Más triples que nunca, pero no demasiados: la NBA no está realmente preocupada por la calidad de su baloncesto
El auge del tiro de tres ha abierto la pista más que en toda la historia y provocado el declive del tiro largo de dos, generando dudas sobre el atractivo del estilo de juego actual

“En nuestro juego se están tirando demasiados malditos triples”, espetó LeBron James a finales de diciembre del año pasado. Su exabrupto llamó la atención de muchos hacia una situación que la NBA lleva tiempo analizando. El hito reciente de Stephen Curry, el primer jugador en alcanzar los 4.000 triples en su trayectoria, estimula una vez más el debate. Es indudable que el auge del tiro de tres en la última década ha modificado cómo los equipos juegan al baloncesto, y el alud de críticas ha obligado a la propia liga estadounidense a estudiar a fondo el atractivo de su actual producto.
El exjugador Charles Barkley, la voz televisiva más influyente del panorama estadounidense, lleva años quejándose de la deriva triplista en la liga. “Es frustrante, yo no quiero ir a ver un concurso de triples cada noche. Eso no es divertido”, soltaba en una de sus peroratas más recientes en el programa de mayor audiencia dedicado a la NBA. “Estamos escuchando a los críticos, pero sin querer sobrerreaccionar, creemos que hay ajustes potenciales que podemos hacer”, aseguraba el comisionado Adam Silver, conciliador, antes de la última reunión del comité de competición de la liga.
Mark Tatum, su mano derecha, forma parte de dicho comité, encargado de velar por la salud e integridad del baloncesto que se juega. “Parte de nuestro trabajo es mirar el juego y cómo se está jugando. Que haya gente teniendo este tipo de debates sobre la línea de tres —‘¿Hay demasiados triples? ¿Deberíamos mover la línea?’— muestra sobre todo el extraordinario nivel de habilidad de los actuales jugadores”, argumenta el vicecomisionado de la liga en conversación con EL PAÍS. “Su habilidad para crear estas oportunidades de triple y convertir tiros desde la larga distancia es extraordinaria. Siempre hay margen de mejora, pero para mí el juego nunca ha sido mejor. Desde el comité de competición lo estamos revisando, pero, aunque se tiren más triples, es la habilidad de los jugadores, su capacidad para encontrar el espacio adecuado y lanzar a canasta, crear tiros abiertos, lo que explica estas impresiones”, opina.
Efectivamente, resulta innegable que en la NBA de hoy en día se tiran más triples que nunca. Y lo más importante: se convierten. En la temporada 2024-25, se están lanzando 37,5 triples por encuentro de promedio, dos más que el récord establecido el curso pasado. Hace una década, los dos equipos se combinaban para intentar 22,4 tiros de tres. Hace 20 años eran 15,8 intentos. A nivel de conversiones, este curso se anotan 13,5 triples por partido, lo nunca visto, con un acierto del 36%, séptimo registro histórico, no demasiado lejos del tope del 36,7% firmado en la campaña 2020-21.
“Es un debate que hace que la gente hable de baloncesto, y para mí eso es lo más importante y lo que queremos. El que opine una cosa u otra es libre de opinar, pero es algo bueno. Al final, yo creo que muchos de los equipos que están utilizando el triple, si lo comparas con Europa, incluso la frecuencia del triple puede ser más alta allí”, analiza Jordi Fernández, entrenador de los Brooklyn Nets. “Aquí jugamos más minutos y las normas defensivas afectan. Lo cierto es que la eficiencia cuando tienes un lanzamiento de tres puntos es el aspecto clave: debes acertar un 35% de ellos para obtener el mismo resultado que si tuvieras una efectividad del 50% en un tiro de dos”, detalla el técnico de Badalona.
Las métricas respaldan esta premisa que prácticamente ha eliminado del mapa los tiros de dos lejanos. Los números dicen que sale más a cuenta retroceder unos pocos pasos y lanzar de tres. Los vigentes campeones, los Boston Celtics, van a ritmo de convertirse en la tercera franquicia de la NBA que finalizará una campaña anotando más de tres que de dos tras los Houston Rockets de la temporada 2018-19 y los Utah Jazz de la 2020-21. A nivel global, un 49% de la anotación este año llega de tiros de dos puntos, la cifra más baja de la historia. Un récord de casi el 36% de puntos anotados llega gracias a los triples, con los tiros libres representando un 15% cercano también al suelo histórico.
“Siempre existe esa nostalgia respecto al pasado, pero si te pones un partido de los ochenta o los noventa no vas a ver aquello que tanto se ensalza. Es un ejercicio interesante poner un encuentro de esos y ver cómo había siete u ocho tíos metidos dentro de la pintura, tampoco era la panacea”, subraya a este periódico un ejecutivo de alto rango de una de las franquicias de la liga. “Los equipos lanzan más de tres que nunca, pero no todos llegan a esos tiros de la misma forma. Los Nuggets de Jokic, los Bucks de Antetokounmpo o los Warriors de Curry, por poner ejemplos concretos, no juegan a lo mismo. La diversidad en el juego existe, y creo que estamos ante el baloncesto de mayor riqueza de la historia”, añade.
La NBA piensa que la mejora deber venir desde las defensas, y para ello ha ido introduciendo cambios normativos para permitir más contacto físico de los defensores con los atacantes y darles más herramientas en la cobertura del perímetro. Desde los noventa hasta ahora, aunque hay un ligero descenso de los tiros dentro de la pintura, la transición real proviene de la práctica desaparición de los tiros tras recepción desde la media distancia, habituales de interiores como Chris Webber, LaMarcus Aldridge y Pau Gasol en su día. Los pívots, ahora, tras el habitual movimiento de bloqueo y apertura, sí salen hasta la línea de triples para lanzar. “Los análisis estadísticos lo avalan, así que tiene sentido”, decía Victor Wembanyama, el interior que más triples lanzaba este curso (8,8 de promedio) antes de ver truncada su progresión por culpa de una trombosis. “La defensa tiene que ponerse al día y quizás entonces los equipos lancen menos triples”, añadía el francés de los San Antonio Spurs preguntado sobre el tema.
Fuentes internas de la NBA señalan también que este debate es prácticamente inexistente entre los jugadores, entrenadores y ejecutivos, y lo reducen a una cuestión de ruido mediático. Aunque este auge de los triples se relaciona habitualmente con el descenso de televidentes en Estados Unidos, los críticos obvian hechos tan relevantes como que dos tercios de la audiencia hoy en día proviene de países extranjeros. Además, los nuevos acuerdos televisivos bañan en oro a la competición estadounidense y fortalecen su salud económica: 76.000 millones de dólares por los derechos de emisión hasta 2036, que se repartirán Disney, NBC y Amazon. La venta de los Celtics por 5.650 millones de euros, cifra récord para cualquier equipo deportivo, es otro buen ejemplo. No parecen, ni mucho menos, cifras de una competición que esté sufriendo una acuciante crisis de interés.
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