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Las Juventudes Socialistas eligen a su secretario general

Cuatro candidatos buscan el voto de los 800 afiliados

Foto de campaña de Alejandro Álvarez, candidato a la secretaria general de JSM.
Foto de campaña de Alejandro Álvarez, candidato a la secretaria general de JSM.

El socialismo madrileño es como una montaña rusa. Cuando parece que las heridas comienzan a cerrarse, se abre un nuevo tiempo de convulsión. Las elecciones de hoy domingo, en las que Juventudes Socialistas de Madrid (JSM), la organización juvenil del PSOE-M, elegirá nuevo secretario general, son una nueva oportunidad para enfrentarse. Los cuatro candidatos dicen llegar libres de ataduras políticas, pero los 800 militantes con derecho a voto (es la primera vez que el voto no es delegado) saben bien a qué familia pertenece cada cual.

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“El próximo secretario será un hombre de Carmona”, avanza un afiliado que no quiere revelar su identidad. Asegura que los dos favoritos en la contienda por liderar las JSM, Borja Terrés (Madrid, 1987) y Alejandro Álvarez (Madrid, 1989), han sido personas muy cercanas al antiguo portavoz del PSOE-M en el Ayuntamiento de la capital hasta que fue apartado por la nueva dirección regional.

En las elecciones municipales de 2015, Álvarez formó parte de la lista que lideraba Antonio Miguel Carmona, pero explica que no lo hizo por ser un hombre del candidato, sino porque fue “elegido por un Comité Electoral”. En cambio, reconoce que apoyó la causa de Jaime Lissavetzky, que disputó en 2011 la alcaldía de la capital a Alberto Ruiz-Gallardón (PP). Tampoco Terrés se considera hombre de Carmona, “ni de nadie”. Le sorprende que exista gente que ponga etiquetas, porque los candidatos solo son de quienes "les han avalado”.

Eva López, una militante de 25 años que lleva cuatro afiliada, sugiere que en los procesos internos es inevitable apoyar a algún candidato. López cree, sin embargo, que en estas elecciones no se puede etiquetar a los candidatos por familias políticas porque “en todas las candidaturas hay gente de diferentes vertientes y no todos (los integrantes) están definidos”.

Históricamente, la de Madrid ha sido una federación convulsa para los socialistas, divididos en facciones irreconciliables, desde los renovadores a los guerristas, pasando por los acostistas. Ahora esas etiquetas son otras: tomasistas contra no tomasistas, regionalistas contra Ferraz (nombre de la sede del partido a nivel nacional). Esas trincheras se reeditan en la organización juvenil. “Lo que pasa en el PSOE-M tiene implicación en JSM. Aunque tratamos de que no lo haga, influye”, sentencia López. La joven socialista ve normal las “luchas internas” y asegura que si no las hubiera, se preocuparía, porque “significaría que no tenemos ganas de cambiar la sociedad”.

El candidato Borja Terrés durante una intervención radiofónica.
El candidato Borja Terrés durante una intervención radiofónica.

Para cambiar, algunos militantes se niegan a votar a Borja Terrés (Madrid, 1987). Argumentan que formó parte de la Ejecutiva anterior, la de Plácido Vázquez (Alcobendas, 1988), un equipo que “no estuvo a la altura de la sociedad madrileña”, manifiestan. Terrés, no obstante, se siente “muy orgulloso” de haber formado parte del equipo. “Hicimos unas cosas bien y otras mal, de las que hemos aprendido”.

Vázquez dimitió en noviembre de 2014 tras dos años y medio en el cargo. Reconoce la existencia de esas familias políticas, pero niega que su marcha se debiera a represalias o a que otras facciones lo desestabilizaran. “Mi decisión fue estrictamente personal”, concluye. Su lugar lo ocupó una gestora que preside desde entonces Diego Piñeiro (Teruel, 1986), miembro de la Ejecutiva Federal de JSE y, además, secretario general de los jóvenes socialistas de Aragón. Las gestoras en Madrid no son ninguna novedad. Desde 2012 al menos cinco agrupaciones locales (hay medio centenar) han pasado por una : Ciudad Lineal, Móstoles, Alcorcón, Alcalá de Henares y ahora Moratalaz. Algunos ven detrás una mano negra, un recurso de entes superiores para controlar lo que no han podido conseguir con las urnas. De las agrupaciones intervenidas, todas las citadas, menos la de Móstoles, apoyan mayoritariamente a Álvarez.

Elena Marín durante la sesión de fotos para elaborar su programa.
Elena Marín durante la sesión de fotos para elaborar su programa.

Serán los afiliados quienes decidan qué candidato, de los cuatro posibles, terminará con el tiempo de excepcionalidad en la organización regional. Todos manifiestan que quieren abrir el partido, cambiar los procesos de participación y recuperar una organización que hace unos años tenía 2.000 militantes, el doble de los que tiene ahora. Terrés tiene muchas opciones de ser el elegido. Militante desde 2005 y secretario general de la agrupación de Villa de Vallecas desde 2012, este diplomado en Trabajo Social fue el candidato que más avales consiguió, 169 (el 31% del total). Los aspirantes tuvieron dos semanas (desde el 1 al 15 de septiembre) para buscar las firmas mínimas requeridas para seguir adelante en el proceso, 80 (el 10% del censo).

Otro de los favoritos para liderar la cantera del PSOE, el secretario local de Ciudad Lineal, Alejandro Álvarez, logró 126 avales (21%). Se vio superado por otra de las aspirantes en liza, Elena Marín, una madrileña de 27 años que milita en la organización desde los 18. Esta licenciada en Derecho y Ciencias Políticas, a la que muchos consideran una desconocida, fue capaz de presentar 147 firmas (27%). Sorprendió a muchos militantes, que no pensaban que pudiera llegar a esa cifra. Algunas voces la señalan como la aspirante que puede dar la sorpresa este domingo.

Otras voces apuntan a un posible pacto entre la candidatura de Terrés y la de Marín, empujada esta última por parte su equipo, miembros de la agrupación de La Latina. Hay, incluso, quien señala que el ideólogo de este movimiento sería José Cepeda (Ciudad Real, 1968), parlamentario del PSOE-M. “Todo concuerda. Cepeda es un hombre de Pedro Sánchez y Terrés es un candidato que gusta al aparato”, señala un militante que pide esconder su nombre. Terrés niega categóricamente que sirva a los intereses de nadie del partido. Confirma que ha hablado con Marín, pero también con el resto de candidatos. “Tenemos programas muy parecidos, solo nos distinguen detalles”, aclara sin precisar si habrá acuerdo con alguno de ellos.

Ismael García-Gil en un retrato difundido por su candidatura.
Ismael García-Gil en un retrato difundido por su candidatura.

Ismael García-Gil (Leganés, 1989) es el nombre del cuarto aspirante a liderar JSM. El sociólogo, secretario general de la agrupación de Puente de Vallecas desde 2012, cosechó 110 avales, el 20% del total. Aunque fue el que menos apoyos tuvo, sigue adelante con su idea de someterse al veredicto de los votos. Sin embargo, su candidatura y la de Alejandro Álvarez apuran las horas que faltan hasta el domingo para llegar a un acuerdo. El baile de alianzas promete no detenerse hasta entonces. “Cuando entras nuevo en un sitio no entiendes determinadas pugnas, que además quitan mucho tiempo para estar en otro sitio, trabajando por los ciudadanos”, opina Julia Ojeda, de 25 años. Ojeda, militante en la agrupación de Tetuán desde 2013, asegura no conocer muy bien esas luchas internas, “aunque me las han explicado muchas veces”.

La batalla por dominar la organización juvenil de los socialistas madrileños no acaba con la elección del secretario general. Continuará, al menos, una semana más, hasta el 4 de octubre. Ese día, un congreso con voto delegado deberá elegir a la ejecutiva que acompañará al nuevo líder en su mandato los próximos cuatro años. Una oportunidad de oro para sacar a relucir de nuevo las disputas de las diferentes familias políticas, aunque al final todo quede en casa.

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