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Elena del Rivero: “Lo que llamamos creación muchas veces ni el artista lo entiende”

La artista presenta por primera vez íntegro 'El archivo del polvo' con todo el material que recogió tras el atentado del 11-S junto a su estudio

La artista Elena del Rivero en su muestra en Naves Matadero.
La artista Elena del Rivero en su muestra en Naves Matadero. Álvaro García
Andrea Aguilar

Han pasado 18 años desde que la artista Elena del Rivero recibió una llamada de su madre a la que no quiso hacer mucho caso. Corría el año 2001 y era el 11 de septiembre. La artista residente en Nueva York desde hacía ya una década se encontraba en Madrid preparando una exposición que presentaría en el IVAM. Su madre — protagonista indirecta de una de las piezas definitivas de Del Rivero Cartas a la madre que arrancó en 1988 y sobre la que aún trabaja, con cerca de 5.000 epístolas, cosidas, escritas, y, últimamente, según dice, “censuradas”— llamaba desde Valencia y hablaba de una avioneta que se había estrellado muy cerca de su estudio neoyorquino contra las Torres Gemelas.

En su estudio devastado rodaba dentro y fuera, recogía cuanto podía, movía los objetos y sacaba fotos de las composiciones que iba creando

La segunda vez que llamó no pudo ignorarla y decidió bajar a un café. Allí vio en un televisor cómo se derrumbaba la torre sur y ella también cayó desplomada. Pasó los seis meses siguientes en un estado próximo al trance vaciando su espacio de trabajo con un carrito metálico de supermercado, documentando con una pequeña cámara de vídeo desde la ventana los trabajos de desescombro, confraternizando con los vagabundos al caer la tarde y tirar calle arriba con los restos rescatados. “En el momento no sabía muy bien lo que hacía. Pero lo que llamamos creación muchas veces ni el propio artista lo entiende. Hay algo de intuición como un médium, y solo confías en que luego vendrá la luz”, recordaba esta semana en Madrid. En aquel estudio devastado rodaba dentro y fuera, recogía cuanto podía, movía los objetos y sacaba fotos de las composiciones que iba creando. Todo estaba cubierto de polvo y ceniza, cientos de papeles habían aterrizado en el atelier que le había traspasado John Coplans artista británico, fundador y director en los 70 de la revista Artforum.

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Conformó así Elena del Rivero El archivo del polvo, una pieza que ahora muestra íntegramente por primera vez. “Nunca lo había instalado de esta manera, como una obra total en la que todo confluye como en un collage vivo”, explicaba mientras concluía el montaje en Naves Matadero, para el que ha contado a lo largo de dos años con la estrecha colaboración de Mateo Feijóo. Del Rivero hablaba con entusiasmo del acercamiento que se está produciendo entre las artes plásticas y las artes vivas en centros como el recién inaugurado The Shard o el Whitney en Nueva York. Su exposición en Madrid, que estará abierta hasta el 5 de enero, sigue esta línea, incorporando la pieza Bring Light del jazzista Butch Morris —que fue compuesta para acompañar una obra que montó con este archivo en 2006—, y servirá hoy también como marco a una performance de la coreógrafa, pintora y poeta Mónica Valenciano.

Las 100 horas de metraje que Del Rivero grabó se proyectan en más de media docena de pantallas suspendidas en el aire y superpuestas, mientras que en la gran sala el papel/tela sobre el que la artista cosió los restos que fue encontrando se eleva ocho metros cayendo como un tobogán de dos sentidos en el centro. Suena la música de Morris y el tronar de las excavadoras, las paredes muestran las fotografías; un mural presenta las reproducciones ampliadas de los papeles recortados y pegados; hay un vídeo con el famoso discurso de Martin Luther King; y enfrente el último vídeo que rodó Del Rivero cuando forzaron el desalojo: Desnudo bajando una escalera, un homenaje a Marcel Duchamp en el que con una escafandra cubriéndole el rostro desciende por última vez por aquel edificio. En una última sala está el polvo en un frasco de cristal y en una urna sobre dos pilares, las dos torres. Unos cuantos vídeos y fotografías de los que están en Madrid se mostrarán este mes también en el Museu Memorial de l'Exili en Gerona.  

El archivo del polvo en Matadero cierra un extraño círculo, que se abrió en la ciudad donde el 11S sorprendió a Elena del Rivero, donde años antes arrancó su carrera —que compaginaba con su trabajo de conserje en una empresa de seguros, antes de partir a una beca al Colegio de España en Roma y de ahí volar a Nueva York— y adonde regresa con frecuencia desde hace cuatro años cuando abrió aquí un segundo estudio y retomó el contacto con su hija, un reencuentro que la ha llenado de felicidad. “Este trabajo en las Naves me ha abierto otros caminos, me ha mostrado que hay muchas fronteras que derribar”, aseguraba. ¿El tiempo transcurrido le ha ayudado a enfrentarse al polvo? “Te da libertad, pierdes el miedo al vacío. El tiempo te permite elucubrar, extenderlo. Incorporas más cosas y tu impronta se va diluyendo: lo privado deviene en algo aún más público”.

Aquel atentado en Nueva York fue un punto de inflexión "marcó un antes y un después, se perdió la inocencia", reflexionaba la artista. El país en el que lleva cuatro décadas instalada se embarcó "en una de las guerras más erróneas que ha habido", y las ciudades se fueron militarizando. Mientras, Del Rivero sigue adelante, ahora con una beca de la Fundación Guggenheim que la ha permitido trabajar en un proyecto que presentará en más de una docena de centros de arte en EE. UU. Para conmemorar la decimonovena enmienda de la constitución de EE. UU. que otorgó el voto a las mujeres Del Rivero prepara gigantes banderas cosidas con trapos de cocina. La grandeza de la poesía a un tiempo doméstica y política ondeará en 2020.    

Babelia

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Sobre la firma

Andrea Aguilar
Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.

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