La contención necesaria y la lamentable
El ataque israelí a un hospital, aunque se probara que hubiese miembros de Hamás dentro y que lo usaban con fines militares, es ilegal
En la guerra en Gaza vemos dos tipos de contención: la que se agradece y la que da vergüenza. La primera sería, por ejemplo, la cautela antes de señalar a los responsables de una matanza. Por ejemplo, la del hospital Al Ahli, tras una explosión el 17 de octubre. Murieron familias enteras palestinas que se habían refugiado en el aparcamiento. Durante días solo hubo ruido, sesgos, propaganda a favor de Israel y de Hamás. Muchos medios se precipitaron y señalaron sin pruebas. Después de incriminar primero al ejército israelí y luego desdecirse, The New York Times concluyó que un proyectil se lanzó desde territorio israelí, pero que no se podía afirmar quién lo hizo. La misma confusión se dio con los proyectiles que impactaron contra el complejo sanitario Al Shifa, que Israel atribuyó a Hamás, pero que el equipo de verificación de ese diario demostró el miércoles que al menos eran israelíes.
El temple que se valora en los expertos es exasperante en el caso de las instituciones. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha tardado 40 días en aprobar una resolución que ni siquiera exige a Israel un alto el fuego en la Franja, sino un sucedáneo: pausas humanitarias. En este tiempo han muerto más de 11.000 palestinos. Previamente 1.200 israelíes habían sido asesinados y más de 200, secuestrados por Hamás. Pero mientras los tanques arrasaban Gaza y se terminaba el combustible y los médicos operaban sin anestesia, el máximo órgano de la ONU tenía las manos atadas por el veto de sus cinco miembros permanentes. Por eso es importante que al fin se haya adoptado una resolución vinculante y que EE UU la haya facilitado con su abstención. Otra cosa es que Israel vaya a cumplirla; basta ir a la hemeroteca para comprobar que no sería la primera vez que se niega a hacerlo.
La UE también arrastra los pies. Tampoco le pide al Gobierno de Netanyahu un alto el fuego, sino la misma versión licuada que el Consejo de la ONU: corredores y pausas humanitarias. Los Veintisiete están de acuerdo en apoyar a los palestinos, pero no en cuánto. El consenso es exigirle a Israel que respete el derecho internacional humanitario, que prohíbe atacar a los hospitales y a los civiles dentro de ellos, y al mismo tiempo, denunciar a Hamás si utiliza a los ciudadanos o las instalaciones médicas como escudos humanos.
Si se demuestra que debajo del hospital de Al Shifa no existen túneles de Hamás, algo que Israel lleva años afirmando, y que incluso medios israelíes empiezan a cuestionar, a las instituciones internacionales les será complicado justificar su tibieza con Israel. Atacar un hospital, aunque se probara que hubiese miembros de Hamás dentro, es ilegal. La voluntad de equilibrio puede convertirse en una embarazosa dejación de funciones. Sin agua ni medicinas, bajo bombardeos constantes, más gente va a morir en Gaza. Muchos serán niños. Un alto al fuego inmediato humanitario, como pide el secretario general de la ONU, António Guterres, es inaplazable.
@anafuentesf
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