'GIasnost' en Occidente
Hace un tiempo envié a su periódico una carta donde le ponía de manifiesto mi decepción por los no cambios en las democracias líderes occidentales. Me refería principalmente a la falta de glasnost y perestroika para reconocer ciertos atropellos del pasado y ponerle fin a los que se suceden hoy. No sé si por una cuestión de gusto o de forma, o tal vez por esas cosas del correo, la carta no se publicó. Hoy veo que no estoy solo en el reclamo y aprovecho la fuerza de los hechos para hacer presente mi voz de protesta. Nicaragua ayer, Panamá hoy, y el mundo continúa admirando a la democracia más grande del mundo, que paradójicamente también es la que más muertes ha causado y la que más daño ha hecho a otras democracias, claro está, infinitamente más pequeñas. Yo no sé de intereses comunes o de cuestiones de Estado, pero la postura de los socios comunitarios de España cuando la votación de condena a Estados Unidos me pareció de una hipocresía miserable. Ojalá no tengan que pasar 20 años para reconocer arbitrariedades que tanto daño están ocasionando al Tercer Mundo. Claro, que cuando escucho hoy a ciertos políticos llenarse la boca de condenas hacia la primavera de Praga o la invasión de Afganistán no me viene otro sentimiento que el de sospecha. Es el precio de ciertos actos de cobardía política.-
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