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Rusia exige a la OTAN y a EE UU que paralicen toda actividad militar en Europa del Este y Asia Central

En plena tensión en las fronteras con Ucrania, Moscú reclama a la Alianza Atlántica garantías vinculantes de que no incluirá a antiguas repúblicas soviéticas

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Militares rusos hacen maniobras con un lanzagranadas en la región de Rostov del Don, a unos 100 kilómetros de la frontera con Ucrania, este martes.SERGEY PIVOVAROV (Reuters)
María R. Sahuquillo

Vladímir Putin quiere volver al status quo de la Guerra Fría, cuando Moscú, fuerte, mantenía bajo su influencia Europa del Este y Asia Central. Rusia ha hecho públicas este viernes sus propuestas para un nuevo y amplio acuerdo de seguridad con la OTAN y Estados Unidos, que incluye estrictas demandas como que la Alianza Atlántica se comprometa por escrito a no expandirse hacia las fronteras rusas —lo que implica retirar la invitación a entrar en el club militar a Ucrania y Georgia— y también poner fin a toda su actividad militar en Europa del Este (donde no tiene bases, pero sí despliega batallones plurinacionales en rotaciones en Polonia y los Bálticos), Asia Central y el Cáucaso, a no ser que tenga el visto bueno de Rusia.

Rusia mantiene en alerta a Occidente con el despliegue de tropas y armamento pesado y sofisticado a lo largo de sus fronteras con Ucrania. Al mismo tiempo, Estados Unidos y la Unión Europea suben el tono de sus amenazas al Kremlin si inicia una nueva agresión contra Kiev. En este contexto de tensión creciente, Moscú ha decidido publicar este viernes dos borradores de tratado —uno dirigido a la Alianza Atlántica y otro a EE UU— que parecen más una lista de deseos que un compendio de propuestas de máximos que puedan tener espacio para la negociación, según alertan distintos analistas.

Las demandas, que según Rusia se entregaron esta semana a una alto cargo de Washington en Moscú, van más allá de los intereses del Kremlin por mantener a Ucrania bajo su esfera de influencia y de las líneas rojas sobre la expansión de la OTAN que ha ido marcando el presidente Putin. Su asunción supondría replantear los principios de la arquitectura de seguridad construida en Europa desde la Guerra Fría.

El Kremlin exige, por ejemplo, que la Alianza Atlántica –de la que España es miembro— elimine toda la infraestructura militar instalada en Europa del Este después de mayo de 1997, fecha en la que Rusia y la OTAN firmaron en París un acuerdo que debía ser la hoja de ruta para su cooperación y relación. La exigencia rusa afectaría a un buen número de países. Tras la reunificación de Alemania, en 1999 se unieron a la Alianza los primeros países de Europa Oriental: Polonia, Hungría y República Checa (miembros del Pacto de Varsovia).

Derecho de veto a Moscú

Las propuestas darían derecho de veto a Moscú, pero no ponen límite a la libertad de operaciones de Rusia en el espacio postsoviético, señala Sam Greene, profesor en el King’s College de Londres. Rusia exige así de manera concreta y directa que la OTAN no ofrezca a Ucrania ser parte de un club al que había sido invitada, junto con Georgia, en 2008. Esto choca con la política de la Alianza, donde, como reiteró este jueves su secretario general, Jens Stoltenberg, las adhesiones solo competen al país aspirante y a los 30 miembros de la alianza militar. “No transigiremos sobre el derecho de Ucrania a elegir su propio camino. No transigiremos sobre el derecho de la OTAN a proteger y defender a todos los aliados de la OTAN”, dijo Stoltenberg en una conferencia con el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, en Bruselas.

Tras la anexión de Rusia de la península ucrania de Crimea en 2014, considerada ilegal por la comunidad internacional, y la guerra del Donbás con los separatistas apoyados militar y políticamente por el Kremlin, Ucrania ha virado cada vez más hacia Occidente y ha reforzado sus deseos de entrar en la OTAN, una línea roja clara para Moscú.

En el capítulo de propuestas para Estados Unidos, Rusia exige que Washington se comprometa a no desplegar ningún misil lo suficientemente cerca como para impactar en Rusia, que mantenga sus buques de guerra fuera de la distancia de ataque —una demanda en línea de las quejas de Moscú en el Mar Negro, donde tres países de la OTAN tienen aguas— y también que no establezca bases en ningún país de la antigua URSS ni se asocie con sus ejércitos.

Consciente de que el tiempo de negociación es valioso y de que una negativa tajante alimentaría la retórica del Kremlin, Estados Unidos no ha rechazado al instante las propuestas. La Casa Blanca ha asegurado que hablaría con sus aliados. “No comprometeremos los principios clave sobre los que se basa la seguridad europea, incluido que todos los países tienen derecho a decidir su propio futuro y su política exterior, libres de interferencias externas”, dijo su portavoz, Jen Psaki, según informa Reuters.

El viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov, deslizó este viernes que las propuestas de Rusia son perfectamente asumibles y en ningún caso deliberadamente inaceptables. “Estados Unidos y la OTAN han intensificado agresivamente la situación de seguridad en los últimos años, lo cual es absolutamente inaceptable y extremadamente peligroso” ha dicho Riabkov en una rueda de prensa por videoconferencia en Moscú. “Washington y sus aliados de la OTAN deben poner fin de inmediato a sus habituales actos hostiles contra nuestro país”, recalcó.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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