Mañana comienza en París la última fase de la conferencia Norte-Sur

La Conferencia para la Cooperación Económica Internacional, nacida a raíz de la crisis del petróleo, en otoño de 1973, prepara su fase final, con una reunión ministerial de veintisiete participantes de países industrializados y países en vías de desarrollo, a celebrar en París del 30 de mayo al 1 de junio.

España forma parte del grupo de países industrializados y colabora en la comisión de materias primas.Calificada de punto de partida para un nuevo orden económico internacional, para unos, y de espejismo político, para otros, la CCEI, denominada también «Diálogo Norte-Sur», por agrupar a países ricos del hemisferio Norte y países pobres del hemisferio Sur, pretende establecer relaciones más armónicas entre el bloque occidental industrializado y el Tercer Mundo.

Cuatro comisiones han trabajado, desde 1975, en los problemas específicos de la energía, materias primas, finanzas y desarrollo. A finales de 1976, se esperaba la conclusión del «Diálogo Norte-Sur». El vacío político, creado por las elecciones norteamericanas, aconsejaron aplazarlo. Hoy, las condiciones políticas parecen inmejorables para concluir los trabajos.

Por parte industrializada, la cumbre de Londres de primeros de mes y la postura común de los nueve de la CEE, son factores positivos. De lado de países en vías de desarrollo se concede un voto de confianza a la posible decisión de los países productores de petróleo de unificar los precios hasta finales de año.

Problema de conciencia colectiva

Después de dos decenios de desarrollo, de 1950 a 1970, para los países industrializados, la descolonización y la independencia del Tercer Mundo no se acompañaron de una reducción de distancias entre países «ricos» y países «pobres». Al contrario, el foso fue aumentando en favor de los países con economía capitalista.

El bloque del Tercer Mundo estuvo -lo está todavía en muchos casos- a merced de unas potentes organizaciones económicas que obtenían materias primas, a bajo precio, y vendían caros productos manufacturados. Los industrializados ganaban a lo largo de todo el circuito económico.

Sobre «crisis» del petróleo, existen muchas tesis y contradicciones, que van desde el despertar de la conciencia económica del Tercer Mundo, hasta la provocación de la «crisis» por parte de las multinacionales, a fin de aumentar sus beneficios y contar con liquidez monetaria para invertir en otros sectores energéticos. De cualquier forma, el otoño de 1973 fue el punto de partida para una toma de conciencia del Tercer Mundo, dueño de riquezas naturales, necesarias para el desarrollo industrial.

Al cartel de la OPEP han seguido otros para muchas materias primas. Los países productores reclaman, o imponen, una distribución más justa de la renta mundial, y para ello utilizan sus únicas armas: las riquezas naturales.

La idea del «Diálogo Norte-Sur», fraguada durante la cumbre europea de Copenhague, en diciembre de 1973, pretendía limitar el diálogo entre países industrializados y países productores de petróleo. Algunos países, como Argelia, lucharon por una ampliación del «Diálogo Norte-Sur» al conjunto de países en vías de desarrollo.

Orden económico mundial más justo

«Un orden económico mundial más justo» es la reivindicación global de los países del Tercer Mundo, que cuentan con el 75 % de la población mundial, pero sólo el 10 % de la riqueza.

Los especialistas destacan que los países del Este no han querido asociarse al «Diálogo Norte-Sur» y se preguntan cómo será posible aplicar los resultados de la conferencia, y si llegarán a controlar los Gobiernos la docena de sociedades multinacionales que monopolizan, en realidad, el mercado de materias primas.

Después de una serie de reuniones de expertos, celebradas esta semana paralelamente en París y Bruselas, las cuatro comisiones del «Diálogo Norte-Sur» esperan conseguir compromisos finales en:

Energía. Tomada como punto de partida, como objetivo único de la CCEI, hoy es un punto más. Su principal misión ha sido frenar el choque frontal entre países productores y consumidores. Es, sin embargo, uno de los puntos donde cabe esperar menores progresos.

Materias primas. A iniciativa de la CEE se acepta la creación de un «fondo común», cuya misión será una estabilización de precios de materias primas, garantizando unos recursos a los países productores. Una revisión periódica a precios, producto por producto, a ejemplo del sistema «stabex», creado por la CEE en sus acuerdos con cincuenta países de Africa, Caribe y Pacífico, podría ser institucionalizada. Organismos internacionales podrían ser los encargados de formalizar el compromiso del «Diálogo Norte-Sur».

Finanzas. La deuda exterior del grupo de países más pobres del Tercer Mundo será el principal capítulo de la comisión. El grupo de los «ocho» industrializados avanza la propuesta de una ayuda de mil millones de dólares, a la que deberían contribuir la CEE, otros países industrializados (invitando a los del Este) y.los países de la OPEP.

Desarrollo. La cooperación en materia tecnológica, desarrollo de infraestructura y el objetivo de cumplir con una aportación del 0,7 % del PNB de los países in dustrializados a la ayuda al Ter cer Mundo deberían ser los criterios retenidos. Los países industrializados quieren también una especie de «código de buena conducta» para garantías de las inversiones que realicen en países en vías de desarrollo.