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Una joven deportista y un vendedor ambulante con discapacidad: Medicina Legal confirma la identidad de dos desaparecidos hallados en La Escombrera

Las víctimas fueron asesinadas por grupos paramilitares en 2002 y no tenían antecedentes penales, investigaciones, condenas ni relación con el conflicto armado

Autoridades trabajan en donde fueron encontrados restos humanos en La Escombrera, en Medellín, en diciembre de 2024.
Autoridades trabajan en donde fueron encontrados restos humanos en La Escombrera, en Medellín, en diciembre de 2024.STR (EFE)
Juan Miguel Hernández Bonilla

No eran guerrilleros. No eran criminales. No tenían ninguna relación con el conflicto armado. Los restos óseos encontrados en La Escombrera el pasado 18 de diciembre corresponden a dos jóvenes de los barrios populares de Medellín que fueron asesinados por grupos paramilitares, según reveló el Instituto Nacional de Medicina Legal en la tarde de este jueves. Los cuerpos recuperados por la JEP y la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD) eran de una mujer deportista de 20 años y de un hombre vendedor ambulante en situación de discapacidad de 28 años. “Tras cumplir con todos los protocolos técnicos y científicos exigidos, se confirmó que los hallazgos corresponden a dos jóvenes de la Comuna 13 y del corregimiento de San Cristóbal, víctimas de desaparición forzada en 2002″, se lee en el comunicado de la JEP.

La confirmación de la identidad de estos primeros cuerpos hallados en la Escombrera es una prueba de que el lugar fue usado como un depósito de cadáveres para enterrar personas inocentes asesinadas por grupos armados. “La verdad judicial, construida a partir de evidencia, testimonios y análisis forenses, confirma que fue un sitio destinado a la desaparición forzada en Colombia”, informa la JEP. Los hallazgos confirman que las madres buscadoras de desaparecidos estaban en lo correcto cuando insistían en que a sus familiares los habian enterrado allí. “Las cuchas tenían razón”, como dice en los grafitis que se han pintado en distintas ciudades de Colombia en las últimas semanas.

Por seguridad de los familiares de las dos víctimas, y por reserva de la investigación, las autoridades han decidido no revelar los nombres de las personas identificadas. La joven de 20 años era coordinadora de un grupo deportivo del barrio. Salió de su casa el 30 de julio de 2002 a las 7:00 de la noche para una reunión y no la volvieron a ver. “Esa noche, al parecer, miembros armados del Bloque Cacique Nutibara, que meses antes se habían instalado en San Cristóbal, irrumpieron en la reunión y se la llevaron”, dice el documento de la JEP. Según el relato de los familiares, el día siguiente, 31 de julio, aún en poder de sus captores y con la esperanza de ser liberada, la mujer llamó a su madre para informarle que había recibido órdenes de desplazarse. Lo que sigue es muy doloroso. La asesinaron, la enterraron y la ocultaron debajo de toneladas de basura en la Escombrera. La Fiscalía General de la Nación ha investigado este caso como una desaparición forzada atribuida a la estructura paramilitar liderada por Diego Fernando Murillo, conocido como ‘Don Berna’.

Precisamente fue don Berna, en una versión de Justicia y Paz del 19 de abril de 2013, quien describió la magnitud de lo que había pasado en La Escombrera. “Bueno, doctor, de acuerdo a la versión que me entregaron varios de los postulados y las veces que hable con el comandante Elkin, quien es el que manejaba esa zona, me dice que esa Escombrera podía haber más de 500 muertos”, dijo cuando le preguntaron por este lugar de inhumación de cuerpos, según relata la JEP.

El crimen de la joven deportista ocurrió ocho días después de la desaparición de un reconocido líder comunal del sector. “Al parecer la mujer habría sido trasladada viva desde el corregimiento de San Cristóbal, donde operaba abiertamente una base paramilitar, hasta La Escombrera, donde funcionaba otra. Allí fue asesinada y enterrada”, se lee en el comunicado.

La otra víctima identificada este jueves era un vendedor ambulante en condición de discapacidad física y mental. “Padecía epilepsia y se desplazaba con dificultad, lo que lo hacía particularmente vulnerable”, dice el informe de la JEP. Vivía en casa de sus padres. “El 13 de octubre de 2002 a las 7:30 de la mañana salió de su hogar, ubicado en el barrio Belencito, y desde ese día su familia no volvió a tener noticias sobre su paradero”. Desde ese momento, hasta hoy, no han dejado de buscarlo.

De acuerdo con la JEP, “la Fiscalía General de la Nación asocia este crimen al Bloque Cacique Nutibara de las Autodefensas Unidad de Colombia, en posible colaboración con la estructura conocida como Frente José Luis Zuluaga, entonces liderada por Luis Eduardo Zuluaga, conocido como ‘Mc Giver’”.

Según las investigaciones de la JEP, estos dos crímenes se inscriben en la temporalidad y territorialidad de 34 operaciones desarrolladas por la fuerza pública, de la mano de grupos paramilitares, en la Comuna 13 entre 2001 y 2004. Aún no se ha confirmado la identidad de otros dos cuerpos de desaparecidos encontrados en las jornadas de búsqueda de diciembre pasado.


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Sobre la firma

Juan Miguel Hernández Bonilla
Periodista de EL PAÍS en Colombia. Ha trabajado en Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS, en Madrid, y en la Unidad Investigativa de El Espectador, en Bogotá. En 2020 fue ganador del Premio Simón Bolívar por mejor reportaje. Estudió periodismo y literatura en la Universidad Javeriana.
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