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La segunda vida de uno de los últimos videoclubs de Madrid

Una tienda de alquiler de películas ha encontrado una tabla de salvación aliándose con su enemigo, las compras 'online'

Marcia Seburo, la encargada del videoclub Ficciones con un paquete de un producto comprado por Internet.
Marcia Seburo, la encargada del videoclub Ficciones con un paquete de un producto comprado por Internet.LUIS SEVILLANO

Treinta céntimos a la empresa de transporte UPS y 50 céntimos a la compañía de comercio electrónico Wish. Esto es lo que cobra Marcia Seburo, encargada desde hace siete años del videoclub Ficciones (calle de Juanelo, 15), en La Latina, por almacenar los paquetes que todo el barrio compra por Internet. Céntimo a céntimo, el comercio electrónico ha mantenido a flote a uno de los últimos locales de este sector en extinción. Madrid bate este lunes su récord de repartos por compras online en un solo día: un millón de paquetes.

En mayo de 2018, el declive del negocio encendió la bombilla de Seburo: las compras online, que suponían una competencia directa con su local, podían pagarle las facturas. Se convirtió en punto de recogida y ese mes le llegaron 18 paquetes. Ahora tiene que hacer un tetris para encajar las cajas en el almacén. Este noviembre ha llegado a 582 (sin contar el aumento de paquetes por las rebajas del Black Friday). “Creo que este mes haré récord”, dice Seburo. Los paquetes suponen alrededor de 350 euros, que le pagan la factura de la luz y la alarma.

“Ha ayudado, pero no ha sido la solución, aún así no me llega”, lamenta mientras muestra los cajones, estanterías y la trastienda donde guarda los envíos. Seburo numera las cajas y con ello elabora un Excel donde asocia el número del paquete al nombre del cliente, el producto, la dirección del domicilio y el lugar concreto de su tienda donde se encuentra. “Estantería 3”, “cajón 2”. “Si no, me vuelvo loca”, asegura tras el mostrador.

Ficciones juega con ventaja: al ser un establecimiento grande, no tiene límite de almacenamiento, a diferencia de otros locales. La mayor parte de los paquetes que almacena son libros o ropa. “Ropa muy cara o muy barata. No hay día que no reciba uno o dos paquetes de Asos”, la web de ropa online que tiene precios muy bajos. La mujer se queja del "círculo" que crean las grandes compañías de comercio online: "Venden por Internet, acaban con los locales y luego los buscan para repartir sus productos", dice resignada.

Hay vecinos, cuenta, que van a por sus compras online dos veces al mes, y acaban pidiendo películas concretas. El mayor reclamo: los estrenos, seguidos del cine francés e italiano clásicos. Incluso, asegura, las películas originarias de Europa del Este y África. “Lo que no está ni en Internet ni en Netflix”. La tendera lleva 12 años alquilando películas. Su favorita es El Resplandor pero antes de este trabajo, no sabía nada de cine. Aprenderse su videoclub le ha llevado a conocer gran parte la filmografía mundial. Si alguien le dice “Tacones lejanos”, tarda unos cinco segundos en traerla, lo mismo que tarda en encontrar un paquete. “Almodóvar está aquí”, dice satisfecha.

El alquiler de películas está bajo mínimos. Cuando Seburo llegó a este videoclub en 2008, la cifra de unidades alquiladas al mes era el triple que ahora. En noviembre de 2009 se alquilaron 3.541 películas, mientras que diez años después, en octubre de 2019, la cifra ha bajado hasta 1.250. "Y eso que esta es la época buena", explica. En invierno, cuenta la encargada, la cifra sube debido a que la gente se queda en casa por el frío. En verano baja: este año se ha planteado cerrar porque no llegó ni al millar de películas al mes. "Mira", dice señalando unas rojeces de su cara, "esto es del estrés".

Para poder seguir adelante, Seburo ha ofrecido a sus socios convertirse en abonados a partir de diciembre: por cinco euros les alquila dos películas. Si funciona, quiere convertirse en una tienda especializada en merchandising de la productora de anime japonesa Studio Ghibli (‘El viaje de Chihiro’, ‘Castillo ambulante’). Pero no va probar nada más: "Los paquetes es lo más lejos que voy a estar de las películas".

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