Vitali Kanevski
La 'ópera prima' de un cineasta de 55 años
No es frecuente que un director de cine realice su ópera prima a los 55 años. Pero en la trayectoria vital de Vitali Kanevski todo ha sido duro, difícil, extraño, aunque él asegure que su historia no se diferencia en exceso de la de millones de sus compatriotas soviéticos.Nacido en VIadivostok, en el extremo oriental de Siberia, supo pronto que "quería ser cineasta por encima de todo". Pero no era adicto al régimen, rechazaba que "nuestra industria humana se orientara a cultivar lo que yo llamo el nuevo cabrón fiel; por eso entré enseguida bajo sospecha. Sentí que me vigilaban atentamente y que algo me tenía que pasar". Y le pasó.
Tras ingresar en 1960 en la Escuela de Cine de Moscú, quiso hacer una película sobre la criminalidad infantil en la URSS. Le dijeron que allí no había niños delincuentes. Él insistió y quiso entrar con su cámara en las cárceles, "mejor dicho, campos de concentración". Le detuvieron. Poco después le acusaron de una violación. "Yo comprendo que tenía que pagar por algo, pero el castigo fue excesivo", dice mientras sonríe con tristeza y mueve su inseparable gorra de lana.
Lo que sucedió en los ocho años que pasó en prisión será el argumento de su próxima película, la segunda tras No te muevas, muere, resucita, que obtuvo la Cámara de Oro en Cannes y ha emocionado al público en Valladolid. En la penitenciaría se fingió loco "para descansar tres meses en un psiquiátrico". Leyó un libro sobre medicina jurídica y simuló los rasgos de la esquizofrenia. Su sorpresa fue comprobar que el libro había sido escrito por el coronel que dirigía el psiquiátrico, y que le dijo: "Lo has hecho muy bien, pero no has pensado que el libro lo escribí yo, y que sin mí no hay nada que hacer". Volvió a la cárcel.
Al cumplir la condena retornó a las penalidades diarias. Le cambiaron el final de un mediometraje, le prohibieron que volviera a rodar y se vio obligado a vivir de la caridad. "He sido de los más pobres de mi país. Durante los últimos meses del rodaje de mi película mi familia y yo subsistimos gracias a amigos que nos daban comida, dinero y ropa usada".
A la vista de todo ello, ¿qué mejor que rodar su propia biografía, sus años infantiles? Parte de ellos están en No te muevas, muere, resucita. "La idea surgió hace 30 años, pero sólo la veía clara cuando empecé a escribir el guión. Se abrió mi memoria, surgieron canciones, palabras, gentes. Llegaban a mi cabeza de madrugada, con la luz del cuarto apagada. Permanecía en la oscuridad y escribía signos en las paredes que me permitieran reconstruir todo al día siguiente. Nunca quise romper el encanto de aquellas noches oscuras".
Vitali Kanevski quiere que su historia sirva para que los niños de su país aprendan que "su vida futura depende de ellos y comprendan que infancias como la mía no son útiles para nadie". Hoy asegura que Gorbachov es "una buena señal del cielo para nosotros, un gran mártir; a veces me detengo a mirar sus ojos y creo en él; otras pienso si no estaré soñando y si todo ha sido verdad".
Enamorado de España, confiesa que aquí recibe "una gran cantidad de energía positiva", y afirma rotundamente que "aunque sólo hubiera existido Cervantes, ya estaría justificado este país, pero ya veo que hay mucho más: ¿dónde observar las cosas que estoy contemplando aquí?".
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