Ir al contenido
_
_
_
_
La punta de la lengua
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Palabras con pistas falsas

‘No pienses en un elefante’ y “no veas ahí la palabra mano” surten el mismo efecto. No hay manera de escapar de esos conceptos una vez que el cerebro los ha procesado

Combo memes antifeministas
Álex Grijelmo

Desentrañamos el significado de muchas palabras porque sabemos mirar dentro de ellas. La primera vez que alguien se haya topado con el término “cantautor” habrá entendido que menciona a quien interpreta sus propias creaciones. Si oímos “flotel”, imaginamos un hotel flotante, quizás anclado en la bahía; y en “amigovio” deduciremos que alguien se mueve con agrado en esa difusa frontera.

Pero a veces las palabras compuestas nos dan pistas falsas. Sucede en “metaverso”, pues ahí entendemos de forma intuitiva “más allá del verso” y no, frente a lo que se pretendía, “más allá del universo”. Y aunque conozcamos esta voluntad, seguimos viendo versos en ese término cada vez que sale a nuestro encuentro, queramos o no.

Otro tanto sucede con VioGén, acrónimo del observatorio español que coordina la lucha y la protección frente a la violencia machista. Por mucho que se pretenda relacionar “vio” con violencia, y “gen” con género, el proceso cognitivo que produce ese término nos lleva al vocabulario médico, por el influjo del segundo elemento, como pasa por ejemplo en “oncogén”: genes cuya activación puede desatar un proceso canceroso. Además, VioGén suena al oído hispano igual que Biogen, empresa multinacional dedicada a la biotecnología.

Todo eso pasa también con otros dos vocablos que están asaltando los medios: “manosfera” y “robotaxi”.

En el primero no queda más remedio que ver la palabra “mano”; y en el segundo, la voz “robo”. Son significados que se activan sin voluntad en la mente de cualquier hablante del español, y que contaminan desde ese momento la percepción psicológica y tal vez el juicio al que induce el vocablo. Del mismo modo, el sintagma “un marmolista lento” activa por debajo del umbral de percepción la palabra “talento” (Gerry T. M. Altmann, La ascensión de Babel. Una incursión en el lenguaje, la mente y el entendimiento. Ariel, 1999; pág. 83). Y esto nos ofrece una percepción positiva del marmolista.

El “robotaxi” pretende ser un taxi robot, un vehículo que lleva pasajeros sin que nadie lo conduzca. Pero el elemento “robo” salta de inmediato y activa la percepción negativa, sobre todo si el receptor del mensaje ha sufrido antes alguna tropelía en un taxi conducido por un ser humano.

A su vez, la voz “manosfera” (compuesta como “blogosfera” y “fachosfera”) designa a las cibercomunidades de tendencias misóginas y antifeministas. Se forma a partir de la voz inglesa man (hombre), y en aquella lengua sí se favorece la intuición del significado: manosphere: el mundo de los hombres (llamado así en 2009, cuando aún no había pasado de la masculinidad al machismo). Sin embargo, al llegar ese término al español despunta el elemento “mano”, que no podemos dejar de percibir. No pienses en un elefante (George Lakoff, 2006) y “no veas ahí la palabra mano” surten el mismo efecto. ¿Cómo no pensar en un elefante o en una mano si no hay manera de escapar de esos conceptos una vez que el cerebro los ha procesado?

Alternativas como “metauniverso” (para “metaverso”), “ProteFem” (y no “VioGén), “taxibot” (en lugar de “robotaxi”) y “machosfera” o “cafreesfera” (en vez de “manosfera”) ayudarían a procesar mejor lo que se intenta transmitir. Porque “metaverso” da un falso toque poético a lo que representa; “VioGén” vuelve frío lo que debería ser acogedor; “robotaxi” hace desconfiar del precio que cobrarán; y “manosfera” quita gravedad al término sin condenar el condenable fenómeno que nombra.


Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Álex Grijelmo
Doctor en Periodismo, y PADE (dirección de empresas) por el IESE. Estuvo vinculado a los equipos directivos de EL PAÍS y Prisa desde 1983 hasta 2022, excepto cuando presidió Efe (2004-2012), etapa en la que creó la Fundéu. Ha publicado una docena de libros sobre lenguaje y comunicación. En 2019 recibió el premio Castilla y León de Humanidades
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
_
_