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Putin concede asilo a El Asad y su familia

Los medios oficiales rusos anuncian que el Kremlin ha acogido en Moscú al exdictador sirio “basándose en consideraciones humanitarias”. El Kremlin asegura que los rebeldes garantizan la seguridad de sus bases

Un exiliado sirio rompe un retrato de Bachar el Asad en Belgrado (Serbia) durante la celebración de la caída del exdictador, este domingo.Foto: ANDREJ CUKIC (EFE) | Vídeo: EPV
Javier G. Cuesta

El dictador sirio Bachar el Asad y su familia han encontrado refugio en Moscú tras su precipitada huida del país árabe. El presidente ruso, Vladímir Putin, ha concedido asilo a su antiguo aliado “basándose en consideraciones humanitarias”, según han informado en la tarde de este domingo las agencias rusas Ria Novosti y Tass a través de sus fuentes en el Kremlin. Sus interlocutores aseguran además que los rebeldes han garantizado a Moscú la seguridad de sus bases e instituciones diplomáticas en el país mediterráneo.

El paradero de El Asad fue una incógnita tras la caída de Damasco este domingo, después de 13 años de guerra. Las especulaciones sobre su muerte a bordo de un avión durante su huida se apagaron cuando el Ministerio de Exteriores ruso anunció, pasado el mediodía en Moscú, —dos horas menos en la España peninsular— que el exmandatario sirio “decidió dejar el cargo presidencial y abandonó el país, dando instrucciones para llevar a cabo la transferencia de poder de manera pacífica”.

El Ministerio de Exteriores ruso no ha ofrecido ningún detalle más sobre el paradero de El Asad, cuya huida pone fin a medio siglo de dictadura familiar con el apoyo de Moscú. Su padre, Hafez el Asad, tomó el poder en 1971, y Bachar el Asad recibió el testigo en el año 2000. Casi un cuarto de siglo después, el exdictador, que parecía tener la guerra a favor, negoció su marcha con los rebeldes sin la mediación de Rusia, según ha afirmado este domingo Moscú.

Bachar al Asad junto a Vladímir Putin, durante una visita en Damasco (Siria), en enero de 2020.
Bachar al Asad junto a Vladímir Putin, durante una visita en Damasco (Siria), en enero de 2020. Associated Press/LaPresse Alexei Druzhinin

“Hacemos un llamamiento a todas las partes implicadas para que renuncien al uso de la violencia y resuelvan todas las cuestiones de gobernanza por medios políticos”, ha manifestado el Ministerio de Exteriores ruso, semana y media después de que comenzase la ofensiva sorpresa de los rebeldes encabezada por la agrupación fundamentalista Hayat Tahrir al Sham (HTS).

Siria había sido hasta ahora un enclave estratégico para la proyección del Kremlin en el Mediterráneo. Tras el colapso del ejército gubernamental sirio, Rusia puso en alerta máxima su puerto de la provincia de Tartús [construida a cambio del apoyo soviético a Hafez el Asad] y su base aérea de Jmeimim, levantada en 2015 en la región de Latakia a cambio del esfuerzo bélico ofrecido a Damasco en la guerra actual.

“La Federación de Rusia está en contacto con todos los grupos de la oposición siria”, ha enfatizado este domingo el Ministerio de Exteriores del país eslavo en el mismo comunicado en el que ha abogado por instaurar el “proceso político inclusivo” que reclamaba la resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada en 2015. En aquel entonces, el apoyo de las fuerzas aéreas rusas y el grupo de mercenarios Wagner había decantado la batalla hacia el lado de El Asad.

El Kremlin ha filtrado a las agencias rusas que existen contactos con los rebeldes y estos han garantizado la seguridad de las instalaciones militares rusas. Sin embargo, se desconoce su futuro. La inteligencia ucrania declaró este domingo que había observado la salida de algunas naves del puerto de Tartús. Entre ellas, la fragata Almirante Grigorovich.

Sin El Asad, por cuya cabeza ofrecen 10 millones de dólares los rebeldes, Moscú busca ahora no perder del todo su presencia en el país árabe. “Esperamos continuar el diálogo político en pos de los intereses del pueblo sirio y del desarrollo de las relaciones bilaterales entre Rusia y Siria”, han manifestado las mismas fuentes del Kremlin a través de sus agencias de noticias.

“Rusia no tuvo otra opción que ver cómo todo se desmoronaba. Podría haber construido sus relaciones con el HTS —y quizás lo haya hecho—, pero los “principios” se interpusieron en el camino”, reflexiona la politóloga Tatiana Stanovaya en su canal de Telegram. En su opinión, Rusia poco podía hacer si el régimen sirio “era incapaz de defenderse”. “Ahora la cuestión principal es cómo se integrará Moscú en la nueva realidad y cuánta flexibilidad tendrá para interactuar con los nuevos propietarios de Siria, que todavía están claramente interesados en evitar un conflicto con Moscú. Si [Moscú] pierde el momento, entonces sí será más lógico hablar de derrota”.

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