, dos y tal vez tres estrellas, pero yo no soy inspector, soy cocinero y no tengo prisa”. “La vida es siempre una gestión entre la expectativa y la realidad. Sé que somos un tres estrellas en Belcanto y algún día llegará”, añadía a EL PAÍS.
Con el palmarés de este año, Portugal pasa a tener ocho restaurantes con dos estrellas Michelin: Antiqvvm (Vítor Matos, Oporto), Alma, Belcanto (José Avillez, Lisboa), Casa de Chá de Boa Nova (Rui Paula, Leça da Palmeira), Il Gallo d’Oro (Benoit Sinthon, Funchal, Madeira), Ocean (Hans Neuner, Armação de Perâ), The Yeatman (Ricardo Costa, Vilanova de Gaia) y Vila Joya (Dieter Koschina, Albufeira).
Hubo algunas entradas y salidas en la categoría de una estrella, que este año contará con 31 establecimientos. Entran por primera vez Rodrigo Castelo, otro de los triunfadores de la noche al recibir para O Balcão, de Santarém, la primera estrella y la estrella verde que distingue las cocinas más comprometidas con la sostenibilidad ambiental. Sin ocultar que llevaba tiempo ambicionando la estrella, Castelo señaló que la independización de la gala de España no influye sobre el grado de reconocimiento de la cocina portuguesa. “No he sentido que haya estado marginada, en España siempre hemos sido muy bien recibidos y creo que Portugal necesitaba crecer para poder justificar una gala autónoma. Esto se ha producido en los últimos años, ha evolucionado mucho nuestra gastronomía y han crecido también mucho el número de restaurantes”, comentaba durante la cena posterior.
También Octávio Freitas vio consagrado su trabajo en el restaurante Desarma, en Funchal, la capital de Madeira, y su lucha contra el peaje de la deslocalización para triunfar. “Es muy importante que las personas se queden en sus territorios y trabajen con sus productos, este premio es la demostración de que no es necesario irse para ser reconocido”, comentaba tras la gala. Freitas considera que la nueva autonomía de la gala y la guía Michelin de Portugal ayudará a potenciar el turismo gastronómico y motivará a los jefes de cocina a avanzar en platos que puedan atraer a este tipo de visitantes. “La independencia tiene que ver con la dimensión. Hace 20 años teníamos buenos productos, pero nos faltaba aún la parte técnica. No tendría sentido entonces hacer esta gala para dos restaurantes”, comentaba.
Para José Avillez, la autonomía en realidad no cambia nada. “Solo cambia el hecho de que tenemos una fiesta aquí, pero el reconocimiento solo viene gracias a las distinciones que se otorgan”, opinaba. “No será por tener la gala que tendremos más estrellas”, abundó Henrique Sá Pessoa, que tiene dos en su restaurante Alma, en Lisboa, desde 2018, justo el único año en que la gala compartida para la península Ibérica se celebró en territorio portugués. “Esto es bueno para la percepción del público, es importante tener prensa y televisiones aquí y contar con un evento como este en el calendario gastronómico, pero no he sentido discriminación cuando se celebraba en España y creo que es bonito mantener la relación ibérica, me ha alegrado ver aquí a chefs españoles como Quique Dacosta”, explicaba.
Hubo otra expectativa menos citada que también se frustró. Había sido mencionada por el ministro de Economía y Mar, António Costa Silva, en su discurso inaugural. “Esta gala es una reafirmación de la marca Portugal, de su calidad, rigor y creatividad. Y me gustaría que al acabar tuviésemos a una mujer con una estrella Michelin”. No ocurrió, aunque sin duda las dos grandes ovaciones de la noche se las llevaron dos mujeres. Una fue la chef del restaurante Noélia, de Cabanas de Tavira, y la otra Annakaren Fuentes, que recogió el premio Big Gourmand para el restaurante O Pastus, que abrió con su marido, Hugo Dias de Castro, en Paço de Arcos en plena pandemia. El chef falleció de un ataque cardiaco el pasado diciembre. Sentada en el auditorio vacío, tras el fin de la ceremonia, Fuentes explicaba su homenaje: “Además del gran amor de mi vida, era mi mejor amigo y el padre de mis hijos. Estuve a punto de no venir a la gala, pero recordé que para Hugo significaba mucho conquistar este premio y trato de seguir honrándolo de la mejor manera que puedo”.
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