“No entiendo por qué las jóvenes se casan: ¿por disfrazarse de novia?”
La actriz vuelve a representar 'Cinco horas con Mario', de Miguel Delibes
Con 80 años, Lola Herrera vuelve al escenario con un personaje junto al que ha realizado un extraordinario recorrido vital. Se subió a las tablas para meterse en el cuerpo de Carmen Sotillo en 1979 y ahora, cuando se cumplen 50 años de la publicación de Cinco horas con Mario, novela de Miguel Delibes, vuelve a hacerlo bajo la dirección de Josefina Molina y la producción de José Sámano, los mismos que también adaptaron la obra y la estrenaron por primera vez. Será durante seis semanas, desde hoy hasta el 12 de junio, en el Teatro Reina Victoria de Madrid. En esta obra, Lola Herrera da vida a una historia bien conocida, la de una mujer que acaba de perder a su marido, Mario, de forma inesperada. Una vez que las visitas y la familia se han retirado, se queda sola para velar durante la última noche el cadáver de su esposo e inicia un monólogo/diálogo en el que además de las personalidades de una y otro, afloran los conflictos de su matrimonio.
Pregunta. ¿Le asusta volver al mismo personaje?
Respuesta. No, al contrario. Me da cierto placer. Pasearme con Carmen es una cosa que ya estoy disfrutando, es como una estela larga y rica porque es un texto maravilloso. Cada vez que lo recuperas paseas por él y lo sientes. Al poder hacerlo pasado el tiempo, con distancia, lo asumes de otra manera.
P. ¿Quién ha sido Delibes para usted?
R. Una persona importantísima. Cuando era pequeña oía habla de él en mi casa. ¿Quién me iba decir a mí que algún día yo pudiese interpretar una obra de él? No estaba vinculado al teatro y cuando estábamos preparando la obra ambos nos hacíamos muchas preguntas. Le impresionó ver su historia con personajes. Vio la función muchísimas veces. Desde el escenario, desde la caja hasta en el último piso. Con Cinco horas con Mario Delibes atrapó mi alma.
P. ¿Es más sabia la Carmen de 80 años que la de 45?
R. Sobre todo tengo más capacidad de comprender al personaje en toda su dimensión. Bajo esa apariencia estúpida, vacía, de frases hechas, hay que reconocer que era una víctima de su época, resultado de un entorno que propiciaba esa mentalidad. En el fondo, Carmen es la frustración hecha persona. Con una cierta pasión dentro que no ha podido desarrollar.
P. ¿Sigue habiendo mujeres como ella?
R. En la época que se escribió la novela una mujer se casaba y era para siempre. Ahora existe absoluta libertad y sin embargo las mujeres siguen casándose. Carmen lo hizo porque perdía el tranvía. Para esa época se estaba quedando un poco descolgada. Pero ahora no entiendo por qué lo hacen ¿por hacer una fiesta? ¿por disfrazarse de novia?
P. ¿Considera que los derechos de la mujer han retrocedido en España?
R. Una vez acabada la dictadura se dieron pasos de gigante. De carecer de todo tipo de derechos empezamos a conseguir cosas gracias a las muchas mujeres que habían luchado. No sé si hoy se valora lo conseguido pero es para no despistarse ni un segundo. Lo mismo que las conseguimos las podemos perder.
P. ¿Qué le da el teatro?
R. Vida. Mi trabajo me da oxígeno y quiero estar viva. Estudiando, preocupándome de estar en forma. Para mí es importante. Es una forma muy particular de vivir. Hobbies tengo muchos, pero ninguno tiene esa capacidad de desdoblarte en personajes diferentes, compartir una historia, que esa historia llegue.
Babelia
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