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Ratificada en comisión la prorroga del tratado España-EE UU, con la oposición del PCE y la abstención del PSOE

La Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso acordó ayer ratificar la prórroga, por ocho meses, del Tratado de Amistad y Cooperación entre España y Estados Unidos a partir de su expiración, el 21 de septiembre de 1981. La única oposición al acuerdo fue la del Grupo Parlamentario Comunista, mientras que los socialistas se abstuvieron, a la espera de conocer el contenido del nuevo tratado bilateral en negociación. A propuesta de UCD, la comisión dio la vuelta a una moción del PSOE contraria a una posible intervención norteamericana en Centroamérica y en el Caribe, propuesta que UCD transformó en una condena de "cualquier intervención externa" en los países de dicha área.

Rechazada la propuesta comunista de posponer el debate hasta el regreso a España del ministro de Exteriores, José Pedro Pérez-Llorca, el representante de este grupo, Jaime Ballesteros, insistió en su posición contraria a la prórroga de unos acuerdos que, según dijo, "suponen una dependencia adicional respecto a Norteamérica". Denunció también lo que denominó "práctica abusiva por parte del Gobierno" al solicitar la ratificación de una situación de hecho, que en este caso consiste en la prórroga de un tratado por ocho meses cuando ya han transcurrido cinco de ellos.El centrista Javier Rupérez aseguró que detrás de los argumentos jurídicos del Grupo Parlamentario Comunista se esconde una óptica política contraria a los acuerdos con Estados Unidos, "que nuestro grupo no comparte". Estimó que la prórroga está suficientemente justificada en las notas intercambiadas entre Terence Todman, embajador norteamericano en España, y José Pedro Pérez-Llorca, así como en el propio texto del tratado y en el hecho de la iniciación de los trámites para la incorporación de España a la OTAN. Atribuyó el retraso de cinco meses a la lentitud parlamentaria.

Por el PSOE, Manuel Marín anunció la abstención de su grupo, fundamentada en la falta de tiempo para un nuevo acuerdo y en el desconocimiento de las razones profundas y los objetivos finales de la negociación de las nuevas relaciones con Estados Unidos. "Nos abstenemos porque estamos a la expectativa del nuevo tratado bilateral, que se ha convertido en el gran problema exterior del actual Gobierno", dijo el diputado socialista.

Manuel Marín acusó de oportunismo a UCD por asegurar en los debates sobre la integración en la OTAN que la posición española ante Estados Unidos iba a resultar fortalecida, mientras que presentó el tratado bilateral como inadmisible y vergonzante desde una perspectiva democrática. Marín recordó concretamente el calificativo de asimétrico que dedicó el presidente Calvo Sotelo al tratado con Estados Unidos, a pesar de todo lo cual el Gobierno solicitaba ahora la ratificación de la prórroga.Explicó la abstención en el deseo socialista de comprobar si en dos meses el Gobierno es capaz de presentar ante el Parlamento un tratado bilateral sin las deficiencias del firmado en 1976. Esta posición fue valorada por Rupérez como una identificación de los socialistas con los comunistas, y frente a ambos, el diputado centrista aseguró que, a través del mecanismo de la prórroga y de la negociación en marcha para la incorporación a la OTAN, España logrará un tratado con Estados Unidos que ya no será asimétrico, y sobre cuyo contenido pidió a la oposición que no adelantara resultados. La prórroga del tratado fue acordada por dieciocho votos favorables, dos en contra (PCE) y siete abstencioes (PSOE).

El intervencionismo en Centroamérica

El otro gran tema debatido ayer por la Comisión de Asuntos Exteriores fue la proposición no de ley socialista sobre la situación política en Centroamérica.

En el debate de las enmiendas formuladas por UCD, que dieron el vuelco a algunos puntos de la propuesta socialista, Manuel Marín denunció el intento centrista de "instrumentalizar el tema de los derechos humanos" y distraer la atención de las anunciadas maniobras militares norteamericanas en la zona, seguidas del posible bloqueo e invasión. En respuesta a la defensa de los textos centristas hecha por el democristiano Fernando Alvarez de Miranda, Marín aseguró que los socialistas se sentían "más solidarios de los democristianos que mueren en El Salvador que del presidente de la Junta militar, Napoleón Duarte".

Aludiendo a la posición del ministro de Asuntos Exteriores, en contraste con la más dura mantenida por Javier Rupérez, Marín señaló que para los socialistas es "mejor la paloma gaditana que el halcón de Cuenca".

Las principales acusaciones de la izquierda se dirigieron al preámbulo de la moción, que resultó aprobado con el apoyo de las minorías nacionalistas vasca y catalana. Donde los socialistas se referían a "las declaraciones de la Secretaría de Estado del Gobierno de Estados Unidos, según las cuales el Pentágono estaría ultimando planes para una posible intervención directa de tropas y fuerzas norteamericanas en varios puntos de Centroamérica y del Caribe, y de una manera especial en Nicaragua, El Salvador y Cuba", el texto aprobado por la comisión se refiere a "unas supuestas declaraciones de la Secretaría de Estado del Gobierno de Estados Unidos, según las cuales el Gobierno de dicho país, en vista de las acciones intervencionistas de ciertos países en el Caribe y en Centroamérica, no descartaría una eventual acción militar directa en la zona", así como a "la continua violación de los derechos humanos en Cuba".

Sobre la base de este preámbulo, el acuerdo a adoptar por el Congreso de los Diputados, según la propuesta aprobada ayer por la Comisión de Exteriores, consiste en manifestar la preocupación por "la potencial gravedad que la zona descrita encierra". El máximo acuerdo, con la única oposición de los dos votos comunistas, lo obtuvo el texto propuesto por los centristas, según el cual el Congreso "condena desde ahora cualquier intervención externa en la evolución interna de los países del área, sea cual sea el tipo de la intervención, su filosofía, su origen, sus medios o sus propósitos".

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