La Copa América, primera competición de vela mundial
Si en el mundo existe una competición de vela con el apelativo de «número uno» ésa es la Copa América. Desde que en 1851 la goleta norteamericana América derrotó a dieciocho rivales británicos en su propio terreno de la isla de Wight, aguas del Solent, cerca del canal de la Mancha, la vasija de plata que simboliza el desafío marinero más importante del mundo no ha salido nunca de las vitrinas del New York Yacht Club. El barco representante de Estados Unidos ha derrotado indefectiblemente cada vez a los rivales de turno. En esta ocasión, el Courageous recibirá a partir del martes, en el tradicional escenario de la bahía de Newport, en Rhode Island, al Australia, vencedor de las eliminatorias entre los aspirantes.
La Copa América es la primera gran regata internacional celebrada en los anales de la vela competitiva. Aunque algunos buscan su antecedente en otra celebrada el 17 de julio de 1845, en Nueva York, realmente el nombre de «América» le viene del célebre triunfo de la goleta con esa denominación, de 31 metros de eslora. Botada en Nueva York el 31 de mayo de 1851, cruzó inmediatamente el Atlántico, para enfrentarse y vencer a dieciocho rivales británicos en aguas del Solent, el 22 de agosto.La Copa América se instituya partir de entonces, y se escogió por parte del club de vela de Nueva York como esceriarlo la Narragansett Bay, o bahía cercana a Newport, en Rhode Island. Los triunfos se sucederían para los barcos norteamericanos. El sistema de competición, edición a edición, aunque con eliminarlas previas dlistintas, según el número de aspiranies, ha sido siempre el mismo. Por parte estadounidense se efectúa elección para elegir el barco que se defienda la Copa. Entre los extranjeros se hace algo parecido.
Para la actual edición de 1977, las eliminatorias « locales» acogieron a cuatro barcos norteamericanos, Enterprise, Intrepid, Independence y Courageous. Este último, representante ya en la última edición, de 1974, y vencedor del Southern Cross australiano, ha vuelto a erigirse en «defender». Se celebraron series de regatas los pasados 16 de junio, 15 de julio y 15 de agosto. Una primera.selección se efectuó entre Enterprise, Independence Y Courageous. Definitivamente primeros de este mes fue elegido el Courageous por el New York Yacht Club.
El sistema para dar el aspirante es más curioso todavía. Entre el 4 y el 9 de agosto pasados, los australianos Gretel II, Australia; el sueco Sverige y el francés France, se enfrentaron cada uno tres veces en un recorrido aproximadamente la mitad que el habitual de la Copa. Era la llamada Round Rohin. Por cada carrera ganada el barco se adjudicaba un punto. Según esta clasificación entre el 11 y el 22 se celebraron las semifinales en las que el Australia -primero y ya neto favorito- se impuso al France -cuarto- por cuatro victorias de regata a cero, sin necesidad de llegar a disputarse las siete máximas. Sverige, por su parte, ganó al Gretel II por 4-3. Finalmente, entre el 25 de agosto y el 8 de este mes Australia derrotó al Sverige y adquirió así el derecho de «retar» al Courageous en una nueva edición de la Copa América.
Los barcos que disputan la Copa América son los denominados «doce metros». medida de su eslora, aunque el tamaño se ha ido reduciendo a lo largo de los 126 años que ya pervive la competición. Antes eran «mayores». En esta ocasión será la edición número veintitrés. Como el vencedor, que siempre ha sido norteamericano, elige el campo de regatas, de ahí que sea Newport el escenario habitual. La última edición se celebró en 1974.
Para maniobrar los barcos las tripulaciones se componen de once hombres «numerados» del uno al once. Sin entrar en demasiados detalles se puede decir que el « 1 » es el que se ocupa especialmente del «spinnaker», la gran vela en forma de paracaídas hinchada por el viento; el 8. de la otra vela, en combinación con el timonel, número 11; y los 9 y 10, se encargan de la táctica a seguir y de la navegación.
La Copa América se disputa por un sistema de competición típicamente norteamericano, el match-racing, que en esencia se parece a las eliminatorias de velocidad en ciclismo de pista. Es fundamental «vigilar» al adversario yendo a su zaga, para atacarle durante el recorrido en el momento oportuno.
Al margen ya de la técnica, la Copa América es ante todo una aventura económica de enorme envergadura. No es extraño, pues desde sus inicios siempre fue un «entretenimiento» para familias acomodadas y clubs de millonarios. Baste decir, que para patrocinar Courageous se han requerido 1.200.000 dólares, más de cien millones de pesetas. El Courageous, un barco, de veintiocho toneladas de desplazamiento, de aluminio, como el Australia -que sólo desplaza veintiséis-, y que intentará a partir del martes la tarea nueva y difícil -esta vez más- de ganar las cuatro regatas sobre siete que volverán a dejar la Copa América en Estados Unidos.
La derrota del barco norteamericano sería realmente todo un acontecimiento. Más de un siglo de historia victoriosa se vendría abajo y podría suceder, por ejemplo, sí los vientos que soplen desde el martes en la Narragansett Bay son flojos. El Courageous no es rápido en estas circunstancias, y el Australia podría derrotarle. Este amortizaría así los gastos no menos enormes que le han supuesto al Syndicat America's Cup Challenge 77 Ltd. -siempre se forman sindicatos con «accionistas» que emiten bonos para sufragar los gastos-, prornotor del barco retador. A la cabeza está el millonario -¡cómo diario del Sun City Yacht Club, que tiene su base en Yanchep, a treinta millas al norte de Perth.
La Copa América, quizá lo hayan notado por la reiteración de clubs, no es, a fin de cuentas, una prueba entre naciones, sino entre clubs. Y al margen de ellos y de naciones es una competición deportiva de belleza incomparable.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.