Las sensuales aberturas de los vestidos de Nensi Dojaka: una revolución para todos los cuerpos
La diseñadora albanesa, ganadora del premio LVMH 2021, sigue conquistando a mujeres con todo tipo de siluetas gracias a sus diseños sugerentes y muy reconocibles.
Zendaya, Rihanna, Bella Hadid, Emily Ratajkowski, Jourdan Dunn, Emma Corrin, Hailey Bieber o Dua Lipa. La lista de celebridades que han caído rendidas a los pies de la diseñadora albanesa Nensi Dojaka es tan larga como influyente. En un par de años, la creadora afincada en Londres ha logrado conquistar a la industria (resultó ganadora el año pasado del premio que el grupo LVMH concede a diseñadores emergentes) a base de vestidos repletos de tiras y aberturas que juegan a mostrar la piel. Una fórmula, la de recuperar las prendas sensuales, ajustadas y reveladoras, a la que no dejan de sumarse distintas firmas y que promete quedarse durante un tiempo como respuesta a los meses de chándal y pijama, pero por la que ella apostó desde el principio.
La misma que en su último desfile, en el que presentó su propuesta para el invierno 2022-2023 en la semana de la moda de Londres, también lucieron mujeres con cuerpos que cuestionan las medidas tradicionalmente canónicas. Modelos como Paloma Elsesser o Sabina Karlsson se subieron a la pasarela demostrando que el LBD (little black dress o vestido corto negro) reformulado por Dojaka no solo es apto para cuerpos escuálidos y Maggie Maurer se enfundó en una versión color carne que dejaba ver su embarazo de cuatro meses. Eso sí, por el momento sus diseños solo se venden hasta la talla L, un dato que se suma al latente debate sobre la realidad que rodea a las tallas grandes en las tiendas. Ella misma reconoció que no es fácil para un diseñador emergente asumir los costes de producir en un amplio espectro de tallas, aunque tras su último desfile todo apunta a que podría ampliar el tamaño de sus patrones.
De lo que sí pueden presumir los diseños de Dojaka es de devolver a las mujeres la confianza para mostrar su cuerpo decidiendo por sí mismas qué y cómo quieren enseñar. La diseñadora ha sabido reinventar el naked dress (ese con el que vas más desnuda que vestida) huyendo de las tradicionales transparencias en color carne, la pedrería colocada para cubrir zonas estratégicas o los escotazos hasta el ombligo para crear diseños sensuales adaptados a las tendencias actuales y a las necesidades de nuestro tiempo. Auspiciada por una sólida base de fans que supera las 260.000 almas en Instagram y representada por rostros tan conocidos a nivel mundial como los citados al comienzo de este artículo (Bella Hadid fue pionera en lucir sus diseños), la creativa de 28 años ha demostrado que esas prendas reconocibles y muy comerciales son objeto de deseo generacional.
«Comencé a vender después de que chicas como tú llevaran la marca y la etiquetaran en Instagram», señalaba la propia diseñadora en referencia a Camille Charrière, una de las muchas influencers que han contribuido a su éxito. Ella, fan declarada de la marca y embajadora oficial desde que luciera uno de sus vestidos en la pasada edición de los Fashion Awards, resumía así el poder de sus creaciones: «Muy pocos vestidos me han hecho sentir tan bien. Antes de ponértelo ya se ve lo delicado que es, pero además es uno de esos vestidos que piden a gritos que lo saques para pasártelo bien, el tipo de prendas que te suben el ego del mismo modo que una copa de champán».
Especializada en el arte de la lencería gracias a sus estudios en la Central Saint Martins y el London College of Fashion (se mudó a Londres con 16 años), Dojaka ha logrado atraer la atención sobre sus diseños construidos a base de siluetas propias de un sujetador, el flossing y los guiños a la sastrería en tiempo récord. El furor es tal que en estos últimos meses sus piezas protagonizadas por transparencias de tul y organza han comenzado a venderse en espacios tan emblemáticos como Selfridges, My Theresa, Ssense o Luisa Vía Roma, y uno de sus minivestidos asimétricos de color negro llegó a colarse en el top ten de prendas más buscadas del primer trimestre de 2021, según la plataforma de datos Lyst.
En un contexto en el que la moda está explorando la sexualidad de una forma que no ocurría desde los años noventa y dos mil (y bebiendo precisamente de la estética de entonces), sus propuestas resultan apetecibles y refrescantes. «Vivimos en una época en la que las mujeres están encontrando su voz y ese sentimiento de empoderamiento se manifiesta también a través de una especie de libertad para vestirse y enseñar», apunta ella. Esa sensación se ve ahora intensificada por una generación que quiere volver a salir y celebrar (o empezar a hacerlo) tras dos años de restricciones. Ella, sin embargo, planea una visión de marca capaz de sobrevivir a las ganas puntuales de volver a arreglarse. Y pretende hacerlo con paso firme y sin prisa: seleccionando muy bien en qué plataformas y tiendas vender para evitar que su marca termine saturando al consumidor. Mientras tanto, las celebridades no parecen tener miedo a convertir en plaga sus vestidos negros repletos de aberturas. A continuación, las pruebas.
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