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Red de Redes
Columna
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Jarabe ultra de fruta

Irene Montero y Pablo Iglesias vuelven a ser tendencia en X, esta vez por el juicio contra su presunto acosador

Pablo Iglesias e Irene Montero, a su llegada el lunes para declarar en un juzgado madrileño.
Pablo Iglesias e Irene Montero, a su llegada el lunes para declarar en un juzgado madrileño.Alberto Ortega (Europa Press)
Ferran Bono

Sostiene Pablo Iglesias que de haber sido él y su pareja, Irene Montero, ministros del PSOE o del PP no hubieran sido objeto del acoso al que les sometieron un grupo de ultras que se apostaron durante más de ocho meses frente a su domicilio familiar. Es muy probable que así fuera en 2020, cuando se produjo el hostigamiento denunciado por los entonces vicepresidente segundo del Gobierno y responsable de Igualdad, pero hoy resulta más dudoso. La política española no ha dejado de emponzoñarse, adoptando formas más agresivas de intervención, como el asedio prolongado a sedes socialistas, en una deriva coincidente con el ascenso de la extrema derecha en España y en Europa. También son condenables los insultos, asechanzas, boicoteos, persecuciones e incluso alguna agresión a otros políticos, también de derechas, como se denuncia en las redes sociales desde que el lunes empezó el juicio contra Miguel Ángel Frontera por acosar presuntamente a los dirigentes de Podemos, pero son mayoritariamente ocasionales y puntuales.

Ninguno resulta comparable a la brutal persecución contra Iglesias y Montero, que se extiende también a través de las redes sociales y de un frente de casos judiciales que se han ido archivando y que llegó a afectar a una supuesta niñera de sus hijos. La capacidad de resistencia de la pareja es incuestionable. ¿Por qué tienen que aguantar que les insulten y amenacen en la cara, trasluciendo odio, como hizo el pasado lunes un ultra a las puertas del juzgado? Ambos se encararon con él y para algunos medios ese fue el titular. Ambos protagonizan, como sucede con frecuencia, varias tendencias en X (antes Twitter) a través de etiquetas como #Pablo Iglesias o #Jarabe.

Lo de “jarabe” viene por aquello que dijo Iglesias en 2014 de que los escraches organizados contra dirigentes de la derecha, en el contexto de las consecuencias de la crisis financiera, como el aumento de los desahucios, eran “el jarabe democrático de los de abajo”. Algunos usuarios recuerdan el acoso a la entonces delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, o el escrache que sufrió en su casa familiar la entonces vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, ambas del PP. Entonces existía una discusión en el seno de la izquierda sobre si resultaban lícitas en aquellas circunstancias de emergencia social ese tipo de protestas. Pero si el fin no justifica los medios (o sí, según Maquiavelo), no se debería escrachar en el dominio privado y familiar. Y si Iglesias ha dicho muchas cosas que ahora chocan, ¿su locuacidad y sus posibles contradicciones justifican ese hostigamiento, frente al cual otros casos destacados por los tuiteros más belicosos palidecen?

¿Qué hubiese pasado si tal asedio se hubiera producido durante meses ante el domicilio de la pareja de Isabel Díaz Ayuso, donde vive la presidenta madrileña, al grito tan reído de “me gusta la fruta”? Algunos mensajes emplean esa fórmula del condicional, pero son muchos más los que critican una “doble moral o rasero” del exdirigente de Podemos, mensajes como “Lo que le ha pasado hoy a Pablo Iglesias es el jarabe democrático de los de abajo. Lo que pasa es que, para los del doble rasero, Podemos, no es lo mismo darlo que recibirlo”; o “En la India le llaman karma, o más científicamente, la ley de acción y reacción, de toda la vida de Dios”. También hay numerosos tuits de apoyo como el del exportavoz de Podemos en el Congreso Pablo Echenique: ”Cuando alguien te diga la bobada esa de que acosar niños pequeños en su propia casa durante más de un año es ‘un escrache’ y que Soraya y que Rosa Díez y que todo es lo mismo y que ‘jarabe democrático’ y que blablablá, le pasas esto que dije hoy en @todoesmentiratv de mi parte”. O el del escritor Manuel Rivas: “Cualquier persona, de la idea que sea, debería solidarizarse con Irene Montero y Pablo Iglesias. Es un test de decencia democrática. Lo ocurrido ayer a las puertas de un juzgado en Madrid es un aviso más ante la barbaridad ultra.”


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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.
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