Claquetas en prisión
Se estrena ‘Frontera’, una ficción rodada en la cárcel de Quatre Camins con actores y reclusos
Los de dentro y los de fuera. La película Frontera, que se estrena hoy en una treintena de cines de toda España, ha sido protagonizada por seis reclusos de la cárcel de Quatre Camins de Barcelona y ocho actores profesionales. Casi un año de preparación y poco más de un mes de rodaje de un relato de ficción que no sale de los muros de la cárcel. Frontera cuenta la historia de un grupo de presos —y actores de fuera— que ensayaban Doce hombres sin piedaden la sala de actos del penal cuando suena la alarma de la cárcel y quedan aislados por una epidemia desconocida.
El proceso de creación y ejecución de Frontera fue todo un experimento complejo y atrevido. “Todavía estoy flipando”, resumía este miércoles Óscar, uno de los actores —preso— que se llevó el premio al mejor actor en el Festival de Cine de Málaga por su papel en la película, durante la exhibición en el auditorio de la cárcel —donde se grabó— ante reclusos y familiares de los internos que intervinieron.
El proyecto de la película surgió del colectivo Transformas de artes escénicas que desde 2005 se encarga del programa Teatrodentro de formación y creación artística en Quatre Camins. Los presos que participan representan espectáculos que ellos mismos idean. “Queríamos hacer algo de cine porque el concepto de lo audiovisual en una prisión se ciñe a la televisión. Pero lo queríamos hacer con profesionales”, cuenta Eva García, alma del proyecto Transformas y una de las actrices en Frontera. “Se lo expliqué a un amigo, Carles Vidal, también del mundo del teatro, y luego a Manuel Pérez [el director de la película] y la idea fue cogiendo forma”, añade. El espacio de rodaje solo podía ser el auditorio de la prisión —en las escenas finales se ven las galerías de la cárcel y el exterior— y en la película debían participar seis presos y otros seis en el cuerpo técnico. “Queríamos huir de las historias carcelarias al uso, de las peleas”, explica Vidal.
Sin diálogos cerrados
A partir de ahí, ocho actores con un claro compromiso social —han capitalizado sus ingresos— participaron en el proyecto. “Durante los ocho meses de preparación se hicieron dos sesiones semanales con todos porque el guión se elaboró conjuntamente”, añade García. Mientras, los reclusos seleccionados ensayaban cuatro horas diarias. Los diálogos, los momentos de tensión, la desconfianza, las emociones no tenían un guion cerrado: “Partíamos de una idea y se discutía hasta dar forma”, cuenta el director. “Durante las cinco semanas del rodaje, 40 personas entraban y salían cada día de esta zona de la cárcel con un montón de material”, comenta el director del penal, José Saldaña, que no ocultaba lo complejo que fue organizar ese trasiego.
“Aquí somos libres, podemos decidir y eso es lo más importante. Y si la película va bien, pues estupendo”, dice Portu. Ese es su nombre en Frontera. Todos los que han participado en la película cumplen condenas por un amplio abanico de delitos. La mayor parte de ellos son jóvenes —algunos con condenas largas— y otros, pocos, han salido en libertad condicional o están en tercer grado. Ildefonso, Edi en la película, dice que está ya acostumbrado al concepto de los de fuera y los de dentro que aparece constantemente en Frontera. ¿Y tu familia qué dice de que salgas en el cine? “Al principio les costaba hacerse a la idea, ahora ya no tanto”, contesta.
El buen rollo de la experiencia entre el grupo de profesionales y los internos saltaba a la vista en la proyección de la película en la sala de actos de la prisión, abrazos y risas antes de que el largo centenar de personas invitadas tuviera que salir de la cárcel con el ruido del cierre de los portones de fondo.
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