Salvini endurece en Lampedusa su discurso antinmigración para ganar impulso electoral
El deseo del líder de La Liga de volver al Ministerio del Interior choca con su rival en la coalición de derechas, Giorgia Meloni, disparada en las encuestas
La isla de Lampedusa —emblema del drama migratorio, insignia universal de la acogida y, al mismo tiempo, reflejo del clima de rechazo a la inmigración que recorre Italia— vuelve al centro de la campaña electoral. Matteo Salvini, líder de La Liga y exministro del Interior, ha arrancado su gira electoral con una visita de dos días a este enclave apodado “la puerta de Europa”, que se encuentra más cerca de África que de Italia y que en los últimos 25 años ha visto llegar decenas de miles de inmigrantes. Su intención ante las elecciones del próximo 25 de septiembre es colocar nuevamente la inmigración en el centro del debate y enseñar los dientes con un discurso duro renovado, cargado de medidas severas como el cierre de puertos para los barcos de rescate de las ONG.
Salvini, recibido entre aplausos y silbidos, ha prometido este jueves controlar las fronteras si vuelve al Gobierno tras el 25 de septiembre. “Si los italianos lo quieren, volveremos a ofrecer sacrosanta acogida solo a quienes realmente escapan de la guerra, que son una minoría de los inmigrantes que llegan, solo cerca del 15%”, ha clamado. El exministro del Interior visitó el centro de acogida de la isla, con capacidad para unas 380 personas, pero que en las últimas semanas ha alojado, al borde del colapso, a unas 1.500. El incremento en el número de llegadas desde el norte de África se explica, entre otros motivos, por el buen tiempo. “En la isla solo hay un helicóptero medicalizado. Si uno de estos migrantes lo necesita, no estará disponible para cualquier otro habitante de Lampedusa”, polemizó Salvini, al que acompañaba el vicealcalde de la isla, Attilio Lucia, también de La Liga.
El político, que no atraviesa sus mejores cotas de popularidad, alabó las leyes migratorias que impulsó como ministro en 2018. Estas normas, conocidas como Decreto Seguridad, preveían multas millonarias para las ONG que rescatan inmigrantes en el mar y cancelaban varias formas de protección humanitaria. Tras las críticas de numerosas organizaciones, el texto fue abolido en 2020, después de que Salvini abandonara el Gobierno.
En lo que va de año han llegado a las costas italianas algo más de 42.000 inmigrantes, según los datos del Ministerio del Interior. Se trata de un aumento sustancial respecto a los más de 30.000 que desembarcaron en el país en el mismo periodo de 2021. “Estas cifras demuestran que algo no funciona”, alegó Salvini.
El líder de La Liga sigue buscando rédito electoral en las habitualmente revueltas aguas migratorias. Hace cuatro años ya conquistó el voto de muchos italianos y multiplicó los tradicionales resultados de su partido. Entonces alcanzó el 17% de los sufragios presentándose como el hombre fuerte que abanderaba la lucha contra la inmigración.
Rivalidad con Hermanos de Italia
Ahora, con dos gobiernos distintos de por medio, el panorama no es el mismo. El viento no sopla tan a favor para él. Las encuestas lo sitúan entre el 12% y el 13% de los votos. Mientras, la ultraderechista Hermanos de Italia de Giorgia Meloni, una formación antes menor que en las últimas elecciones obtuvo el 4%, se convertirá, según los sondeos, en el partido más votado, con alrededor del 23,4%. Meloni y Salvini acuden a las urnas en una coalición de los tres partidos de derechas, junto a la Forza Italia de Silvio Berlusconi. Pero, según han acordado recientemente, será la formación más votada la que indique el nombre del primer ministro. Por ello, para el líder de La Liga es de vital importancia adelantar a Meloni.
Salvini no oculta su intención de que, si la derecha consigue formar Gobierno, su partido ocupe el Ministerio del Interior para imponer sus políticas migratorias. Pero Meloni lo ha frenado en seco. “El equipo de gobierno se discute con la coalición según los resultados electorales”, ha advertido. La líder de Hermanos de Italia, un partido surgido de los rescoldos del posfascismo, tiene ideas aún más extremas sobre inmigración. Cuando Salvini hablaba de cerrar los puertos a las embarcaciones de las ONG, ella proponía directamente hundir los barcos de estas organizaciones. Los referentes de Meloni en Europa son Polonia y Hungría, cada vez más cuestionadas en las instituciones europeas por su deriva autoritaria.
Pero, al mismo tiempo, el fenómeno migratorio ha dejado de ser una prioridad para los italianos. Las últimas encuestas apuntan que están más preocupados por el aumento de los precios, el encarecimiento de la energía o el empobrecimiento de la sociedad tras la pandemia.
Lampedusa (6.000 habitantes) es para Salvini el emblema de su mano dura como responsable de Interior. Pero, en cierto modo, también representa el fin de la deriva xenófoba y autoritaria que impulsó. La farsa de los puertos cerrados empezó a desmontarse en julio de 2019, con la liberación de Carola Rackete, la capitana de la nave humanitaria Sea Watch 3 que se rebeló contra las órdenes de Salvini y atracó en la isla con 40 inmigrantes a bordo. El archivo en los tribunales de su caso demostró que los puertos nunca estuvieron cerrados ni pueden estarlo. Poco después, otro pulso político de Salvini a la Unión Europea tampoco salió como él había deseado. Ahora afronta un juicio acusado de presunto secuestro de personas e incumplimiento de funciones —delitos que podrían acarrearle 15 años de prisión— por bloquear en agosto de ese mismo año durante varios días un barco de la ONG española Open Arms con un centenar de migrantes a bordo frente a las costas de Lampedusa.
Las organizaciones humanitarias Médicos Sin Fronteras, SOS Mediterranée y Sea Watch han denunciado la ausencia de operaciones de búsqueda y rescate en el Mediterráneo Central por parte de los países europeos. Estos organismos alertan del peligro de que se produzcan nuevas muertes. “La retirada de los medios europeos de búsqueda y rescate, así como los retrasos en la asignación de lugares seguros para desembarcar, han debilitado la capacidad del sistema de búsqueda y rescate para salvar vidas”, han apuntado las tres organizaciones en un comunicado conjunto. En solo cinco días de julio, dos embarcaciones de estas ONG rescataron a 1.046 personas. De ellas, los 659 náufragos rescatados por el Geo Barents, de Médicos Sin Fronteras, desembarcarán en el sur de Italia después de nueve días de espera.
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