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Crítica literaria
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘Los años irrecuperables’, de Jaume Asens: un abogado infiltrado

La construcción de un proyecto político a la izquierda del PSOE y su tumultuosa evolución narrada por quien fue uno de los últimos en abandonar el fortín de Galapagar

El cuatro de septiembre de 2023 en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas, de izquierda a derecha, el dirigente de En Comú Podem, Jaume Asens; la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo en funciones, Yolanda Díaz; el líder de Junts, Carles Puigdemont; y el eurodiputado Antoni Comín.
El cuatro de septiembre de 2023 en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas, de izquierda a derecha, el dirigente de En Comú Podem, Jaume Asens; la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo en funciones, Yolanda Díaz; el líder de Junts, Carles Puigdemont; y el eurodiputado Antoni Comín.SUMAR / Europa Press / Contacto
Jordi Gracia

No destila la precisión analítica de Íñigo Errejón en Con todo, ni la opulenta autosatisfacción consigo misma de Irene Montero en Algo habremos hecho bien, ni la precisión descriptiva y cruel de Sergio Pascual en Un cadáver en el Congreso, e incurre a menudo en la incontenible idolatría hacia Pablo Iglesias de Pablo Echenique en sus Memorias de un político de combate, pero tiene virtudes y confidencias que no están en ninguno de ellos. Será un libro necesario para identificar la autopercepción que un abogado valiente, idealista, un punto inocente y sin duda combativo hace de la construcción de un proyecto político a la izquierda del PSOE y su tumultuosa evolución en una década.

A Iglesias lo conoce desde sus 23 años, en 2000, más o menos como a Ada Colau, y fue Asens uno de los últimos en abandonar el fortín de Galapagar. También es uno de los más agudos al señalar rasgos silenciados en su entorno de la personalidad de Iglesias, como cuando asoma “su chulería madrileña, bravucona, fanfarrona”, irritante y fastidiosa a veces, dice, quizá porque anteponía los objetivos políticos a la amistad, y por eso en “las redes bloqueaba, lanzaba reproches, se vengaba o burlaba con pocas contemplaciones de excompañeros de partido”. De hecho, son Colau e Iglesias quienes arrancan a Asens los tramos más temblorosos de emoción y concentran sus dependencias afectivas, en particular Ada Colau (de quien fue pareja Asens mientras Iglesias lo era de Amayas Olivas, a su vez futura pareja del propio Asens). Cree que se les nota tanto a ella como a él que estudiaron teatro, pese a que la general afición por Juego de tronos transparentó también que Podemos carecía de “vínculos de confianza, amistad, solidaridad o fraternidad”. Pas mal.

Contra lo que cree su prologuista de lujo en la edición castellana, Santiago Alba Rico (en la catalana el prologuista es Jordi Amat), más de un lector sí puede enfadarse con la insolidaridad manifiesta hacia quienes vivieron el procés como una operación dirigida desde los poderes públicos (y su aparato de comunicación a todo tren) con escasísimo respeto democrático a los no independentistas. El entonces teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona sintió en la vigilia del 1-O de 2017 en el colegio electoral “la hermandad y fe en las propias fuerzas”, pero difícilmente puede ser verdad que sintiese también “el calor de la solidaridad entre independentistas y no independentistas” porque los segundos no estaban llamados a votar (y de hecho, la inmensa mayoría de los segundos no fuimos a votar), en lo que no era un referendum sino una votación concebida para refrendar un resultado prescrito.

La sobredosis de emotividad estilística y efusividad épica perjudican al libro y hubiese sido aconsejable que un editor profesional evitase también la propensión a una sentenciosidad contraproducente, aunque sí sirve para transmitir la entrega monomaníaca al activismo político a tiempo de completo. Esa euforia está contada con desarmante transparencia, casi con rastros de fe religiosa. El halo de autojusticación autoindulgente e intensamente heroica junto a la soflama lírico-ideológica no ayudan a contar razonada o analíticamente la acción política, por ejemplo tras ganar la alcaldía de Barcelona para “hacer realidad un sueño: convertir la ciudad en un lugar de vida”, sin que apenas cuente mucho más.

Nada diluye sin embargo la genuina entrega del abogado Asens a las causas sociales que siente irrenunciables. Seguramente lo más luminoso (y mejor contado) del libro está en el relato de sus batallas judiciales en defensa de los más indefensos, fuese cual fuese el origen de la indefensión, desde las prostitutas acosadas en la calle a los delincuentes yonquis de los focos, como el Vaquilla, o yihadistas desarbolados, o almas en pena como Xirinacs, o contra los abusos de la violencia policial y en favor de los deshauciados de todo pelaje: también en el origen de la PAH que puso a Ada Colau en el mapa está Asens.

Portada de 'Los años irrecuperables', de Jaume Asens

Los años irrecuperables

Jaume Asens
Península, 2015
512 páginas
20,90
Portada de 'Els anys irrecuperables', de Jaume Asens

Els anys irrecuperables

Jaume Asens
Traducido por Mar Vidal
Portic, 2025
512 páginas
20,90 euros

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Sobre la firma

Jordi Gracia
Es adjunto a la directora de EL PAÍS y codirector de 'TintaLibre'. Antes fue subdirector de Opinión. Llegó a la Redacción desde la vida apacible de la universidad, donde es catedrático de literatura. Pese a haber escrito sobre Javier Pradera, nada podía hacerle imaginar que la realidad real era así: ingobernable y adictiva.
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