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De truco en truco y con 38 años, Gael Monfils sigue rompiendo esquemas

El veterano francés elimina a Fritz, cuarto favorito, y lanza un mensaje diferente en el ultracompetitivo mundo de la raqueta: “¿Ganar? Mi felicidad está fuera del tenis”

Monfils celebra su triunfo contra Fritz en Melbourne.
Monfils celebra su triunfo contra Fritz en Melbourne.Kim Kyung-Hoon (REUTERS)
Alejandro Ciriza

Oh là là!, grita Melbourne en este agradable sábado en el que luce el sol y los trucos de Gael Monfils relucen con todo su esplendor, como si en vez de tener 38 años fuera un veinteañero que va de aquí para allá, dando brincos, haciendo trucos y estirándose, comiéndose la red como en los viejos tiempos. Al fin y al cabo: “Podría retirarme ahora mismo, todo lo que consiga de aquí en adelante es un bonus”. Y así es. Poco tiene ya que demostrar el francés, un tenista nacido para disfrutar y hacer disfrutar. Tenis hedonístico. Hay quienes se preguntan hasta dónde hubiera llegado con otra mentalidad, pero sencillamente, dice, él ha ido hacia donde deseaba. Hombre feliz. En todo caso, ahí sigue, convertido hace poco en Auckland en el segundo jugador más veterano que alcanza una final —después del croata Ivo Karlovic, con 39— y hoy noticia al derribar a otro de esos castigados, Taylor Fritz: 3-6, 7-5, 7-6(1) y 6-4, en 3h 08m.

“No suelo pensar en mi edad, es solo un número e intento evitar pensar en ello; trato de dar lo mejor de mí sin pensar en ello. Llevo 21 años de carrera y no tengo presión. En la vida hay que soñar, y yo tengo muchos sueños”, expone el parisino, soñador de pedigrí y verdugo inesperado del norteamericano, que en los últimos tiempos había dado un estirón —finalista del último US Open y la Copa de Maestros— y ahora cae relativamente temprano, luego desaparece otra opción de redención para ese grupeto señalado al que se le resiste (salvo contadas excepciones) la gloria. Ya no están Medvedev, Rublev, Tsitsipas, Hurkacz, Berrettini, Tiafoe ni Dimitrov, y el reloj avanza y otro ilustre como Alexander Zverev teme que se le pueda pasar el arroz, toda vez que Jannik Sinner (6-3, 6-4 y 6-2 a Marcos Giron) y Carlos Alcaraz han impuesto otro orden. No pudieron con el anterior, chocan ahora con el nuevo.

Y, entretanto, ahí siguen Monfils y su buen rollo. “Lo más importante es la salud. El tenis me ha dado todo lo que había imaginado. Es una bendición, el resto es un bonus”, insiste él, cerca de los 40 y fresco como una lechuga, vigente y punzante en una era en la que su espada chocaba con la de verdaderos fueras de serie, competidores de manual, y hoy día también. “Sinceramente, no sé hasta cuándo jugaré, pero si hay una lesión importante, ahí se acabaría. Me encanta el tenis, me encanta competir, pero no es un objetivo en sí mismo”, apunta tras haber batido al norteamericano (cuatro del mundo) y haber seguido así el rastro de Roger Federer, el único hasta ahora que había conseguido franquear la barrera de los octavos del torneo desde 1988, cuando se inauguraron los cuadros de 128 jugadores.

Gana Monfils y brilla una filosofía de vida antagónica al credo de este deporte que devora almas, en el que los protagonistas suelen ser presas fáciles de la insatisfacción. Sin embargo, él, seis del mundo hace nueve años, dice tenerlo muy claro. Un reportero optimista le plantea si se ve ganando el torneo, y contesta aludiendo a la cuestión de fondo: “¿Ganar el torneo? No, para ser honesto, ni siquiera es un sueño. Mi sueño es hacerme mayor, tener muchos hijos y estar sano. Tener una familia. El tenis es genial y tengo sueños y metas. Pero mi sueño de verdad está ahí fuera”. Se le ve feliz y su raqueta continúa despidiendo golpes inverosímiles, rematada esta última actuación con 24 saques directos y 58 ganadores. Son 10 los tenistas que superan los 35 años y él, genial dentro y fuera de las pistas, distinto, enarbola un mensaje diferente: ganar y el teórico éxito no lo son todo.

EVA LYS, HISTORIA DE UNA REPESCADA

A. C. | Melbourne

Suma y sigue Jannik Sinner, clasificado ya para los octavos y que seguramente aprueba para sus adentros el devenir de los acontecimientos en su parte del cuadro. En él ya no figura Taylor Fritz y ahora, después de vencer a Marcos Giron, le corresponde un duelo con Miomir Kecmanovic u Holger Rune; buenos tenistas los dos, apuntando más alto el nórdico, pero sobre el papel muy lejos del italiano.

El campeón de la última edición venció en el turno nocturno y antes, la jornada deparó el triunfo de Learner Tien, el chico que el jueves hizo que descabalgara Daniil Medvedev. En esta ocasión, el estadounidense batió a Corentin Moutet (7-6(10), 6-3, 6-3) y se topará en los octavos con Lorenzo Sonego, superior el turinés a Fabian Marozsan (6-7(3), 7-6(6), 6-1 y 6-2).

En el cuadro femenino, Iga Swiatek despachó con facilidad su encuentro con Emma Raducanu y aguarda a Eva Lys, la primera repescada que alcanza la segunda semana de la competición desde 1988; lo hizo tras remontar a Jacqueline Cristian por 4-6, 6-3 y 6-3. Se sumó Elena Rybakina (6-3 y 6-4 a Dayana Yastremska), pero no así la cuarta del mundo, Jasmine Paolini; le superó la esposa de Monfils, Elina Svitolina (2-6, 6-4 y 6-0).

La próxima madrugada (Eurosport y Max) intervendrán tres españoles en los octavos: Paula Badosa frente a Olga Danilovic (no antes de las 3.00), Alejandro Davidovich ante Tommy Paul (no antes de las 5.00) y Carlos Alcaraz contra Jack Draper (no antes de las 5.30).

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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