Los Reyes Magos, por la calle de Alcalá
Ante la emoción contenida de cientos de madrileños con la boca abierta, los Reyes Magos lograron ayer hacer un hueco en la capa de contaminación y descendieron en tres helicópteros, cedidos para la ocasión por la policía, hasta las inmediaciones de la plaza de Felipe II. Sus majestades los reyes Melchor, Gaspar y Baltasar, saludaron a los congregados, que les respondieron con vítores y peticiones diversas.
Los monarcas orientales se dirigieron a pie hasta la cercana calle de Alcalá seguidos de sus respectivos séquitos. Se acomodaron cada uno en su carroza, requeridos siempre por los niños y por algún que otro vecio que aún conserva la esperanza. Sobre las siete de la tarde, comenzó la cabalgata, que discurrió por la calle de Alcalá. Los niños saludaban a las carrozas de los magos de oriente. Los camellos, en esta ocasión, desfilaron por su cuenta.
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