Una inmersión teatral en los miedos y anhelos de las mujeres para abrir la temporada de la pandemia
La obra ‘Otoño en abril’, dirigida y escrita por Carolina África, se estrena en el María Guerrero
A Carolina África (Madrid, 40 años) se le da bien moverse en historias que mezclan ficción y realidad, pero que nunca dejan de tocar la tierra. Se ve a sí misma, a su familia y también a sus amigos. De toda esa coctelera nació hace ya siete años Verano en diciembre, una obra que escribió en Buenos Aires gracias a una beca del teatro Timbre 4 y que, tras estrenarse en la sala pequeña que su compañía, La Belloch, tenía en Madrid, inició un recorrido de éxito que terminó en el Centro Dramático Nacional. Ahora, esta actriz, autora y directora ha querido regresar al universo de aquellas mujeres, sentadas en un sofá de polipiel rojo, para volver a bucear en sus miedos, anhelos e infelicidad. Otoño en abril, cuya escritura nació también de una beca, del Teatro Pavón Kamikaze, es una comedia amarga, en la que uno asiste al retrato de aquella madre y sus cuatro hijas (Pilar Manso, Paloma Ceballos, Laura Cortón, Beatriz Grimaldos y Majo Moreno) en busca desesperada cada una de su propio camino.
“Yo misma he pasado de ser hija a ser madre y esa experiencia vital la quería ver sobre los escenarios”Carolina África
Otoño en abril, cuyo estreno frustrado por la pandemia estaba previsto para la primavera pasada, abre la temporada del teatro María Guerrero, de Madrid, donde se representará desde el 16 de septiembre al 4 de octubre. Allí también se recuperará durante tres días en sesiones matinales (20, 27 de septiembre y 4 de octubre) Verano en diciembre, con el elenco original. “Otoño en abril es la segunda parte de Verano en diciembre, pero son dos obras independientes. Tenía deseos de encontrar a aquellas mujeres en otros momentos de su vida. Yo misma he pasado de ser hija a ser madre y esa experiencia vital la quería ver sobre los escenarios”, asegura Carolina África, cuyo nuevo embarazo la impide ser una de las protagonistas del montaje, aunque no la de pisar el escenario. Otoño en abril, primera obra escrita por África en la que no ha podido actuar, es una producción de la compañía La Belloch, cuyas puertas se cerraron a causa de la pandemia —”no podíamos permitirnos sostener económicamente nuestro local de ensayos y toda la estructura que conllevaba—, que ha tenido que afrontar todos los gastos añadidos por los protocolos sanitarios de la covid-19. “Ha sido un gran esfuerzo, pero siendo conscientes de los tiempos que corren para nuestro sector lo vemos como un pequeño milagro” explica la directora.
Con una escenografía creada por Monica Boromello, en la que se ha salvado aquel sofá de polipiel rojo, y que hace las veces de vivienda, de hospital o de casa de la vecina, Otoño en abril alberga muchas experiencias y sentimientos de la propia autora, como la preeclampsia grave que padeció con su primer hijo, el miedo a conducir o la fuerza arrolladora para hacer frente a los proyectos que desea. Desde la madre controladora y amorosa, hasta la hija extrovertida y algo torpe pero con un gran mundo interior, o esa otra más bélica y creativa o la pequeña que no se aventura a salir del nido familiar.
Por la función van apareciendo toda una suerte de mujeres, —“los hombres no están presentes pero siguen apareciendo como el motor de muchas cosas”, dice África— unidas por el deseo de afrontar cambios o enfrentarse a aquellos no buscados. “La vida es una mezcla de comedia y amargura. La pandemia nos ha obligado a pararnos y mirarnos para comprobar si de verdad la vida y los ritmos que llevamos nos hacen felices No rechazo la insatisfacción porque esta es muchas veces el motor de muchas cosas. Es momento de evaluar lo que cada uno quiere en la vida. Me gusta entender y empatizar a cada una de las mujeres que aparecen en Otoño en abril. Cuando entendemos por qué las personas hacen lo que hacen se disuelven la ira y los odios”.
Babelia
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