Una tragedia cotidiana
Conocida en España por su película La femme de Jean, que obtuvo un importante éxito en el festival de San Sebastián y más tarde, en su explotación comercial española, la directora Janick Bellon presenta ahora una nueva reflexión sobre la situación de la mujer en nuestra sociedad. Desde planteamientos feministas, claramente militantes, Bellon expone en ambas películas situaciones muy simples, conflictos muy obvios, de forma que alcancen una rápida comprensión por parte de las espectadoras menos concienciadas. Se trata, en este sentido de un cine claramente didáctico.En cada película, sin embargo, el interés de la reflexión es distinto. Si La femme de Jean narraba los conflictos que vivía una mujer casada a la que abandonaba su marido, sin que ella se hubiera planteado ser otra cosa en la vida que «la mujer de Juan», El amor violado no alcanza la complejidad de aquella historia, sino que se limita a una información epidérmica. Una joven es violada por cuatro desconocidos y debe afrontar su propia humiIlación en primer lugar, su relación social con su novio. madre y amigos, después. Lo que preocupa a la directora es que la mujer acepte como fenómenos normales situaciones tan violentas como la violación y no tenga ante la vida una postura de defensa más fuerte, más solidaria.
El amor violado
Guión y dirección: Janick Bellon. Canciones de la directora. Intérrpetes: Nathalie Neil, Alain Fourges, Michele Simonnet, Bernard Granger. Cooperativa francesa, con la participación económica de muchos profesionales. 1977 Drama. Local de estreno: Bellas Artes.
Es lógicamente defendible un cine que trata de informar a los desinformados. En el caso de El amor violado, sin embargo, esa defensa debe olvidar los esquemas tan simples, las situaciones tan previsibles, los personajes tan acartonados. Janick Bellon ha hecho un cuento que el espectador prevé con facilidad, una historia dura en la que se ha eludido la crueldad. Sin duda, la película debe ser conocida por quienes trabajan en la misma línea de la directora.
Hay que superar el equívoco lanzamiento comercial que ha tenido en España, donde se la presenta subliminalmente como una película de humor. Y no es precisamente el humor la cualidad mayor de Janick Bellon. Todo lo contrario: su afán de claridad escolar le impide enriquecer seriamente las situaciones que ofrece. Aunque cuente para ello (como es habitual en su cine) con una espléndida actriz, Nathalie Neil, que vive con emoción verosiímil las tragedias de su personaje.
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