Los siete cosmonautas se desintegraron al convertirse el transbordador en una bola de fuego
F. G. BASTERRA/ANTONIO CAÑO, La nave Challenger, que cumplía la misión número 25 del programa del transbordador espacial estadounidense, estalló ayer en el aire -por razones desconocidas anoche75 segundos después de su lanzamiento desde la base de cabo Cañaveral, en Florida. La maestra Christa McAuliffe, la primera civil sin cargos políticos que formaba parte de la tripulación del Challenger -anteriormente lo habían hecho dos congresistas ex militares-, murió junto a los seis cosmonautas que conducían la nave a un viaje espacial de seis días. Este accidente supone el peor desastre de la historia del programa espacial norteamericano. La tragedia acarreará, sin duda, un frenazo en la carrera espacial. La sociedad norteamericana, consternada por la tragedia, espera respuestas que expliquen un accidente que empaña uno de los mayores orgullos nacionales: la conquista del espacio. El presidente Ronald Reagan aplazó su discurso sobre el estado de la Unión, que tenía que pronunciar ayer en el Congreso, y se dirigió al país por radio y televisión para ratificar que el programa espacial norteamericano seguirá adelante, pese a la tragedia de ayer. En tono emocionado, Reagan se dirigió al país en una declaración de sólo cuatro minutos para asegurar que EE UU continuaría con el programa de lanzamientos espaciales tripulados.
El transbordador espacial porte americano Challenger se convirtió ayer, sobre el fondo azul del cielo de Florida, en una impresionante bola de fuego al estallar 700 toneladas de oxigeno e hidrógeno líquido del depósito externo de combustible. Momentos antes, el centro de Houston había ordenado al piloto de la nave, Michael Smith, que pusiera al máximo la potencia del motor. Habían trascurrido 75 segundos desde que la nave despegó con toda normalidad de Cabo Cañaveral. El lanzamiento del Challenger había sufrido cuatro aplazamientos, el último a primeras horas de ayer, debido a las fuertes heladas que habían cubierto con una capa de hielo el exterior de la nave.Cartorce horas después del lanzamiento, la agencia espacial estadounidense no había facilitado ninguna versión oficial de la causas de la tragedia. Los siete tripulantes -comandante Francis Scobee, piloto Michael Smith, especialistas Judith Resnik, Ellison Onuzuka, Ronald McNair" Gregory Jarvis, y la maestra Christa McAuliffe- son dados como desaparecidos.
La noticia del accidente circuló con una inaudita velocidad por toda la sociedad norteamericana, que vivió ayer horas dé enorme consternación por la tragedia.
Investigación oficial
El presidente Ronald Reagan, que fue informado de la tragedia por el vicepresidente George Bush y el consejero de Seguridad Nacional, John Poindexter, mientras celebraba una reunión con sus asesores en la Casa Blanca, suspendió anoche su aparición ante el Congreso para pronunciar el discurso anual sobre el estado de la Unión.
El presidente se dirigió a la nación desde su despacho Oval de la Casa Blanca, a la cinco de la tarde, hora de Washington (once de la noche hora de Madrid).
Ronald Reagan afirmó: "Como nación lloramos a estos siete héroes". Sus fotografías, entre ellas las dé las dos mujeres que han perecido en el Challenger, aparecen continuamente en las pantallas de la televisión.
El presidente, serio y emocionado, elogió el coraje de los astronautas y aseguró que "el futuro no pertenece a los débiles de corazón, sin o a los valientes", y prometió a una nación encogida por la emoción, como no había sucedido desde las grandes tragedias de los magnicidios de los Kennedy, que "habrá más transbordadores espaciales, más vuelos, más voluntarios, más tripulantes, más profesores que irán al espacio".
Ronald Reagan reafirmó su "fe en el programa espacial", ayer, cuando justamente se cumplían 19 años y un día de que tres astronautas del programa Apolo perecieran achicharrados en su cápsula cuando iban a ser lanzados, también desde cabo Cañaveral. El presidente afirmó que es un día de "luto y de recuerdo y compartimos el dolor di las familias de estos héroes, que estaban deseosos de explorar el universo y deseaban servir a todos nosotros y lo han hecho". El presidente, que habló durante cuatro minutos, se dirigió a los escolares de todo el país, que ayer siguieron muy atentos el lanzamiento del primer profesor que iba a alcanzar el espacio. A ellos les dijo que el programa espacial sólo ha cumplido 25 años y que, "aunque nos hemos acostumbrado a la idea del espacio, todavía sólo somos pioneros". Reagan explicó a la nación que lo ocurrido es parte de un "proceso de descubrimiento para extender el conocimiento de la humanidad".
El presidente elogió la dedicación y la profesionalidad de la NASA, la agencia encargada del programa espacial, y aseguró que "compartimos hoy su angustia" por lo ocurrido. Reagan cerró su breve intervención comparando a los siete astronautas desaparecidos y su completa dedicación a su tarea con la del navegante inglés sir Francis Drake, desaparecido también hace casi dos siglos frente a las costas de Panamá. "Antes las fronteras", explicó el presidente, "eran los océanos, y ahora están en el espacio".
Reagan ordenó a su vicepresidente y al director de la NASA, Bill Graham, trasladarse inmediatamente a Cabo Cañaveral para "tratar de encontrar las razones" de la tragedia.
El portavoz de la Casa Blanca, Larry Speakes, dijo que no hay prevista ninguna revisión del programa del transbordador espacial para el futuro, y que debería seguir adelante este año con las otras naves en funcionamien
to: Discovery, Atlantis y Columbia. No obstante, precisó que ahora la prioridad es averiguar las causas de la tragedia.
La catástrofe ha conmocionado a los norteamericanos, para los que la investigación espacial es uno de sus mayores orgullos nacionales, y, a buen seguro, reavivará la polémica sobre la conveniencia de un proyecto contra el que se habían levantado ya voces críticas.
El senador republicano Robert Stafford declaró ayer que está seguro de que "esto conducirá a reexaminar el programa".
Un minuto de silencio
El Congreso suspendió ayer su sesión durante dos horas al conocerse la noticia y guardó un minuto de silencio en memoria de las víctimas. El portavoz de la Casa Blanca dijo que la presencia de Christa McAuliffe a bordo del Challenger era "algo que está en todas las mentes porque era la primera maestra en el espacio, la primera civil".
McAuliffe, que daba clases de segunda enseñanza en la asignatura de Historia Social, en la localidad de Concord (New Hampshire), fue elegida el pasado mes de julio entre un grupo de más de 10.000 aspirantes. Casada con un abogado y madre de dos hijas, Christa, de 37 años de edad, había declarado después de ser elegida que sentía una gran emoción por permitírsele tener la experiencia con la que siempre había soñado: Christa iba a impartir desde la nave una clase diaria de 15 minutos sobre el espacio, que sería retransmitida a todos los colegios norteamericanos.
El accidente en el que McAuliffe perdió la vida es el segundo accidente grave sufrido por la NASA. El primero ocurrió en 1967 cuando el cohete Apolo explotó sobre la base de lanzamiento. En aquella ocasión el suceso, que costó la vida a tres astronautas, se produjo durante unos trabajos de entrenamiento en tierra, por lo que los fallecidos ayer son los primeros norteamericanos que mueren en el espacio.
Los padres de Christa, Grace y Edward, presenciaron desde Cabo Cañaveral, junto a varios alumnos de la maestra, la muerte de su hija. A las 11.39 horas (hora local), en el momento del lanzamiento, todos aplaudieron al verse alcanzada la ilusión de Christa. Inmediatamente, sin embargo, los técnicos de seguimiento de la NASA informaron que something is wrong (algo va mal), anunciando la tragedia. Los padres de la maestra se abrazaron desolados.
El país está aún sobrecogido por el impacto de la catástrofe, mientras todas las cadenas de televisión repiten las imágenes del lanzamiento, en cámara lenta, y el minuto y 15 segundos de vuelo hasta que se produjo la explosión, a nueve millas de altitud sobre el Atlántico, a unas 20 millas de la costa sureste de EE UU.
Como el 'caso Kennedy'
Reflejo de esta consternación generalizada fue el programa estrella de la cadena NBC que presenta el periodista Tom Brokaw que dedicó la totalidad de su espacio informativo de media hora al accidente, cosa que no ocurría en una cadena de televisión desde el asesinato del presidente Kennedy en noviembre de 1963. "La emoción pasará", dijo Brokaw " pero su aventura tendrá continuadores y las fronteras del espacio y de la ciencia seguirán ampliandose".
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