El primer debate lo ganaron los memes. ¿Quién se llevará el segundo?
Sheinbaum cuenta con la inercia a su favor y no tiene por qué arriesgar nada. Quizá veremos a una Gálvez aún más agresiva que en el primer encuentro, pero eso significa que podría cometer más deslices
Ha pasado una semana desde el primer debate público entre los aspirantes a la presidencia de México y faltan dos más antes de que se produzca el segundo. El careo inicial dejó más memes y chistes visuales (involuntarios) que propuestas serias en la mesa, sin duda, pero al menos consiguió que, por unos días y al contrario de lo que había sucedido hasta entonces, la campaña presidencial fuera el tema sobre el que giraron las conversaciones en el país. Eso, claro, antes de que fuera desplazada del foco por los señalamientos de corrupción que han puesto en jaque el ex ministro de la Suprema Corte Arturo Zaldívar, un favorito personal del presidente.
Dudo mucho que algún ciudadano, que no forme parte de las maquinarias de los partidos, recuerde un solo posicionamiento o esbozo de proyecto de los que llegaron a presentarse en el debate, pero muchos, sin duda, podrán hablar de la media sonrisa desdeñosa de la puntera en las encuestas, Claudia Sheinbaum, o del lapsus (uno de varios) que llevó a la candidata de la alianza opositora, Xóchitl Gálvez, a declarar que “habría que preguntarles a las personas que murieron” cómo les fue con la covid 19. O de las imprecisiones y abiertas mentiras en que incurrieron las dos, que quizá se notaron más en el caso de la ex jefa de gobierno de la Ciudad de México, dado que ha ejercido un mayor poder directo, pero que no fueron exclusivas suyas. Aun así, la ventaja de Sheinbaum en las preferencias no se vio mermada.
Las encuestas en este país dejaron de ser un referente, en general, desde hace lustros y los encuestadores, que llegaron a ser bastante escuchados en los años noventa y los primeros dos mil, ahora van por ahí como meteorólogos, reconociendo que lo suyo no es una ciencia exacta y explicándoles a los que salieron a la calle sin paraguas que no había modo de prever el chubasco que los empapó. Como sea, parece muy claro que Sheinbaum va adelante y que el primer debate y el aluvión de ataques de Gálvez no le hicieron mella.
El tercero en discordia, el abanderado de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez, logró parcialmente salir del anonimato en que estuvo sumido durante el primer mes oficial de campaña, aunque es difícil saber si logrará traducir en votos el protagonismo que consiguió en los memes, gracias a la sonrisa forzadísima a la que recurría cuando dejaba de hablar y alguna de sus contendientes tenía la palabra. ¿Qué asesor le recomendó ese rictus digno del tétanos a Máynez? ¿O así es siempre? Misterio. Como sea, adquirió bastante corporeidad ante la parte de los electores que, de hecho, vio el debate, y alguna entre aquellos que nomás anduvieron cachando las reacciones en las redes, que me temo que fueron la mayoría. Faltan siete semanas para las votaciones y es evidente que Máynez no va a salir del tercer lugar, pero era quimérico esperar algo distinto: la campaña resulta muy corta para cualquiera que no tenga construida una identidad política fuerte con anterioridad. Si Máynez salva el registro nacional de MC, podrá darse de santos.
¿Qué esperar del segundo debate? Sheinbaum cuenta con la inercia a su favor y no tiene por qué arriesgar nada. No lo hará. Quizá veremos a una Gálvez aún más agresiva que en el primer encuentro, sí, pero eso también significa que podría cometer más deslices y errores. Como sea, la aspirante opositora está obligada a tomar la iniciativa e intentar algo notable, que la realce a ella y siembre dudas sobre la candidata oficial, porque de otro modo, va a perder seguro. Esa necesidad dará al segundo y al tercer y último debates una oportunidad de ser más interesantes que el que vimos. Y si no, pues nos quedan los memes para salvar la velada.
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