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Arco rebate la eterna pregunta: ¿por qué no hay grandes mujeres artistas?

Galeristas y comisarios reflexionan sobre cómo se mantiene una alta representación femenina en una feria impulsada por mujeres desde sus inicios aunque la visibilidad se la llevan ellos

ARCO 2022
La sala en el espacio 40+1 de Arco dedicada a las artistas del realismo español que representa la galería Leandro Navarro.Álvaro García
Ana Marcos

La edición 40+1 de Arco (lo del +1 es porque en 2021 no pudieron celebrar su aniversario como hubieran querido por la pandemia) va más de retomar la normalidad anterior a 2020 que de artistas mujeres. La eterna pregunta que lanzó hace más de medio siglo la historiadora estadounidense Linda Nochlin cuando planteó “¿por qué no ha habido grandes mujeres artistas?” sobrevuela la feria de arte contemporáneo, aunque se verbaliza poco. Esta es la feria que impulsó y creó la gran galerista Juana de Aizpuru en 1983. La que continuó en 1986 la gestora cultural Rosina Gómez-Baeza. La que ahora dirige Maribel López. Donde destacan nombres como los de las galeristas Helga de Alvear y Elvira González. El encuentro en el que desde hace dos años se dedican más de una decena de espacios a los proyectos en solitario de mujeres. Aunque es también el lugar donde aún los artistas tienen más visibilidad cuando el titular se lo lleva un miró de dos millones de euros. Debe de ser, como dice con toda su retranca De Alvear, que “las galerías son cosas de chicas, los hombres deben hacer cosas más importantes”.

Esas chicas, más bien mujeres, llevan décadas tratando de reconstruir desde sus galerías una historia borrada. Cuestionan la historia del arte establecida, la que parece única e indiscutible y, por tanto, universal. “Las artistas siempre han estado, hay que aprender a mirarlas”, plantea Sergio Rubira, uno de los comisarios del espacio 40+1, una recreación a pequeña escala de un museo donde se recorren las cuatro décadas de Arco y en el que las mujeres son el 60%. Asegura que este porcentaje no es intencionado, aunque reconoce que una vez planteado este homenaje a la feria, hicieron cuentas. “Sabíamos que los periodistas iban a preguntar”, confiesa Rubira.

La galerista Helga de Alvear, en su espacio de Arco.
La galerista Helga de Alvear, en su espacio de Arco.Álvaro García

“Es una evidencia que hay artistas”, continúa su compañera, la también comisaria María Inés Rodríguez, “cuando hicimos la selección no pensamos en que había 10, 30 o cuatro. Son fundamentales. Siempre han estado y tienen que seguir”. Ponen como ejemplo el trabajo de Leandro Navarro con las artistas del realismo español de los sesenta y setenta. Su hijo Íñigo, ahora al frente de la galería fundada en 1978, recuerda que su padre siempre tuvo claro que si quería contribuir a la promoción de este movimiento pictórico tenía que contar con la obra de Carmen Laffón, Amalia Avia, María Moreno o Isabel Quintanilla. “No tuvo que luchar mucho, fueron unas mujeres que entraron a formar parte de las galerías de manera natural. Pudieron hacer su carrera”, explica Navarro. “Otra cosa es valorar cómo compatibilizaron su vida profesional y personal”. Es decir, si consiguieron el mismo reconocimiento que sus maridos Antonio López, Lucio Muñoz y Francisco López; o si tuvieron el mismo tiempo y espacio para dedicarse a la pintura que ellos.

Una selección de las obras que expone Fernández-Braso en Arco.
Una selección de las obras que expone Fernández-Braso en Arco.Álvaro García

En la galería Fernández-Braso reconocen que “desgraciadamente” en su cartera de representados hay más hombres que mujeres. Manuel, uno de los dueños, lo achaca a la generación “más mayor” de creadores con la que trabajan: “Creemos que debe haber igualdad en la representación y estamos en ello”. Por eso, le han dado un espacio diferenciado a Rosa Brun. “Ya tiene una carrera consagrada, con importantes obras en colecciones y museos”, explica el galerista sobre un trabajo que se mueve entre la pintura, lo arquitectónico y la escultura. Tienen también un sitio destacado las lonas pop de mujeres víctimas de violencia que firma María María Acha-Kutscher (ADN), las pancartas hidrofeministas de Cecilia Bengolea (Àngels Barcelona), los burkas de la nueva serie de Cristina de Middel (Juana de Aizpuru) o el vídeo de la peruana Wynnie Mynerva en la que muestra cómo se cosió la vagina.

La galería Intersticio, la más joven que expone en Arco.
La galería Intersticio, la más joven que expone en Arco.Álvaro García

Ana Coronel de Palma, una de las tres socias de Intersticio, la galería más joven de Arco (abrieron hace menos de un año), incide en que “en el galerismo la presencia femenina siempre ha sido importante”. Este espacio expone en la zona Opening by Allianz donde se reúne a las galerías más jóvenes y pujantes tras una selección realizada por dos comisarias, Övül Durmuşoğlu y Julia Morandeira. Coronel explica que si dos de sus tres representados son mujeres es porque hablan “el mismo lenguaje”. “Nos encontramos en muchas cosas y nos vemos más representadas”, agrega. Y al mismo tiempo coincide con Helga de Alvear en que su trabajo se dirige más a buscar artistas a los que acompañar en su carrera desde sus primeros años. Lo que la veterana galerista denomina: “El que vale, vale”.

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Sobre la firma

Ana Marcos
Redactora de Cultura. Forma parte del equipo de investigación de abusos en el cine. Ha sido corresponsal en Colombia y ha seguido los pasos de Unidas Podemos en la sección de Nacional, además de participar en la fundación de Verne. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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