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Europa insta a que cese la violencia y a una transición pacífica tras la caída de la dictadura en Siria

Bruselas celebra el fin del régimen de Bachar el Asad y lo interpreta como síntoma de la debilidad de Rusia e Irán

Miembros de la comunidad siria en Helsinki (Finlandia) celebran la caída del régimen sirio de Bachar el Asad.Foto: Roni Rekomaa (via REUTERS) | Vídeo: EPV
Manuel V. Gómez

Europa cruza los dedos para que la caída del régimen sirio de Bachar el Asad no agrave todavía más el drama humanitario y vuelva a provocar un éxodo masivo hacia Turquía y la UE, como en 2015 y 2016. Ese sentimiento se percibe detrás de las primeras declaraciones de los dirigentes europeos: primero celebran la caída del dictador. “El fin de la dictadura de El Asad es un acontecimiento positivo y largamente esperado”, ha aplaudido la alta representante para la Política Exterior de la UE, Kaja Kallas. Pero inmediatamente después, tanto Kallas como otros mandatarios del continente han reclamado la estabilidad en la zona. “Nuestra prioridad es garantizar la seguridad en la región”, ha añadido la estonia. “Nadie quiere una balcanización de Siria”, ha remachado el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, en una entrevista en TVE, en la misma línea.

Kallas tomó posesión del cargo hace apenas una semana y tiene en el desplome de la dictadura siria su primera prueba de fuego. No obstante, la ex primera ministra de Estonia, conocida en la Unión Europea por su dura posición frente a Rusia, no ha olvidado en su declaración que eran Moscú y Teherán, los principales soportes del régimen represor de El Asad, quienes pierden con lo sucedido: “Muestra la debilidad de los aliados de El Asad, Rusia e Irán”. Tras ella, ha sido el presidente del Consejo Europeo, António Costa, que también ha estrenado su cargo hace apenas ocho días, el que ha marcado la posición de la UE: “Con este final, emerge una nueva oportunidad de libertad y paz para el pueblo sirio”. El portugués también ha pedido “una mayor estabilidad en la región”, porque es “crucial”. En la misma línea, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha hablado de un “cambio histórico” en la región que “ofrece oportunidades, pero que no está exento de riesgos”. En este sentido, la alemana ha asegurado que Europa está dispuesta a “ayudar a salvaguardar la unidad nacional y a reconstruir un Estado sirio que proteja a todas las minorías”.

“El Estado de la barbarie ha caído finalmente. Rindo homenaje al pueblo sirio, a su valentía y a su paciencia”, ha celebrado en X el presidente de Francia, Emmanuel Macron. Unas horas antes, el Ministerio de Asuntos Exteriores francés había adelantado la alegría gala por lo sucedido esta madrugada en Damasco: “En este día para la historia, Francia celebra la caída del régimen de Bachar el Asad después de 13 años de represión con gran violencia contra su pueblo”, dice en su inicio el comunicado de la diplomacia francesa, para después llamar “al silencio de las armas, el mantenimiento de las instituciones del Estado y el respeto a la soberanía y la integridad de Siria”.

También desde Berlín hay una cadencia similar en la reacción: “Bachar el Asad ha oprimido brutalmente a su propio pueblo […]. El pueblo sirio ha sufrido terriblemente. El fin del dominio de Asad sobre Siria es, por tanto, una buena noticia”, ha declarado el canciller Olaf Scholz. De nuevo, unas horas antes, había sido la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, la que había fijado en las redes sociales la posición alemana ante los acontecimientos de esta madrugada. Ella empezó asimismo hablando de “un primer gran suspiro de alivio para millones de personas después de una eternidad de horrores cometidos por el régimen”. Después ha reclamado el fin de la violencia y que “el país no caiga ahora en manos de otros radicales, sin importar cuál sea su disfraz”. “Instamos a las partes en conflicto a que cumplan con su responsabilidad para con todos los sirios”, continúa, reclamando el respeto a todas las minorías que componen la sociedad siria (alauíes, drusos, kurdos…).

“España va a apoyar que cualquier solución para el futuro de Siria sea una solución pacífica, que aporte nueva estabilidad a Oriente Medio y no más inestabilidad”, ha subrayado el ministro Albares, que a continuación ha recordado que el país árabe está al lado de Líbano, donde hay un frágil alto el fuego de 60 días entre Israel y la milicia Hezbolá, y cuenta “con un número enorme de refugiados sirios; de ninguna forma queremos que haya más refugiados sirios en Líbano y Turquía”. “A todo el mundo le interesa una Siria estable”, ha agregado.

Desde Italia, por ahora, la reacción ha sido mucho más prudente. Su ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, se ha limitado a informar, también a través de las redes sociales, de que sigue “de cerca” la evolución de los acontecimientos en el país árabe.

Siria fue en 2015 y 2016 el foco de origen de la gran crisis de refugiados que vivió la UE entonces y que puso en primer plano el asunto migratorio, tan divisivo entre los Estados miembros. Solo en un año, 2015, llegaron más de un millón de solicitantes de asilo. La reacción alemana fue de puertas abiertas, pero otros como Hungría y Polonia se negaron a asumir su responsabilidad en las soluciones que pactaron entonces los socios, asunto que llegó a acabar en el Tribunal de Justicia de la UE.

Ahora, unos nueve años después, eso sigue presente. Y se aprecia en estas primeras reacciones. Por ejemplo, la ministra alemana ha comenzado su publicación en X con la advertencia de que “todavía no se sabe exactamente qué está pasando en Siria”. Cautela. Y tanto ella como su colega francés en funciones, como lo había hecho el Servicio de Acción Exterior de la UE antes de que cayera el régimen, se aferran a la resolución 2254 de Naciones Unidas, aprobada en diciembre de 2015, en los albores del conflicto sirio, en la que ya se habla de proteger a la protección civil y de que “solo se alcanzará una salida sostenible […] mediante un proceso político inclusivo”. Como ha hecho Albares en su entrevista, aquella resolución también apuesta por la soberanía y la integridad territorial de Siria.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.
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