"Sin Bosman, yo no estaría aquí"
Sofiane Feghouli, jugador del Valencia, agradece al pionero belga que les abrió el camino a miles de futbolistas
“Sin Bosman, yo no estaría aquí”, afirma Sofiane Feghouli, parisino de 22 años, centrocampista del Valencia, agradecido a aquel pionero belga que les abrió el camino a miles de futbolistas. Feghouli, entre ellos. “Seis meses antes de acabar contrato, puedes negociar con el club que quieras”, añade, consciente de sus derechos después de que, en 1995, el tribunal de Justicia de la Unión Europea (UE) declarara ilegales las indemnizaciones por traspaso al acabar contrato y los cupos de extranjero a futbolistas de los Estados miembros dela UE. Feghouli llegó gratis a Mestalla, hace dos años, procedente del Grenoble, donde apenas había disputado el último ejercicio por una lesión de rodilla. Pero el Valencia intuyó su capacidad de crecimiento, tuvo paciencia para formarlo y hoy, con tres goles, es la revelación del equipo de Unai Emery.
Feghouli conoce las consecuencias de la sentencia Bosman, pero no el detalle: apelando al Tratado de Roma de 1957, Jean-Marc Bosman demandó al Lieja y ala UEFA ante la Unión Europea porque, al acabar su contrato, el conjunto belga quería cobrar su traspaso al Dunquer que francés. “El caso Bosman es el punto de inflexión para la liberalización del mercado de futbolistas. Cuando hace 10 años se creó el euro, se aspiraba a un mercado que en muchos ámbitos no ha funcionado por la barrera del idioma, pero sí en el fútbol profesional”, explica Ramón Llopis, profesor de sociología dela Universidad de Valencia y director del proyecto Free (Football research in a larged Europe), financiado por la UE, en el que participan nueve universidades europeas.
“En un principio lo dieron como algo negativo: venían a quitarles el sitio a los españoles; pero la libre circulación ha beneficiado a todos”, coincide Francis Cagigao, ojeador del Arsenal de origen gallego, artífice de que Cesc Fàbregas recalara en los gunners antes de regresar el verano pasado al Barcelona. “Cesc es una referencia para otros jóvenes por haber acabado triunfando. Se hizo todo dentro de la legalidad, no hubo ningún robo a la cantera del Barça. La legislación no ha cambiado: se pueden fichar jugadores dela Unión Europeauna vez hayan cumplido los 16 años, cuando se les pueda hacer un contrato profesional. Lo que sí ha cambiado es la compensación por formar al jugador. Antes había unos barómetros inciertos y ahora son más o menos justos: pagas unos 90.000 por temporada a partir de infantiles en un club de élite, Primera y Segunda División. Cesc llegó al Arsenal con 16 años y estuvo con nosotros ocho temporadas. Esto ha ayudado muchísimo a la selección española [campeona de Europa en 2008 y del mundo en 2010] porque el futbolista se curte más fuera de casa, adquiere madurez y la intensidad propia dela Liga inglesa, que es la competición más intensa e igualada. Cesc lo pasó mal en un principio, pero se le unieron Xabi Alonso, Reina, Torres, Silva, Mata… Los jóvenes españoles están mucho más preparados ahora que en los 60 o70”.
A finales de los noventa, un alud de jugadores comunitarios pobló las plantillas de los conjuntos españoles. España se convirtió al mismo tiempo, y por primera en su historia, en un país exportador de futbolistas y técnicos. No solo grandes estrellas, sino chicos modestos en Ligas modestas como, por ejemplo, David Fuster, desde 2010 en el Olimpiakos griego procedente del Villarreal. El jugador español ha perdido el miedo a viajar por Europa, avalado por el prestigio de la estrellita de campeones del mundo. Muy alejado de aquellos rara avis que, en los años sesenta, triunfaron en el calcio: Luis Suárez, Joaquín Peiró o, en menor medida, Luis del Sol. Aunque el fenómeno más revolucionario se dé en los banquillos. “España”, explica Cagigao, “fue el país por excelencia de los técnicos extranjeros en los 80. Eso, afortunadamente, se ha podido revertir, cada vez hay más entrenadores españoles tanto en la Liga como en el extranjero. La marcha de Benítez al Liverpool, por la trascendencia del club de Anfield, fue muy positiva”. Ahora, España presume de algunos de los preparadores más reputados del mercado: el seleccionador, Vicente del Bosque; el preparador del Barça, Pep Guardiola, o el propio Benítez.
“El fútbol es el mínimo común denominador de Europa”, reflexiona Llopis. “Dentro de la fragilidad dela Unión Europea, la identidad europea sí ha avanzado gracias al fútbol, sin parangón en otros ámbitos, aunque no seamos conscientes de ello por dos factores que lo han escondido: la globalización y la exacerbación nacionalista en los grandes torneos”, añade el sociólogo, convencido de que Europa ha influido muchísimo en la gestión de los clubes e incluso en los estilos de juego de los países. Se acabaron los viejos estereotipos: el juego mecánico de los alemanes, el catenaccio de los italianos… Y no porque se hayan homogeneizado, sino por lo contrario. Todos beben de fuentes muy diversas y Alemania, por ejemplo, reconoce su búsqueda de un estilo en el que prime la habilidad de sus jugadores, algo más propio en otras épocas de campeonatos latinos. País tradicionalmente aislado y enamorado del fútbol, España se ha enriquecido del proceso de europeización y, por otra parte, ha contribuido a la diversidad cultural a través de la entrada en Europa de cientos de jugadores sudamericanos. Lo mismo que Francia con los africanos. Feghouli es de origen argelino y, pese a ser internacional francés en todas las categorías inferiores, ha aceptado la llamada de la selección absoluta de Argelia en honor a sus padres. “Me siento europeo y africano”, sentencia.
La Unión Europea no tiene potestad en términos deportivos, advierte Llopis, pero sí está muy interesada en regular el sector en temas económicos y fiscales que se les van de las manos a los respectivos países. “La UEFA está trasnochada”, concluye Llopis, “sin darse cuenta de que los intereses económicos y comerciales se van desplazando al ámbito europeo. Y llegará un momento, no muy lejano, en que a los clubes les interese crear una Liga europea de 20 equipos”. Para entonces, Feghouli quiere estar preparado.
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