Las autoridades peruanas no sacan partido de la proclamación del estado de excepción
El estado de excepción y la suspensión de las garantías constitucionales no han alterado, al menos en apariencia la vida cotidiana de los 18 millones de peruanos, a pesar de la persistencia de los asesinatos y sabotajes perpetrados por el grupo maoísta Sendero Luminoso. Ayer, siete personas resultaron asesinadas en diversas localidades del departamento de Ayacucho. En Cangallo, una familia de cuatro personas fue víctima de un atentado, presuntamente perpetrado por el grupo terrorista Sendero Luminoso a la que los asesinos, al parecer, acusaban de ser colaboradores de la policía.
Después de haber impuesto el lunes el estado de excepción, el Gobierno dispone de la más eficaz de sus armas de represión -sí se excluye el estado de sitio previsto para caso de invasión o guerra- pero, según los medios políticos, las autoridades no saben contra quién utilizar estos poderes excepcionales.Los centenares de personas detenidas desde el lunes han venido a unirse a los centenares de detenidos con anterioridad a la proclamación del estado de excepción. Desde la aparición de la guerrilla de Sendero Luminoso, ningún detenido o inculpado ha sido juzgado y condenado.
A pesar de los 15.000 hombres de los servicios de información de las Fuerzas Armadas (SI), ningún informador ha conseguido infiltrarse en los movimientos subversivos, se ha sabido de fuente segura. "La ineficacia del SI, ése es el problema", declaró el domingo el escritor Luis Alberto Sánchez.
Para la mayor parte de los portavoces de la oposición, el eslado de excepción y la suspensión de las garantías constitucionales no. son sino intimidacioncs sin efecto sobre los guerrilleros. Muchos peruanos consideran el restablecimiento de la pena de muerte, proscrita por la Constitución, como un medio eficaz de lucha contra el terrorismo, pero haría falta un proceso de dos años para que se llegara a una decisión de esta envergadura por la vía parlamentaria.
El Parlamento estudia actualmente una ley que aumente las penas de prisión y que declare a los terroristas traidores a la patria. Según la oposición, todas estas medidas permiten en realidad al Gobierno impedir las huelgas, como la que desarrollan ahora los 45.000 empleados de los hospitales públicos.
Evocada en ciertos medios del extranjero, la eventualidad de un golpe de Estado militar se descarta en Lima. Se estima que sería imposible en un país cuyo producto interior bruto bajó 10 puntos en 12 meses y donde la inflación alcanzó el 101% en el mismo período. La moneda se devaluó un 14% en un año y un 54% de la población está en el paro o subempleada.
Por su parte, sin embargo, el movimiento Sendero Luminoso continúa desarrollando su actividad. Constituido en 1962 por un profesor de Filosofía de la universidad de Ayacucho, Abimael Guzmán, este movimiento maoísta se ha convertido en la fuerza que pone al borde del fracaso al Gobierno democrático.
Sendero Luminoso lleva una lucha a la china para la conquista del poder, es decir, partiendo de las zonas rurales en dirección a las ciudades. Esta organización, que no se beneficia de la ayuda exterior desde la muerte de Mao Zedong, no utiliza sino medios artesanales y consigue las armas y explosivos mediante ataques contra puestos de la policía y depósitos de dinamita.
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