Ecuador y Perú
No me ha causado sorpresa la carta del encargado de negocios de Perú, aparecida en EL PAIS del 5 de febrero, bajo el título «El conflicto ecuato-peruano». Una nota aclaratoria ha enviado también al diario Pueblo. Presumo que continuará enviando misivas de similares características a las demás fuentes informativas. Y ello no me extraña, porque serán muchos los comentarios y referencias que no coincidan con su particular y falsa versión del conflicto. A los premeditados ataques armados a destacamentos ecuatorianos, Perú ha añadido una campaña publicitaria que está perfectamente detectada por la opinión pública.Negar que Perú cercenó a Ecuador más de 200.000 kilómetros en 1942 es renegar de la historia, y atreverse a afirmar que el último conflicto haya sido ocasionado por violación de la soberanía peruana por efectivos ecuatorianos es una falsedad manifiesta y un recurso extremo de quien pretende ocultar la página negra que Perú acaba de escribir en la historia de las relaciones ecuatoriano-peruanas.
Comienzo por referirme al último conflicto: el día 22 de enero se produce el primer ataque peruano al destacamento ecuatoriano de Paquisha, en la vertiente oriental de la Cordillera del Cóndor, como consecuencia del cual cayó gravemente herido el teniente ecuatoriano Hugo Valencia.
A partir del día 28 de enero, Perú realiza nuevos ataques con bombarderos, cazas y helicópteros artillados al mismo destacamento y a los puestos ecuatorianos de Machinaza y Mayaicu. Los efectivos ecuatorianos defienden ardorosamente sus posiciones. Se producen bajas de parte y parte.
El mismo día 22 de enero, Ecuador, haciendo uso del canal diplomático regular y formal, presentó una enérgica protesta al Gobierno de Perú por los actos de violación del territorio y de agresión armada, reiterándola el día 24. Al mismo tiempo, lo denunció ante países amigos. Cabe, entonces preguntarse: primero, si Perú consideraba que hubo invasión de su pretendido territorio, ¿por qué no protestó formalmente y no acudió a algún organismo internacional? Mi país lo hizo y con toda oportunidad. Segundo: para Ecuador, país pequeño y pacifista por excelencia, conociendo como conoce la gran diferencia de poder bélico en relación con Perú, ¿qué sentido habría tenido incursionar en territorio supuestamente peruano? Según el senador peruano señor Ledesma Izquieta, Perú gastó en los últimos tres años la astronómica cifra de 4.000 millones de dólares en armamento. Son además muy conocidas las adquisiciones últimas, que demuestran una carrera armamentista desenfrenada e incongruente con el lamentable estado económico y social de ese país. Y, tercero: ¿a qué territorio peruano se refiere el encargado de negocios de Perú? Se trata de un sector que ha sido desde siempre ecuatoriano, donde, por añadidura, no hay línea demarcatoria m aun por el invocado Protocolo de 1942, al que Ecuador lo ha impugnado en términos pacíficos y jurídicos, esperando una respuesta de la misma índole. Sin embargo, de hecho lo ha respetado en toda la zona demarcada. En el sector Zamora-Santiago no existe el accidente geográfico erróneamente previsto en aquel documento.
Allí Perú se ha inventado, pues, una línea de su antojo y pretensión, circunstancia que confirma su carácter expansionista y agresivo.
La auténtica vocación pacifista,
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