Colombia, Francia y Kenia evalúan si el canje de deuda por acción climática funciona para los países del sur
Aunque es una propuesta en la que insiste el presidente Petro, su ministra de Ambiente ha dicho en la COP28 que no implica necesariamente “un menor endeudamiento a largo plazo”
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Desde el primer día que Gustavo Petro se dirigió al país como presidente de Colombia, habló de la propuesta de canjear deuda por acción climática. “Propongo a la humanidad cambiar deuda externa por gastos internos para salvar y recuperar nuestras selvas, bosques y humedales. Disminuyan la deuda externa y gastaremos el excedente en salvar la vida humana”, dijo cuando tomó posesión como jefe de Estado. “Si el FMI [Fondo Mundial Internacional] ayuda a cambiar deuda por acción concreta contra la crisis climática, tendremos una nueva economía próspera y una nueva vida para la humanidad”.
A partir de entonces, tanto él como la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, han aprovechado cada ocasión internacional para hacer saber que el canje de deuda por acción climática es una de sus propuestas ambientales más fuertes. La han mencionado ante la Asamblea de Naciones Unidas, en conversaciones con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y durante la cumbre de París sobre finanzas climáticas. Allí, el Gobierno fue un poco más lejos: señaló que se debería crear un panel de expertos para trabajar en una propuesta de reforma al sistema financiero mundial para la acción climática.
Sin embargo, nunca ha existido una idea clara de cómo quieren aterrizar esta propuesta o si han adelantado algún plan interno sobre cómo hacerlo. Incluso, en una entrevista que América Futura le hizo al ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, en junio de este año, el jefe de la cartera aseguró que “no se está trabajando en ningún canje de deuda”, y que es mejor no utilizar esa palabra ya que podría “asustar a las calificadoras de riesgo”.
A un día de que se cierren las negociaciones climáticas en la cumbre del clima, COP28, que se realizan desde el 30 de noviembre en Dubái, la ministra de Ambiente, junto el enviado especial de Kenia para el clima, Ali Mohamed, y la ministra francesa de Transición Energética, Agnes Pannier-Runacher, anunciaron la creación de un grupo de expertos que tendrá la misión de revisar cómo la deuda que tienen los países evita que inviertan en acción climática, así cómo qué mecanismos financieros pueden ayudar a que se les libere espacio fiscal para hacerlo.
“La deuda externa y la deuda soberana frenan la capacidad que tienen los países en desarrollo para impulsar la acción climática. Se trata de países muy endeudados”, señaló Muhamed durante una rueda de prensa. En Colombia, por ejemplo, “en vez de alocar 3 puntos de PIB en temas de cambio climático, solo se invierten 0,16 puntos”.
El equipo de expertos que, dicen, será conformado por miembros de varios países, deberá presentar sus resultados dentro de nueve o 12 meses. “Que el flujo de plata llegue a tiempo a los países en desarrollo es un tema crítico”, advirtió también la francesa Pannier-Runacher. “Por esto, queremos analizar cosas como si los canjes de deuda funcionan o no. O cuáles mecanismos financieros pueden permitir que los países en desarrollo se endeuden menos”. Aunque el canje de deuda por acción climática es quizá el mecanismo sobre el que la política latinoamericana más ha hablado – en países como Colombia, Ecuador, Costa Rica y Belice ya se han realizado canjes de deuda por biodiversidad - la ministra de Ambiente también aceptó de que se trata de apenas una pieza en una serie de acciones que se necesitan para reestructurar el sistema financiero y que éste se alinee con lo que requiere el cambio climático.
“Lo que queremos hacer es examinar cómo el canje de deuda por naturaleza se ha llevado a cabo, porque no necesariamente ha implicado un menor endeudamiento a largo plazo”, dijo Muhamad. “Por eso también hemos ido más allá poniendo bonos de deuda en el mercado alrededor de temas ambientales y climáticos, y lanzamos un portafolio de inversiones de la transición energética”.
En días pasados, y cuando el presidente Petro aún estaba en la COP28, Colombia efectivamente presentó un plan de inversión de más de 32 billones de dólares, que incluían una inversión de cerca de 4 billones para turismo de naturaleza, 2,5 billones de dólares para sistemas productivos sostenibles, 8 billones de dólares para protección y restauración de ecosistemas, 12,5 billones de dólares para transición energética justa y 4 billones de dólares para adaptación al cambio climático.
Ahora, lo que proponen junto a Francia y Kenia es estudiar cómo los países en desarrollo pueden salir de sus deudas para invertir esa plata en temas climáticos. Porque lo cierto, y como también lo dijo Avinash Persaud, enviado para asuntos financieros de Barbados y quien creó junto a la primera ministra de este país Mia Mottley la famosa Iniciativa de Bridgetown para reformar el sistema financiero, es que el canje de deuda en realidad no es un tema escalable. “No son una panacea”.
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