Modest Cuixart: "Mi obra en cerámica es una incursión en la tierra y el fuego"
El pintor catalán expone sus piezas en el Museo de Arte Contemporáneo
El pintor catalán Modest Cuixart (Barcelona, 1925), que el pasado martes presentó en el Museo Español de Arte Contemporáneo de Madrid 124 obras de cerámica realizadas entre 1983 y 1985, en colaboración con el ceramista Carles Sala, señala que su lanzamiento a un oficio que desconocía con anterioridad supone "una incursión en la tierra y el fuego", cuyos resultados responden a lo que él pensaba cromáticamente. Este artista de 60 años ha huido de lo funcional para crear unas piezas imaginativas. "Se puede convertir un plato en un volcán o en una flor", dice Cuixart.
El nombre de Modest Cuixart se incluye en la lista de pintores que en torno a la revista Dau al Set iniciaron en el año 1948 el primer movimiento de vanguardia de la posguerra. Desde entonces han transcurrido muchos años, en los que el artista ha pasado por el superrealismo, la abstracción y un retorno a la figuración, siempre manteniendo un interés muy marcado por los colores, con una forma de pintar inquietante y fantasmagórica.Cuixart tiene aspecto de joven aseado que sonríe diabólicamente mientras cuenta picardías amables. Es un ampurdanés de adopción que vive en una casa modernista de Palafrugell (Gerona) -muy cerca de la que habitó el escritor Josep Plá-, rodeado de árboles y una gran jaula en la que viven 92 canarios. Esa imagen de extraversión que ofrece ahora en el hotel madrileño cambia cuando se refugia para trabajar con un horario estricto en su ordenado estudio junto al mar, en el que todo está clasificado y no hay manchas en las paredes blancas.
Desde hace años cuenta con un caballete eléctrico de su invención que sube y baja. Antes pintaba sobre mesas la parte superior de los cuadros grandes, hasta que un día resbaló y cayó de espaldas; quedó allí sin poder moverse, en el suelo, durante mucho rato. Sintió en aquella situación la presencia de la muerte, algo que le obsesiona, pero tras la pequeña agonía logró incorporarse y tomar una aspirina.
Acariciar el barro
El tratamiento de la cerámica, en el estudio que Sala tiene en La Bisbal, cerca de Palafrugell, le ha distraído en los últimos tiempos. "Ha habido dos cosas importantes para mí en esta incursión", señala Modest Cuixart, "la sensualidad y seducción de palpar y acariciar el barro, y el hecho de ver acabada una obsesión de mis primeros tiempos, el que la pintura crea relieves ficticios. Todo el mundo se imagina completa La maja desnuda, pero detrás no hay nada. Aquí, sí, lo ves y lo tocas".Cuixart nunca ha tenido la tentación de modelar una escultura. "Para un pintor", declara, "el grabado está en su mundo, y también la cerámica, porque el color, los materiales, pertenecen al mundo blando. La escultura es un mundo duro".
Para él, que con la larga experiencia de Carles Sala ha tratado la cerámica tras un estudio profundo de técnicas y colores para utilizar en el esmalte, el oficio de pintor se debe valer de un aprendizaje constante. "Dejémonos de divagaciones sobre que en el arte se puede penetrar siendo sólo un metafisico", dice, "el lenguaje tiene que estar apoyado por la técnica, y no en un sentido reaccionario, sino al servicio de lo más vanguardista".
El pintor señala, refiriéndose al "horroroso manierismo de las academias", que hay que aprender para olvidar, y cita el "ejemplo nionumental" de Antonio López, que "supera la gran técnica y todos sus tics y le introduce la magia a su pintura".
Cuixart, se siente jovencísimo. Pasó el tiempo de Dau al Set, revista que, según dice, fue desatendida por los censores porque creían que era como La Codorniz, "pero se entiende menos y están más chalados".
Asegura que tiene las mismas ansias renovadoras de entonces, a otros niveles, cuando entre él, Tàpies, Joan Pong, Joan Josep Tharrats, Joan Brossa y Arnau Puig intentaron renovar el movimiento artístico de la posguerra, "la pinturita hecha a medida del pequeño burgués", dice.
Recuerda Modest Cuixart su última conversación con Pablo Picasso, cuando éste le dijo: "Yo, de viejo, nada; en todo caso, usted tiene tiempo de ser viejo". Picasso le recomendó que no hipotecase jamás la libertad de crear, y en el empeño sigue este pintor y ahora ceramista catalán preparando lo que será una gran exposición con cuadros oníricos y a veces trágicos.
Babelia
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