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Muere David Lynch, el director que revolucionó el cine con ‘Terciopelo azul’ y ‘Mulholland Drive’ y la televisión con ‘Twin Peaks’

El cineasta, que anunció el año pasado que sufría un enfisema pulmonar, ha fallecido a los 78 años. Recibió el Oscar de honor y ganó la Palma de oro de Cannes con ‘Corazón salvaje’

El director David Lynch, fotografiado en 2017 en Roma (Italia).Foto: Stefania D'Alessandro (Getty Images) | Vídeo: EPV
Luis Pablo Beauregard

David Lynch, el visionario director que revolucionó el cine independiente de Estados Unidos desde los años ochenta, ha muerto a los 78 años. El fallecimiento fue confirmado este jueves en Facebook por la familia del autor de clásicos como Terciopelo azul, El hombre elefante y la serie televisiva Twin Peaks. “Hay un gran agujero en el mundo ahora que ya no está con nosotros, pero como él diría: ’Mantén la vista en el donut y no en el agujero”, señala la publicación en la página oficial de la red social. El año pasado, el artista había revelado que sufría un enfisema pulmonar, pero que seguiría fumando (y trabajando) a pesar del diagnóstico. Su familia no ha revelado la causa del fallecimiento.

Lynch rompió el cine estadounidense, aunque sus películas fueron muy apreciadas y financiadas en Europa —ganó la Palma de Oro en 1990 en el festival de Cannes por Corazón salvaje y obtuvo el premio a la mejor dirección con Mulholland Drive en 2001—. Títulos como Cabeza borradora (1977), Terciopelo azul (1986) o Carretera perdida (1997) supusieron una sacudida en la narración visual y tuvieron tantos admiradores como detractores. También fue capaz de rodar filmes de factura clásica, como El hombre elefante (1980), producida por Mel Brooks, o Una historia verdadera, en la que relata la historia de un hombre que recorre las carreteras perdidas de Estados Unidos al encuentro de su hermano montado en una cortacésped. Con Twin Peaks —cuya música es una magdalena proustiana de recuerdos para las generaciones que la vieron en su primera emisión— cambió para siempre la televisión.

David Lynch, con el actor Richard Farnsworth, a la derecha, en el rodaje de 'Una historia verdadera'.
David Lynch, con el actor Richard Farnsworth, a la derecha, en el rodaje de 'Una historia verdadera'.CHRISTOPHE D YVOIRE (Getty Images)

La familia concluyó el breve comunicado en el que anunciaban la muerte del cineasta asegurando que “es un día precioso con dorada luz del sol y cielos azules por todas partes”. La frase es un guiño a las informaciones meteorológicas que Lynch comenzó en 2005 en un programa de radio conducido por Joe Escalante, el batería de The Vandals. Esas piezas fueron después subidas a YouTube. Durante la pandemia sus informaciones fueron recogidas y amplificadas por la radio pública local. Los conductores del sur de California escuchaban la voz nasal de Lynch salir de la radio entre las canciones para describir lo que todo el mundo podía ver a simple vista.

La anécdota sirve para definir a un artista inclasificable que pintaba, componía música, experimentaba con videos y que presumía de no haber vivido un solo día desde 1973 sin practicar la meditación trascendental, un ejercicio que describía como “sacar la basura y dejar entrar el oro”. Aunque su cine creó una estética en sí misma gracias a sus atmósferas cargadas de misterio y surrealismo, Lynch nunca quiso definirse únicamente como cineasta.

Kyle MacLachlan, Michael Ontkean y Lynch, en el rodaje de 'Twin Peaks'.
Kyle MacLachlan, Michael Ontkean y Lynch, en el rodaje de 'Twin Peaks'.ABC Photo Archives (Getty Images)

En agosto del año pasado lanzó Cellophane Memories, un álbum grabado junto a la artista Chrystabell, su colaboradora habitual. Lynch, que tocaba la guitarra, aseguró entonces que había sido inspirado por una pesadilla que le vino a la cabeza durante un paseo nocturno. En el álbum, el último de los ocho de su discografía, abordaba una pregunta que atraviesa toda su obra: ¿qué es un misterio?

La cuestión marcó Twin Peaks, una de sus producciones más conocidas. Esta serie lynchiana sobre cómo el asesinato de Laura Palmer trastorna a un pequeño pueblo del noroeste de Estados Unidos fue transmitida en Estados Unidos por la cadena ABC en febrero de 1990 y cambió para siempre la televisión. Los críticos calificaron de “audaces” y “locamente diferentes” los ocho episodios de la primera temporada, realizada junto a su socio Mark Frost. Se convirtió en un experimento para que el director rompiera los límites de la narración audiovisual convencional y dispusiera de mucho más metraje para contar una historia. “Se necesita tiempo para poder reproducir el ambiente correcto del misterio de un asesinato”, dijo entonces. ABC dio luz verde a una segunda temporada con 22 episodios, que culminó en 1991. Angelo Badalamenti, el compositor que creó la inconfundible banda sonora de la serie, y un longevo colaborador de Lynch, falleció en 2022.

En 2017, en plena época de remakes de Hollywood, Twin Peaks logró una segunda vida con 18 nuevos episodios producidos por Showtime y que contaban también con Kyle MacLachlan. Lynch, quien iba a dirigir los nueve programas de la segunda temporada, abandonó el proyecto porque no alcanzó un acuerdo con el estudio por su salario.

No fue la primera vez que el artista chocó con una compañía. El antecedente más famoso fue quizá su adaptación de 1984 de Dune, el clásico de ciencia ficción de Frank Herbert. Por no fijarse en el contrato, Lynch perdió el derecho sobre la versión final. Los espectadores vieron en la pantalla una película editada (la original duraba tres horas) y aprobada por ejecutivos de Universal Pictures. El director la odió y no la sintió suya. El resentimiento fue tal que Lynch, quien tenía fama de no ser fácil para trabajar, juró que nunca vería la nueva versión de Denis Villeneueve. “Mi lección de entonces fue que siempre, siempre, hay que mantener el control creativo”, señaló el año pasado en una entrevista.

Frank Herbert, a la derecha, con la claqueta en el inicio de rodaje del 'Dune' de David Lynch.
Frank Herbert, a la derecha, con la claqueta en el inicio de rodaje del 'Dune' de David Lynch.

Lynch nació en Missoula (Montana) de casualidad. Allí estaba empleado en 1946 su padre, un investigador al servicio del Departamento de Agricultura. La familia pasó por Estados como Idaho y Washington antes de echar raíces en Virginia, donde Lynch cursó la preparatoria. Después estudió un año de pintura en Boston y un viaje a Europa lo inspiró lo suficiente para inscribirse en la Academia de Artes de Pensilvania cuando volvió al país.

Ganó la Palma de Oro de Cannes en 1990 con Corazón salvaje, protagonizada por Nicolas Cage y basada en la novela homónima del escritor Barry Gifford, quien gozó de varias adaptaciones de su obra durante esa década. David Lynch fue nominado a los premios Oscar en cuatro ocasiones. Las primeras dos fueron en 1980 por la película que le significó su entrada a la industria estadounidense, El hombre elefante, realizada tras su debut Cabeza borradora (1977). Seis años más tarde aspiraría al premio de dirección por Terciopelo azul, pero fue derrotado por Oliver Stone con Platoon. Su última nominación la consiguió con Mulholland Drive, un drama que ayudó a lanzar a la fama en Hollywood a la británica Naomi Watts. En 2019, la Academia del cine le entregó un Oscar honorario por su trayectoria y por “romper todos los límites en búsqueda de una singular visión”.

La imposible de clasificar Inland Empire, estrenada en 2006, fue su último largometraje. El filme priorizaba la experimentación visual y sensorial sobre la narrativa. Desde entonces se centró en decenas de cortos y mediometrajes, el último filmado en 2024. Uno de estos, What Did Jack Do? (¿Qué hizo Jack?), fue estrenado por Netflix en 2017. El trabajo en estos formatos en sus últimos años era en realidad una vuelta al origen. Esos fueron los medios elegidos para expresarse al inicio de su trayectoria, a finales de los años sesenta. La abuela (1970), un corto que tenía fragmentos de animación, fue realizado con recursos del naciente American Film Institute (AFI). Lynch fue parte de la primera generación del AFI junto a Terrence Malick y Paul Schrader.

En sus primeros años en esta institución, Lynch comenzó a dar forma a lo que se convertiría en su ópera prima, Cabeza borradora. Para ella se inspiró en los duros años que pasó como artista en Filadelfia, donde crio a la primera de sus cuatro hijas, la también directora Jennifer Lynch. La película en blanco y negro cuenta la historia de un padre tras el nacimiento de un bebé deforme.

Cabeza borradora fue estrenada una medianoche de 1977. Desde entonces, Lynch comenzó a ganar a legiones de aficionados y a convertirse en un símbolo de la contracorriente de la industria. “El mundo va a echar de menos una voz tan original y única como la suya”, aseguró este jueves Steven Spielberg. Lynch tuvo un cameo en Los Fabelmans, la cinta biográfica del creador de Tiburón, donde interpretó al igualmente legendario John Ford. “Sus películas ya han soportado el paso del tiempo y lo seguirán haciendo”, añadió Spielberg en su comunicado.

De izquierda a derecha, Geena Davis, Lina Wertmuller, David Lynch y Wes Studi, tras recibir los Oscar honoríficos.
De izquierda a derecha, Geena Davis, Lina Wertmuller, David Lynch y Wes Studi, tras recibir los Oscar honoríficos. AFP

Inland Empire continuaba la estela que el director inició en Carretera perdida (1997) y Mulholland Drive, la película de 2001 que ya se ha convertido en un clásico contemporáneo con la historia de dos actrices que emprenden una búsqueda por Los Ángeles después de un extraño accidente automovilístico. La película era en realidad una adaptación de un telefilme suyo emitido en 1999 y protagonizado por los mismos actores. La versión cinematográfica le valió el premio a la mejor dirección en Cannes y dos nominaciones a los premios Oscar.

A pesar de ser uno de los grandes nombres del cine estadounidense, Lynch nunca fue querido por Hollywood. En los últimos años, el cineasta tuvo problemas para producir sus proyectos. Esto no era nuevo. Era algo que padecía desde los años ochenta, incluso cuando ya había mostrado que podía rodar cintas del gusto de los estudios, como El hombre elefante, que recaudó 106 millones de dólares. “Creo que me respetan, pero cuando se trata de trabajo prefieren no tomar riesgos porque creen que puedo arruinarles las cosas. Hollywood es un sitio muy frágil donde las cabezas ruedan rápidamente”, dijo en 1989. Desde entonces ensanchó su recorrido como artista, un misterioso mundo visual con una atmósfera inquietante.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.
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