Los mejores cómics de 2024
De la innovación formal de Olivier Schrauwen a la radicalidad gráfica de Martin Panchaud, el año ha dejado grandes descubrimientos en forma de viñetas
Siempre resulta difícil señalar las mejores obras publicadas durante un año: cualquier lista es incompleta por su propia naturaleza, pero debe entenderse no como un canon, sino como una sugerencia de descubrimientos. Como la sorpresa que produjo Domingo flamenco, de Olivier Schrauwen (Fulgencio Pimentel), que refleja en viñetas ese hilo de conciencia que Joyce plasma en su Ulises, reescrito ahora desde el tedio dominical que impregna cada acción desarrollada en un día en la vida de su protagonista. La innovación formal permite descubrir un reguero de tramas para seguir y disfrutar en cada detalle de ese aburrimiento cotidiano, reconvertido en un festín de narrativa visual. Experimentación en la forma de contar historias que resulta clave en El color de las cosas, de Martín Panchaud (Reservoir Books), que parte de la estructura canónica del thriller y la road movie con tintes de denuncia social para dinamitarlos a través de una radicalidad gráfica que toma elementos de la diagramática, la infografía o los videojuegos de 8 bits para componer una propuesta rompedora para el lector.
Sin embargo, no es necesario recorrer caminos inexplorados: la edición por fin en España de la obra de Yamada Murasaki, referente del manga del siglo XX, nos recuerda que la discreta narración de Una mujer de espaldas (Salamandra Graphic) constituye una poderosa herramienta de renovadora fuerza temática desde la introducción de la perspectiva feminista. Una mirada que comparte con Mañana será otro día (Reservoir Books), donde la coreana Keum Suk Gendry-Kim aborda la construcción de la maternidad y la familia como único destino posible de las mujeres en la sociedad, en un retrato que rompe fronteras para mostrar cómo la presión social sobre la ausencia de hijos es universal. Ha sido el año de la esperadísima segunda parte de Lo que más me gusta son los monstruos (Reservoir Books), con la que Emil Ferris concluye un inmenso relato gestado al son de una concepción panóptica de la historia, de la Europa del Holocausto al Chicago de los sesenta, entrelazado con la maduración personal en una ferviente declaración de amor por el arte como mecanismo de supervivencia. Un conjunto que marca un hito en la historia del cómic, rompiendo todas las convenciones gráficas desde un barroquismo en el que perderse.
Desde un estilo diametralmente opuesto, también es posible extraviarse en el minimalismo gráfico de Laura Pérez en Nocturnos (Astiberri), donde la noche se convierte en foco de confluencia de personajes que convergen en esa oscuridad acogedora, gracias al trazo de la autora con su creación de una sugerente atmósfera de caminos y lecturas que transitan entre lo real y lo imaginado. Una capacidad evocadora que María Hesse lleva al extremo en El miedo (Lumen), uniendo relato, ilustración y cómic para moldear la experiencia del maltrato psicológico y sus consecuencias mediante una fusión de referencias visuales y culturales que contornean con precisión esa sensación inasible, pero presente, que supone vivir con miedo. Ese horror que es capaz de producir la tinta en la viñeta constituye la herramienta fundamental de La Carretera (Norma), adaptación al cómic de Manu Larcenet cuya expresividad desbordante se nutre de un trazo orgánico y visceral, que potencia el mensaje de la obra de Cormac McCarthy para reproducir ese devastado mundo sin esperanza en unas viñetas que se quedan clavadas en la retina.
Ha sido año también de grandes obras de cómic infantil y juvenil, como la chispeante Cosmo, de Javi de Castro (Astiberri), que transforma descubrimiento y exploración formal en un reto tan divertido como apasionante para los más pequeños, o la reescritura transgresora del mito artúrico en clave feminista que plantean Geoffroy Monde y Mathieu Burniat en Furiosa (Norma Editorial), sin renunciar al humor y la modernidad en lo gráfico.
Sin olvidar las interesantes recuperaciones y reediciones fundamentales para entender la historia del cómic, desde la apuesta tradicional por los clásicos de prensa americanos, como Li’l Abner, de Al Capp (Diábolo), a la vuelta de cómics que a finales del siglo XX transformaron la concepción de la historieta desde planteamientos alternativos Palomar, de Beto Hernández (La Cúpula), Bola Ocho, de Daniel Clowes (Fulgencio Pimentel), o Moebius Obra Hermética (Reservoir Books). Sin olvidar la necesaria reivindicación de obras ya clásicas de nuestro cómic como Frank Cappa, de Manfred Sommer (Cartem) o Las aventuras del Capitán Torrezno, de Santiago Valenzuela (Astiberri).
Domingo flamenco
Olivier Schrauwen
Traducción de Joana Carro y César Sánchez
Fulgencio Pimentel
Crítica de Álvaro Pons
El color de las cosas
Martín Panchaud
Traducción de Xisca Mas
Reservoir Books
Crítica de Álvaro Pons
Una mujer de espaldas
Yamada Murasaki
Traducción de Daruma Serveis Lingüístics
Salamandra Graphic
Mañana será otro día
Keum Suk Gendry-Kim
Traducción de Joo Hasun
Lo que más me gusta son los monstruos. Libro segundo
Emil Ferris
Traducción de Montserrat Meneses Vilar
Reservoir Books
Entrevista con Emil Ferris. Por Jorge Morla