Aparente calma en Beirut
Después de cuatro días apocalípticos, durante los cuales han perecido doscientas personas y otras quinientas resultaron heridas, los bombardeos disminuyeron hoy de intensidad en Beirut.Esta calma relativa ha sido fruto de los contactos efectuados a todos los niveles para lograr el cese de los combates, principalmente la reunión en Damasco del ministro libanés de Asuntos Exteriores, Fuad Butros, con el presidente sirio, Hafez el-Assad.
La radio falangista anunció, al regresar a Beirut eljefe de la diplomacia libanesa, que esta noche será decretado un nuevo alto el fuego.La situación militar ha mejorado y la guerra verbal sigue exacerbándose entre las tropas sirias de las fuerzas árabes de disuasión y los conservadores libaneses.
Camille Chamun, líder del Partido Nacional Liberal, reclamó la retirada de dichas tropas de Líbano para poner fin a los sangrientos acontecimientos y evitar el genocidio de los cristianos libaneses.
Damasco acusa a la Falange y al Partido Nacional Liberal de cooperar con el régimen de Anuar el-Sadat en la conclusión de acuerdos egipcio-israelíes.
El anuncio del alto el fuego no ha despejado una atmósfera cargada de amenazas, ni ha dado demasiadas esperanzas a una población sometida, desde hace tiempo, al régimen de la ducha escocesa.
Los sectores este (cristiano) y oeste (musulmán) de la capital siguen aislados y ninguna noticia se puede tener de los familiares y amigos por continuar el teléfono cortado.
El sector oriental, según la radio falangista, que reanudó ayer sus emisiones, suspendidas por el intenso bombardeo de que fue objeto, tiene el aspecto de una ciudad muerta.
Las calles están desiertas y sobre todo silenciosas; los habitantes, privados de luz, teléfono, medicinas e incluso alimentos, no se atreven a salir por miedo a los francotiradores.
En los barrios Oeste la vida tiene un aspecto más normal, e incluso se vieron ayer algunos bañistas en las playas privadas.
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