Un Betis sin pegada perdona en el derbi a un Sevilla triste
Un golazo de Rakitic le da el empate al equipo de Diego Alonso, abroncado por sus aficionados, después del tanto verdiblanco de Ayoze
Hasta el más cabal del aficionado verdiblanco debió de quedar insatisfecho por el empate cosechado por el Betis en el derbi de Nervión, el primero de la temporada. Su equipo fue mejor en casi todo a un Sevilla cadavérico, sin alma, al que le salvó un misil de Rakitic que sorprendió al joven Vieites, portero del filial que tuvo que jugar el encuentro por las lesiones de Bravo y Rui Silva. El Betis fue un equipo bonito, pero no bueno, puesto que falló en el objetivo principal de un juego como el fútbol, que no es otro que hacer goles. Careció de instinto y pegada, acumulando una ocasión tras otra, perdonando a este Sevilla tan triste. Definitivamente, los derbis no le van al Betis.
Con 0-1 con el gol de Ayoze, Nervión era un polvorín contra su equipo, sin ideas ni fútbol. Lo sacó del hoyo Rakitic con su disparo. El Sevilla puede que salvara el derbi. Lo que no tiene solución es su deriva. Diego Alonso no da con la tecla y su afición le discute los cambios, como el de Ocampos. El Betis, si no gana este derbi, difícilmente lo hará en otra ocasión. Manuel Pellegrini, su entrenador, tiene otras miras. Todavía no ha ganado en siete duelos ligueros de la máxima rivalidad, pero su equipo se clasifica todas las temporadas para Europa. En el alma del bético algo se removió. Su equipo, mucho mejor futbolísticamente, dejó escapar otra oportunidad de hacerlo feliz. Ni Isco, esplendoroso, pudo evitarlo. Así es el fútbol según Sevilla.
Una buena pitada de la afición sevillista despidió a los suyos al descanso. En un partido de tanta excitación ambiental como un derbi, hasta la incansable hinchada local acabó cansada del ritmo de un Sevilla sin ideas, sujeto totalmente al toque de un Betis superior. Un equipo que llegaba al derbi en mejor estado físico y mental. No se llegaba al minuto de juego cuando Isco tuvo una ocasión clarísima para hacer el 0-1 a pase de Willian José. Hasta cuatro más claras tuvo el conjunto bético en un primer acto que dominó. Además, el VAR le anuló un gol a Bellerín al cuarto de hora por fuera de juego previo de Pezzella.
El Sevilla solo existía en algún destello de calidad de Rakitic o un centro de Navas. Es un equipo sin plan. El Betis, exquisito, dueño del balón, careció del instinto matador básico en los equipos grandes. Dejó escapar vivo a su rival, metido en un laberinto futbolístico.
Marcó Ayoze después de un error de Dmitrovic. El Sevilla estaba muerto, liquidado. Rakitic lanzó con el corazón rojo para hacer el empate. El Betis lo intentó, pero los cambios no le mejoraron. Todo acabó en empate y una bronca tremenda de la afición del Sevilla a los suyos.
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