Magos sin magia
Si te duermes en medio de 'Ahora me ves', tampoco tendrás la sensación de que has perdido datos fundamentales en la intriga
Imagino que Hollywood posee manuales para crear productos clónicos que logren con escaso margen de error el taquillaje que figuraba en la cabeza de los productores al hacer el presupuesto de ese cine robotizado, de fórmula tan estricta como cansina para cualquier espectador con dos dedos de frente, supuestamente trepidante (aunque eso solo consista en darle inútil velocidad a multitud de planos que duran un suspiro), con guiones rutinarios, tontos y espídicos que parecen escritos con las neuronas alborotadas por exceso de sustancias blancas, arropado hasta la sobredosis por el marketing, destinado casi en exclusividad a ser consumido en las multisalas de los grandes centros comerciales. Es su lamentable idea de lo que consideran gran espectáculo para el gran público. Mientras que la demanda les dé la razón y les salgan las fenicias cuentas, seguirán saturando el mercado con este cine tan aparatoso como aburrido.
Ahora me ves, dirigida por Louis Leterrier, temible firmante de engendros de éxito como Transporter 2 y Furia de titanes, ejemplifica cansinamente ese tipo de cine. La trama intenta plagiar las aventuras de esos ladrones tan monos y sofisticados que desvalijan a los mafiosos ricos en la saga de Ocean’s. Pero Leterrier no es ni una sombra pálida de lo que puede conseguir Steven Soderbergh cuando necesita llenar sus arcas con películas de fórmula y éxito infalible. Los Ocean’s tienen cierta vocación de estilo, capacidad para mantener mínimamente la atención del espectador, intención de que la trama y su desarrollo posean algo de coherencia. En Ahora me ves, esperas en vano durante los 10 primeros minutos que ocurra algo que te enganche a la historia. A partir de ahí deduces que todo va a ser tan gratuito como olvidable. Si te duermes en medio de tanto ruido, tampoco tendrás la sensación al despertar de que has perdido datos fundamentales en la intriga. Se supone que hay sorpresas, pero todo da igual, es artificio bobo. Y lamentas ver a actores tan venerables como Michael Caine y Morgan Freeman moviéndose desganadamente en este disparate.
Le debemos en los últimos años al cine protagonizado por magos dos películas tan estimables como El truco final y El ilusionista. Eran historias turbias con momentos auténticamente mágicos. Los magos de Ahora me ves solo provocan bostezos.
Babelia
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