Sonia Esther Ojeda,
alias Sargento Pepper, que se hacía pasar por detective de la brigada contra narcóticos en Antofagasta (Chile), amenazaba con su placa y su pistola a pequeños vendedores de droga, a quines les hacía desembolsar dinero y parte de la cocaína que les encontraba, hasta que un joven hippy, con aspecto de haberse drogado, detuvo a la falsa agente cuando ésta pretendió «sacarle» también cocaína y dinero. El hippy era policía.
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