La pólvora se gastó en salvas
Algunas sociedades no se resignaron a la idea de presentarse ante sus accionistas en un futuro inmediato con sus títulos valorados a los cambios mínimos del año, y esta última sesión de bolsa de la década de los ochenta ha sido como un resumen, tanto del ejercicio como del período en cuestión. La vieja y la nueva bolsa han tenido cabida en esta sesión, la primera de ellas mediante esas subidas fuera de tono al amparo de un conocimiento y dominio profundos de los mecanismos del mercado, mientras que la segunda se limitó a sufrir las consecuencias de que el mercado atraviese una situación un tanto delicada.Al final se impuso la cordura, pero ello no evitó algunas alegrías que van a figurar en las memorias y van a tener, de paso, cierta influencia en la ponderación de estos valores para el próximo ejercicio. En el sector bancario se vivió esta situación con más intensidad que en otros grupos, no tanto por la cuantía de los avances -auténtico recurso al pataleo- sino por el interés con que se sigue en las últimas semanas la evolución de los grandes.
El volumen negociado en esta sesión será importante, lo que servirá para que la CNMV constate la capacidad de maniobra que este mercado ofrece a algunas sociedades y para que se medite sobre lo acertado de acelerar algunas reformas en lo referente a la práctica cotidiana. A pesar de esos intentos, el índice general volvió a inclinarse a la baja y terminó el ejercicio en el 296.60%, sólo un 8,07% por encima del nivel de apertura.
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