Del Paso, al paso
Su literatura va más allá de los principales títulos con los que la mayoría de los medios celebran su merecido Premio Cervantes
Al paso de los años, no pocos lectores devotos esperábamos con cierta ansia el reconocimiento que hoy le llega a Fernando del Paso. Su literatura va más allá de los principales títulos con los que la mayoría de los medios celebran su merecido Premio Cervantes de Literatura, porque se trata de una obra en mural, escrita con la mirada con la que pintaba cuadros al óleo o apuntes en pastel este hombre de letras o las obras para teatro y sobre todo los ensayos que reflejan y refractan una mirada minuciosa, detallista y al paso, preocupada con la pulcra —si no perfecta— prosa.
Nacido en el México recién amanecido de las enredadas revueltas que llamamos Revolución, cuando ya se habían fincado las instituciones que fueron promesa, Del Paso entra en esa Generación de Medio Siglo que quisieron ser ingenieros, arquitectos, abogados o médicos, como el propio Del Paso (y como su personaje de Palinuro de México) que por horror a la sangre y para bien de las letras se dedicó a escribir. Fue también publicista e hizo quién sabe qué otras cosas, pero lo que sabemos sus amigos lectores es que Del Paso es el autor de José Trigo, Noticias del Imperio y Linda 67 (que a mí me gusta y no sé si a los demás), que quizá no con las luces encima que le han caído como publicidad adicional a otros autores, se ha mantenido al paso de los años como un referente si no obligatorio casi inevitable en la construcción de su lectorio.
Consta que su poesía convenció a no pocos lectores de que los versos son cosa que se transpira en el aire y que no todos son capaces de atrapar, pero cuando el aliento de un instante llega a una sensibilidad como la de Fernando del Paso, ocurre entonces la poesía (como decía Auden). Conozco pocos de sus cuentos, y sí muchos de sus ensayos y consta que estamos ante un autor que no reniega de ser sobre todo generoso lector que procura contagiar a sus lectores sus afectos, sus andanzas por otras letras y lenguas.
Es un hombre entrañable que al paso de los años —aun con el peso de enfermedades y achaques— se le ve año con año en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, su segunda patria porque quizá eligió irse a esa suerte de Irlanda de las letras mexicanas. Tierra de Juan Rulfo, Juan José Arreola, José Luis Martínez y otros por adopción que han sincronizado o sintonizado con la literatura de este escritor hoy galardonado con el premio que lleva el nombre del hombre con el que él mismo ha dialogado de diversa manera y al hacerlo, volver a su lector asistente de entremeses, testigo de aventuras ejemplares o viajero a la íntima locura de una emperatriz llamada Carlota.
Los caballos finos no se presumen a galope, sino al paso… a partir de ahora se confirmará lo mucho que honra México a un escritor como Fernando del Paso.
Jorge F. Hernández es periodista y escritor mexicano.
Babelia
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