El duque de Alba inicia un ciclo de conferencias sobre el romanticismo
El Romanticismo como sensibilidad está presente constantemente en la historia, aunque el romanticismo como movimiento está sujeto a una limitación temporal y de actitudes, afirmó ayer Jesús Aguirre, duque de Alba, en la primera de las conferencias del ciclo sobre Romanticismo en la actualidad, que va a desarrollarse a lo largo de los próximos meses en la sede de la Sociedad General de Autores. El académico utilizó esta distinción, diseñada por Eugenio d'Ors para referirse al Romanticismo como sensibilidad, constante en la historia de la cultura europea.
"¿Quién puede negar", se preguntaba Jesús Aguirre, "el romanticismo del Shakespeare de Romeo y Julia", como prefiere llamarla el duque de Alba. "Y ¿no es romántico Goethe en Werther, obra de su juventud, o en el primer Fausto, que ya no es de ese momento ... ?". El romanticismo como movimiento llegó muy tarde a España, tras su nacimiento en Alemania y su paso a Inglaterra, Francia e Italia. "Cuando Bécquer alcanzó el momento de sus consecuencias excelsas, en el resto de Europa el Romanticismo se había apagado", continuó. Era ya la primera época de Juan Ramón Jiménez, la misma que la de Antonio Machado. España, sin embargo, se había puesto de moda fuera como tema del Romanticismo, "y especialmente Andalucía". Una de las obras clásicas en la tradición romántica en la música, que es la ópera Carmen, de Bizet, "está basada en una obra sumamente fría de Prosper Mérimée".
'Carmen'
Jesús Aguirre desveló que en el archivo del palacio de Liria, residencia de los duques de Alba en Madrid, existen numerosas cartas de Mérimée a su gran amiga, la condesa de Montijo, ya emperatriz. En una de ellas el autor francés anuncia a la condesa que ha escrito una obra teatral con el argumento de la historia de celos, amor y muerte ocurrida en Carabanchel, que ella misma le había contado. Mérimée le explica que, sin embargo, ha situado la acción en Sevilla, en una fábrica de tabacos. La obra que así había concebido Mérimée era Carmen.
Babelia
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