El expresidente francés Chirac, condenado por desvío ilegal de fondos
El Tribunal de París condena a dos años de cárcel al exmandatario, acusado de consentir un sistema de corrupción durante su etapa como alcalde de París Chirac, de 79 años y enfermo, no ingresará en prisión
El expresidente francés Jacques Chirac ha sido condenado hoy a dos años de cárcel por malversación de fondos públicos y abuso de confianza cometida durante la larga etapa en que fue alcalde de París (1977-1995), y se ha convertido así en el primer jefe del Estado galo en ser condenado por un tribunal ordinario. El único precedente similar es el del general Philippe Petain, que fue inculpado en 1945 por colaborar con los invasores nazis.
Chirac, de 79 años, fue presidente de la República entre 1995 y 2007, y ha sido juzgado y condenado en ausencia porque según los médicos padece anosognosia, una patología que aqueja a los pacientes neurológicos que no tienen percepción de sus problemas.
Según el informe médico presentado por sus abogados, Chirac padece “severos problemas de memoria” y comete “importantes errores de juicio y razonamiento”. Los jueces le eximen de cumplir su pena de prisión por su edad y estado de salud, aunque deben todavía decidir si le castigan o no con una multa económica.
La decisión ha sido especialmente sorprendente porque el fiscal Michel Maes decidió en septiembre retirar los cargos contra el antiguo jefe del Estado y la mayoría de los imputados. Pero los tres jueces de la sala 11 del Tribunal Correccional de París consideran probados los hechos sucedidos entre 1992 y 1995.
La Corte estima que Chirac incurrió en sendos delitos de malversación y abuso de confianza al contratar con dinero municipal al menos a 19 empleados fantasma y encargados de misión que en realidad no trabajaban para el ayuntamiento sino para el propio Chirac o para su partido, el RPR, agrupación posgaullista fundada por Chirac con la idea de aspirar a la presidencia republicana.
El proceso agrupaba dos causas distintas, una abierta en París y otra en Nanterre. En la segunda, el actual ministro francés de Asuntos Exteriores, Alain Juppé, uno de los más cercanos colaboradores de Chirac, fue condenado en 2004 a 14 meses de cárcel que también quedaron sin aplicación.
La vista contra Chirac no empezó hasta que perdió la inmunidad judicial que protege a los presidentes franceses. Él siempre negó la existencia de un “sistema” de desvío de fondos en el ayuntamiento, pero también asumió toda la responsabilidad para intentar librar de una condena a sus ex colaboradores y jefes de gabinete. “Yo era el alcalde, el jefe, y es a mí y solo a mí a quien toca asumir la responsabilidad, aunque no cometí ninguna falta, ni penal ni moral”, declaró antes del juicio.
Durante la instrucción, el político de centro derecha asumió tácitamente haberse servido del erario municipal para poder asegurar “legalmente” su asombrosa acumulación de cargos: diputado, presidente del RPR, primer ministro entre 1986 y 1988, alcalde y diputado regional.
Los jueces afirman en su sentencia que, “gracias a su acción deliberada, al haber recurrido a 19 empleos total o parcialmente ficticios, Jacques Chirac faltó a la obligación de probidad que pesa sobre las figuras públicas encargadas de la gestión de fondos o bienes que les son confiados, en este caso con desprecio del interés general de los parisienses”.
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