El caos de las ambulancias
John Major tiene un nuevo ministro tocado en su Gobierno. Tras la dimisión de David Mellor y los problemas de Norman Lamont (devaluación) y Michael Heseltine (cierre de las minas de carbón), es ahora la ministra de Sanidad, Virginia Bottomley, la que está en apuros. Bottomley implantó en septiembre un sistema informatizado para la recepción de llamadas al servicio de ambulancias de Londres para reducir costes. Pero el ordenador se averió el lunes por la noche y, en las 48 horas siguientes, hasta 20 londinenses murieron esperando una ambulancia.Bottomley ha forzado la dimisión del jefe del servicio de ambulancias de la capital, John Wilby, y ha anunciado una investigación sobre las causas del colapso informático. Pero su responsabilidad personal es difícilmente discutible, ya que fue advertida por los sindicatos de que no se debía suprimir por completo el servicio de operadoras manuales y la oposición laborista presentó hace semanas informes que demostraban la precipitación con que se había informatizado el servicio.
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