Castilla y León instará a partir del lunes a los médicos a ofrecer a las embarazadas las medidas pactadas con Vox
Tras dos días en silencio, el presidente Mañueco ha negado el objetivo antiabortista del protocolo. El consejero de Sanidad afirma que la opción de escuchar el latido fetal, una ecografía 4D o asistencia psicológica se planteará a todas las mujeres encintas, incluidas las que deseen abortar
El consejero de Sanidad de Castilla y León, Alejandro Vázquez (PP), ha asegurado a EL PAÍS la noche del viernes que el polémico nuevo protocolo en atención de embarazos se aplicará a partir del lunes. Vázquez ha explicado que en la instrucción, pactada con Vox, la Junta “instará” a los sanitarios a que ofrezcan a las embarazadas, incluidas las que quieran abortar, la posibilidad de escuchar el latido del corazón del feto, recibir asistencia psicológica específica y acceder a una ecografía 4D del feto. Medidas que el jueves el vicepresidente autonómico y líder autonómico de Vox, Juan García-Gallardo, justificó en la conveniencia de que las mujeres que quieren abortar tomen decisiones de forma “mucho más consciente”.
Vázquez ha acabado admitiendo que la norma entrará en vigor de manera inmediata, pese a que la Consejería de Sanidad se estuvo desmarcando durante todo el viernes del anuncio del vicepresidente García-Gallardo. Ahora, el consejero asegura que la diferencia con lo expresado por García-Gallardo es que este aseguró que se obligaría a los facultativos a que le plantearan estas opciones a las mujeres, algo que Vázquez niega que se pueda hacer. En cambio, sostiene que solamente será una instrucción en la que se les inste a llevarlas a cabo, siempre que el médico esté de acuerdo. El propio portavoz del comité de campaña del PP, Borja Sémper, afirmó que su partido no está de acuerdo con la propuesta de Vox y advirtió de que no están dispuestos “a tragar con cualquier cosa”. García-Gallardo, con quien Vázquez ha asegurado mantener una relación “excelente”, insistió el viernes en que las medidas eran “obviamente consensuadas” y en que su modelo se iba a ejecutar.
Este sábado, en el cónclave del PP en Zaragoza para presentar a los candidatos a las autonómicas de mayo, el presidente de la comunidad, Alfonso Fernández Mañueco, ha negado que los cambios en el protocolo tengan un propósito antiabortista. Mañueco ha hablado un minuto tras dos días sin pronunciarse después de la polémica generada por su vicepresidente, que criticó el “drama social” del aborto y defendió estas medidas para que las mujeres tomen decisiones “mucho más conscientes”. Momentos antes del encuentro de su partido en la capital aragonesa, Mañueco ha rechazado valorar las palabras de su socio: “No soy quien tiene que analizar palabras ni intencionalidad. Los hechos son estos: libertad absoluta de la mujer para elegir, respeto absoluto a sus derechos, respeto absoluto a los derechos de los sanitarios”. El dirigente ha ceñido el protocolo a la búsqueda de aumentar la natalidad y ha esgrimido que cualquier actuación se hará conforme a criterios médicos.
La iniciativa, envuelta en gran polémica, comenzará a exponerse en los centros sanitarios a partir del lunes. En conversación telefónica, Vázquez ha explicado: “Vamos a insistir en que el latido fetal se haga en todos los embarazos, siempre que la mujer no lo niegue y la asistencia psicológica queremos ponerla en marcha cuanto antes, desde el lunes en los centros sanitarios”. El consejero ha admitido que en Segovia y en Ávila no existe aún una tecnología que permita llevar a cabo las ecografías 4D, pero ha aseverado que pronto contarán con los instrumentos adecuados para brindar el servicio a todas las castellanas y leonesas.
Una de las claves de este nuevo protocolo, impulsado por Vox tras negociarlo con el PP, pasa por los plazos en los que los médicos plantearán estas posibilidades. Vázquez ha precisado que el sistema implantado con la extrema derecha supone que la ecografía 4D “se pueda realizar desde el primer momento”, aunque lo habitual con las ecografías es hacerlas la semana 12, 20 y 32 del embarazo: “Entendemos que se pueda hacer desde el primer momento, pero es verdad que es más eficiente en el tercer trimestre, aunque se ofrezca incluso en fase casi embrionaria”. El titular de Sanidad reconoce que técnicamente “no tiene mucho sentido” disponer de este recurso en momentos en los que el feto es prácticamente irreconocible. Sin embargo, en las medidas recogidas en la nota publicada el jueves se habla de la “elaboración e implantación de un protocolo de latido fetal dentro de la atención programada en el primer trimestre”.
Asimismo, el responsable de Sanidad ha defendido que los doctores recibirán la instrucción, que no la orden o el “imperativo”, de sugerir a las mujeres que escuchen el corazón a partir de la semana 12 de gestación. Vázquez ha indicado que, según su experiencia, “en muchos casos ya se hacía, en embarazos de mujeres con y sin voluntad de aborto”, y que las embarazadas decididas a no tener el bebé “nunca quieren oír el latido cardíaco”. Eso se ha convertido en una de las grandes quejas de las plataformas feministas, que creen innecesario que se someta a esa presión a quienes, en palabras del propio Vázquez, tienen clara su posición: “Cuando una mujer quiere abortar es que ya lo tiene decidido”. El consejero ha expuesto a última hora de la tarde que la atención psicológica se aplicará desde los propios servicios especializados para agilizar los trámites, algo que el PSOE de Castilla y León ha reprochado ante las largas listas de espera en materia de salud mental que hay en la sanidad autonómica.
El consejero solamente se ha desmarcado de Gallardo, y de forma comedida, al recalcar que no se puede obligar a la comunidad sanitaria a que ofrezca este protocolo recién acordado al no tratarse de una ley. Más allá de eso, se ha mostrado en la línea de Gallardo, que ha presumido desde el jueves de que la medida ha sido “consensuada” con el PP de Alfonso Fernández Mañueco. El dirigente de extrema derecha llegó a calificar al aborto como “drama” y “tragedia social”, pues para él seguir con una gestación es una decisión “natural y propia”. “Si conseguimos salvar tan solo una vida habrá merecido la pena”, defendió el vicepresidente, que también reconoció que no sabía “mucho de embarazos”.
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